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Las claves
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Claves: la finita hucha de los inversores del Golfo, y la imperceptible diferencia de calidad de las marcas blancas y las líderes

La renuncia de Taqa a entrar en Naturgy muestra las limitaciones de los capitalistas de Oriente Próximo

CINCO DÍAS
Las Torres Conrad Abu Dabi Etihad.
Las Torres Conrad Abu Dabi Etihad.Victor Romero

Esta vez no han sido motivos políticos los que han frenado una opa sobre una energética, sino financieros: CVC, uno de los fondos propietarios de Naturgy, quería recuperar su inversión y reclamaba un precio de 27 euros por acción al oferente Taqa, grupo de Abu Dabi, que contaba con el visto bueno del Gobierno. Las negociaciones de Criteria, principal accionista de Naturgy, con Taqa, se han roto. Era un nuevo intento de CVC y GIP, otro de los fondos propietarios, por salir del capital, pero tendrán que buscar una nueva fórmula. IFM, fondo que entró más tarde, podría incrementar su participación, pero tampoco será fácil.

El carácter estratégico del sector y el papel inevitable del Estado en cualquier operación es un obstáculo para la liquidez, pero eso es algo con lo que debe contar cualquiera que entre en una eléctrica, a cambio de disfrutar de la rentabilidad inherente a la parte regulada del negocio. Taqa hizo las cosas bien, pero, aunque a veces parezca lo contrario, los inversores de Oriente Próximo no tienen una hucha infinita para pagarse caprichos.

Los centros de datos gastan mucha electricidad, aunque sea verde

Repsol sigue siendo eminentemente una empresa petrolera, pero noticias como la de que suministrará electricidad renovable a Microsoft durante 12 años ayudan, evidentemente, a trasladar una imagen más ecológica. Será para alimentar los centros de datos que abrirá la tecnológica en España. Los más cafeteros discutirán la sostenibilidad ambiental de que proliferen estas instalaciones; pero en algún sitio tendrá que alojarse la información que movemos todos mientras navegamos por internet. También los críticos, salvo quizá algún ermitaño de la red de redes que ni siquiera sepa lo que son los centros de datos.

La inflación no cede en EE UU, y sigue castigando los bolsillos de los ciudadanos

La resistencia de la economía estadounidense, como la de la europea, es engañosa: la actividad y el empleo se sostienen a costa de la pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos, sobre todo de los más pobres. De ahí que las encuestas castiguen la gestión de Joe Biden de cara a las elecciones presidenciales (como han hecho los electores con sus homólogos de la UE en los recientes comicios continentales). La inflación no cede demasiado, y por eso la Reserva Federal se resiste a bajar los tipos, aunque eso también perjudique a los que tienen hipotecas a tipo variable. Los analistas descartan ya una recesión, pero para muchos ciudadanos, lo vivido hasta ahora empieza a parecérsele en cuanto a efectos en sus economías.

La frase del día

“Si ganamos las elecciones, más de nueve de cada diez autónomos –unos cuatro millones– quedarán exentos de cotizar a la Seguridad Social. Nuestro plan a largo plazo es abolir este pago, pues es una doble imposición sobre el trabajo”

Rishi Sunak, primer ministro británico

Los usuarios no perciben que las marcas blancas sean de mucha peor calidad

El 68% de los españoles cree, según un estudio de Kantar, que las marcas blancas que compran están hechas por marcas líderes de los bienes de consumo. La realidad es que solo un 3% de los principales fabricantes hace también marcas de distribuidor. Lo cierto es que, si los consumidores no se dan cuenta de la diferencia al ingerir o usar los productos, es que la diferencia de calidad no es mucha, si la hay; y nunca hay que desdeñar el efecto placebo. De una forma u otra, la búsqueda de precios más asequibles, y el trato preferente que suelen asignar los supermercados a sus propias marcas hacen que los usuarios apuesten por ellas cada vez más, y que les preocupe cada vez menos disfrutar de una calidad, como mucho, solo un poco mayor.

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