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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El piloto que conduce Toyota con descuido

La automovilística presidida por Akio Toyoda afronta una investigación del Gobierno japonés en torno a un presunto fraude en las pruebas de seguridad

Akio Toyoda, presidente de Toyota
Akio Toyoda, presidente de Toyotajosé manuel esteban

Con una inclinación de cabeza que duró unos segundos, el lunes, Akio Toyoda (Nagoya, Japón, 1956), presidente de Toyota, pidió disculpas. Lo hizo con luz y taquígrafos, en una conferencia de prensa celebrada en Tokio, capital del país, y ante la mirada atenta de altos directivos, inversores y empleados. “Ofrezco mis más sinceras disculpas”, dijo. No era para menos.

Desde principios de año, el Gobierno japonés investiga a un grupo de fabricantes de coches nipones, entre los que se encuentra Toyota. El motivo son las fundadas sospechas que tienen las autoridades para pensar que empresas como Mazda, Honda y Suzuki y la propia Toyota han podido falsear los resultados de algunas de las pruebas de seguridad que permiten homologar sus modelos.

Algunos expertos plantean que, simplemente, lo que podría haber detrás es un intento por parte de los fabricantes japoneses de acortar los plazos para poner antes sus vehículos a la venta. Y recuerdan que, mientras que los fabricantes chinos apenas tardan un año en poder vender nuevos vehículos, el dilatado proceso de homologación japonés obliga a travesías de cinco años

A Akio Toyoda, hijo de Shoichiro Toyoda, presidente de Toyota entre 1992 y 1999, e Hiroko Mitsui, siempre le tiró más el lado lúdico del automovilismo que el negocio puro y duro. Gran aficionado a la velocidad, ha participado en varias pruebas de resistencia bajo el pseudónimo de Morizo Kinoshita. De hecho, hace un par de meses, con 67 años, el medio Motor.es pudo ver a Toyoda en el mítico circuito de Nürburgring (Alemania) conduciendo un coche de 300 CV. Para entonces, Toyota ya le había apartado como CEO, puesto que ocupó entre 2009 y 2023. Sin embargo, las pruebas supuestamente fraudulentas datan de 2014, 2015 y 2020, con Toyoda ocupando el cargo ejecutivo.

Su despedida reveló que nunca ejerció con demasiado entusiasmo: “Nunca he vivido [como CEO] un año tranquilo y en paz. No me sentí bienvenido en el puesto, y fue duro escuchar críticas a mi liderazgo. Prefería trabajar con los chicos de la fábrica en la cadena de montaje a sentarme en una oficina”, comentó Toyoda en declaraciones recogidas por la CNN.

Fue el final de un camino que arrancó con Toyoda estudiando Derecho, y no una ingeniería, en la privada Universidad Keio (Tokio), antes de obtener un máster en Finanzas en Babson College (Massachusetts, EE UU). A mediados de los ochenta entró en la empresa familiar, donde, según recuerda la propia compañía, ha ocupado puestos en todas las fases de las operaciones automovilísticas: producción, marketing y desarrollo de productos, tanto en Japón como en el extranjero.

Fuera del país nipón, Toyoda fue nombrado en 1998 vicepresidente ejecutivo y miembro del consejo de New United Motor Manufacturing, la empresa conjunta de producción de Toyota con General Motors en California. En enero de 2000 regresó a Japón, y en junio fue nombrado consejero de Toyota.

Como tal, demostró su buen instinto comercial entrando antes que nadie en el mundo del comercio electrónico. Suya fue la idea de crear Gazoo.com, una web que contiene decenas de tiendas virtuales de bienes y servicios de consumo y que también ofrece información sobre vehículos nuevos y usados. También supervisó durante este tiempo las operaciones nacionales de marketing, las operaciones en América y la gestión de la producción. En junio de 2001, pasó a ser director de operaciones en China, y en 2005 se hizo ya cargo de toda Asia, Oceanía y Oriente Próximo.

Pero su sólida trayectoria no permite olvidar que Akio Toyoda es el nieto del mismísimo Kiichiro Toyoda, el fundador de Toyota Motor Corporation, un humilde taller de coches para el que Kiichiro cambió ligeramente el apellido familiar. El motivo es que Toyota en japonés se escribe con ocho caracteres, el número de la suerte en la cultura nipona. Fue su única concesión a la cábala. Kiichiro fue uno de los autores del archiconocido sistema de producción de Toyota, una manera de trabajar basada en generar los productos de la mayor calidad y con el menor coste posible.

Para eso, la fábrica debe funcionar como un reloj a la hora de pedir solo las piezas correctas en el momento exacto y en la cantidad precisa, para producir coches a una velocidad sincronizada y constante. Toyota es lo que es por exigirse la perfección permanente, las antípodas de trampear unas pruebas de seguridad. Los resultados le dan la razón: en 2023, la empresa retuvo el cetro de fabricante que más coches vende en el mundo, con 11,26 millones de unidades comercializadas, una facturación de 270.000 millones de euros y un beneficio neto de casi 28.000 millones.

Ver a Toyota envuelta en presuntos manejos en torno a la seguridad es algo más que una grave mancha en su expediente: es casi contracultural. Faltan apenas un par de semanas para que se celebre la junta anual de la compañía, y ya hay analistas recomendando que no se reelija a Toyoda como presidente. Pesa sobre él la sospecha de haber convertido Toyota en una empresa descuidada, lo contrario de lo que soñó su abuelo.

Cómo empezó todo

La saga de empresarios de los Toyoda empezó con el bisabuelo de Akio, Sakichi Toyoda, que fundó Toyoda Automatic Loom Works, manufacturera que cobró gran importancia a comienzos del siglo XX. Está considerado el padre de la revolución industrial japonesa.

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