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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Suiza lleva los cocos hasta el punto de inviabilidad

El fiasco también ha provocado que los inversores se den cuenta de lo fácil que es perder dinero con estos bonos.

Una vista general de las sedes de Credit Suisse (derecha), y de UBS (izquierda), en la Paradeplatz de Zurich.
Una vista general de las sedes de Credit Suisse (derecha), y de UBS (izquierda), en la Paradeplatz de Zurich.MICHAEL BUHOLZER (EFE)

Suiza está llevando una innovación clave del capital bancario al borde de la inviabilidad. Los tenedores de 17.000 millones de dólares de deuda convertible contingente de Credit Suisse perderán toda su inversión a pesar de que los accionistas recuperarán 3.200 millones de dólares en un rescate cortesía de UBS. Los llamados cocos florecieron después de la última crisis, pero ahora parecen más arriesgados que la renta variable bancaria. Las repercusiones harán que sean menos atractivos para los bancos y los inversores.

Parece que los reguladores suizos no se han guiado por el sentido común. Al igual que muchas entidades crediticias, Credit Suisse había emitido una gran cantidad de valores que pueden amortizarse antes de que un banco quiebre. Por lo general, los inversores han otorgado a estos bonos “de nivel 1 adicional” (AT1) unos valores más cercanos a la deuda que al capital, lo que ha permitido a los bancos recaudar unos 250.000 millones de dólares de capital barato y reconstruir los colchones de capital después de la crisis financiera de 2008.

Sin embargo, en la fusión de UBS con Credit Suisse, la valoración de estos bonos parece que es inferior al capital. Los accionistas recibirán acciones de UBS por valor de 0,76 francos suizos por acción, un 40% por encima de los precios del viernes, mientras que los bonos cocos han sido eliminados. Esa no es la forma en que se supone que deben suceder las cosas, pero no resulta claro que a los tenedores de bonos les queden muchas más opciones. Algunos de los bonos de Credit Suisse anuncian que pueden amortizarse claramente antes que el capital si el banco sufre un “incidente de viabilidad”, como la necesidad de fondos del Gobierno.

El fiasco también ha provocado que los inversores se den cuenta de lo fácil que es perder dinero con estos bonos. A los inversores les puede consolar el hecho de que en general es necesario que los niveles de capital disminuyan mucho para ejecutar los cocos. En el caso de Credit Suisse, los bonos podrían amortizarse si su ratio de capital ordinario de nivel 1 cayera por debajo del 7%, lo que implicaría unas pérdidas del 7% de los activos ponderados por riesgo. El regulador suizo FINMA y el Banco Nacional Suizo incluso elogiaron la fortaleza financiera del banco la semana pasada. Sin embargo, en una crisis de liquidez, las autoridades pueden decidir que el llamado punto de inviabilidad, o PONV por sus siglas en inglés, se ha superado incluso para las entidades crediticias bien capitalizadas.

Otros reguladores podrían adoptar un enfoque diferente. La directiva europea de recuperación y resolución bancaria explica claramente que las acciones ordinarias deberían situarse por debajo de la deuda híbrida, un hecho que el Banco Central Europeo se apresuró a reafirmar el lunes. Aun así, la conclusión para los inversores es que las quiebras bancarias pueden ser repentinas y pueden depender de los caprichos de los reguladores, lo que hace que los bonos híbridos sean difíciles de analizar.

Esos riesgos se pasaron por alto en la época de los tipos bajos. A lo largo de los últimos cinco años, los bonos convertibles contingentes bancarios han ofrecido una prima adicional de alrededor de 380 puntos básicos en comparación con los tipos sin riesgo, menos que la deuda corporativa de alta rentabilidad, según los índices ICE Bank of America. Esa prima podría aumentar ahora drásticamente, haciendo que los cocos sean caros en comparación con las acciones ordinarias. El hecho de que los precios de los bonos convertibles contingentes europeos cayeran un 10% globalmente el lunes da a entender que los inversores podrían dar la espalda a estos instrumentos, incluso si no dependen de los caprichos del regulador suizo. La consecuencia final podría ser un mercado más pequeño, si es que sobrevive.

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