El papel (y los problemas) de la contabilidad para evaluar el rendimiento de las inversiones
No es una herramienta perfecta, pero sí dinámica, resiliente y el mejor mecanismo que tenemos para analizar los resultados de las empresas
El contexto económico de los últimos años ha provocado acentuadas mellas en la cuenta de pérdidas y ganancias de la gran mayoría de empresas, lo que no hace sino ralentizar el crecimiento económico al reducir el nivel de inversión privada. No obstante, la contabilidad demuestra que en el ejercicio 2022 ha tenido lugar una notable mejora de los resultados, llegándose a superar las cifras de años previos al estallido del Covid-19. Por ejemplo, el beneficio neto medio de las empresas del Ibex 35 ha crecido un 14,82% entre 2017 y 2022, y un 63,51% desde 2020 (es decir, desde el inicio de la pandemia) a pesar de las presiones del entorno económico actual sobre la cuenta de resultados (aumento de la inflación, coyuntura de los tipos de interés, escasez de materias primas, guerra de Ucrania, etc.). Este hito ha sido fundamental para que las entidades hayan incrementado su nivel de inversión a través de diversas vías.
Las alternativas de inversión disponibles para las empresas pueden ir encaminadas a incrementar su capacidad productiva (por ejemplo, abrir una nueva tienda) o simplemente su resultado financiero (por ejemplo, comprar deuda para cobrar intereses). La contabilidad juega un papel clave para determinar el rendimiento efectivo de este tipo de inversiones, y a pesar de que la regulación contable es homogénea para las entidades cotizadas de la Unión Europea, se dan lagunas en determinadas operaciones de inversión que pueden derivar en que dos sociedades obtengan resultados distintos ante una misma operación. Esto rompe una de las características básicas de la información financiera: la comparabilidad entre empresas, lo cual lleva a preguntarnos: ¿es la contabilidad una herramienta perfecta?
Más concretamente, uno de estos problemas se presenta cuando una entidad invierte en acciones de otra empresa. Las normas contables requieren un tratamiento especial cuando una entidad tiene entre el 20% y el 50% del capital de otra, ya que presume que existe influencia significativa. Este mismo tratamiento contable, llamado método de la participación, también ocurre cuando una entidad tiene un negocio conjunto (o joint venture) con otra/s sociedad/es, y presenta algunos problemas que se exponen a continuación.
Existen determinados sectores —como el de infraestructuras— que con el objetivo de expandir su negocio internacionalmente han de aliarse con socios locales, bien sea por el conocimiento del mercado o por imperativo legal. En otras ocasiones, la alianza viene motivada por los altos costes de entrada en un determinado sector. En cualquier caso, dichos acuerdos normalmente se materializan en forma de joint venture, lo que supone aplicar el método de la participación.
No obstante, este método no se limita al sector de infraestructuras, ya que todas las entidades que componen el Ibex 35, exceptuando cuatro, tienen inversiones sobre las que lo aplican. Así, su rentabilidad media agregada entre 2018 y 2022 alcanza el 5,65%, muy por encima del marco estructural de tipos de interés vigente durante el mismo periodo.
Más concretamente, para las mismas fechas, el 8,15% del resultado neto de las empresas del Ibex viene explicado por las inversiones contabilizadas mediante el método de la participación, cobrando especial relevancia para entidades como Acciona Energía (30,32%) o Ferrovial (68,19%), e incluso superando el 100% para Sacyr (130,67%) o Grifols (457,82%). Esto significa que el resultado que generan estas inversiones es muy superior al beneficio neto que reportan.
Con todo, parece evidente que el método de la participación es un tratamiento contable que tiene un impacto razonablemente significativo, lo que agrava que existan lagunas contables en su aplicación.
El regulador encargado de emitir las normas internacionales de contabilidad, el IASB (International Accounting Standard Board), es consciente de los problemas a los que se enfrentan las empresas en la aplicación del método de la participación. Por ello, actualmente está desarrollando un proyecto de modificación de norma para paliar las lagunas regulatorias y mejorar la calidad de la información financiera.
Los problemas al aplicar el método de la participación son de diversa índole, siendo uno de los más comunes cómo valorar las acciones ante una venta.
Por ejemplo, supóngase que una entidad compra el 35% del capital de otra por 2.000 euros, por lo que aplica el método de la participación. Posteriormente, compra un 10% adicional por 700 euros y, tiempo después, vende el 20% por 1.250 euros, de tal forma que mantiene un 25%. Las acciones son títulos homogéneos e intercambiables entre sí, por lo que cabe preguntarse: ¿qué acciones está vendiendo? ¿las de la primera compra? ¿las de la segunda compra y una parte de la primera? ¿o ambas a la vez de forma proporcional?
A) En caso de que se asuma que se están vendiendo las acciones de la primera compra, la entidad registraría un beneficio de 1.143 euros.
B) Si se entiende que se vende íntegramente la segunda compra y parte de la primera, se obtiene una pérdida de 21 euros.
C) Si se asume que se están vendiendo acciones de ambas compras de manera proporcional, entonces se reconocería un beneficio de 50 euros.
Como se puede observar, el resultado varía significativamente en función del método de valoración elegido, pudiendo llegar a reconocerse en unos casos beneficios y en otros, pérdidas. Ante esta situación, el regulador ha propuesto como solución la alternativa C anterior, es decir, hacer una media ponderada de ambas compras para determinar el resultado de la venta.
Como se ha anticipado, resulta evidente concluir que el método de la participación supone, para algunas empresas, un grueso importante de su resultado neto, por lo que es menester solventar las lagunas contables que existen en su aplicación.
No obstante, la conclusión más relevante es la importancia que cobran las normas contables, ya que como se ha demostrado, la ambigüedad en su aplicación puede dar lugar a resultados opuestos ante una misma operación, lo que puede tener impacto directo en los mercados de capitales.
Con todo, está claro que la contabilidad no es perfecta, pero sí dinámica, resiliente y, sin duda, la mejor herramienta que tenemos para evaluar el rendimiento de las empresas.
Alejandro García Puente es ganador del Premio Internacional AECA de Artículos 2023 (Asociación Española de Contabilidad y Administración de Empresas)
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