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El BCE está listo para una primera rebaja de tipos pero sin renunciar aún a la mano dura

Se espera que el Consejo de Gobierno decida mañana el primer recorte del precio del dinero en ocho años, por 25 puntos básicos. Podría ser una medida limitada, a la espera de más certezas sobre el descenso de la inflación

BCE tipos de interés
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, en rueda de prensa el pasado 11 de abril.Kai Pfaffenbach (REUTERS)
Nuria Salobral

El BCE parece tener muy claro lo que va a decidir en la reunión de mañana en Fráncfort, aunque todo volverán a ser dudas a partir de ese día. El Consejo de Gobierno de la institución está preparado para rebajar los tipos de interés en 25 puntos básicos, hasta el 4,25%, en el que será el primer recorte en ocho años. Va a ser el inicio para el esperado cambio de rumbo en el precio del dinero después del aumento histórico emprendido en 2022. Nunca hasta entonces el BCE elevó tanto ni en tan poco tiempo los tipos de interés: del cero al 4,5% en poco más de un año.

El banco central no ha tenido hasta ahora la certeza de que puede por fin empezar a abrir un poco la mano en su lucha por contener la inflación. Aunque será solo un poco: la inflación no da aún muestras suficientes de que se pueda emprender una senda continuada y previsible de recortes de tipos y el BCE se andará con mucho cuidado de anticipar cuál, y cuándo, será su próximo movimiento. Aun así, la reciente expectativa de que la Fed podría bajar tipos en septiembre, que lleva dos días favoreciendo el descenso de la rentabilidad de los bonos, da más opciones a una nueva rebaja del precio del dinero en la zona euro dentro de tres meses.

Las decisiones que tome el banco central más poderoso del mundo son un referente inevitable, a su pesar, para el BCE, que siempre insiste en reivindicar la independencia de sus decisiones frente a las de Jerome Powell. Y la debilidad mostrada por el ISM manufacturero estadounidense en mayo conocido este lunes, junto a un menor crecimiento de los precios, han dado indicios de que la economía de EE UU se estaría ralentizando más de lo esperado, lo que podría llevar a la Fed a rebajar tipos antes de lo previsto. Así lo han interpretado los bonos soberanos, que suman dos jornadas de descensos en sus rentabilidades. El bono alemán ha descendido del 2,66% del viernes al 2,53% de este martes; el español, del 3,39% al 3,27% y el estadounidense, del 4,5% al 4,3%. El mercado ahora da un 60% de probabilidades a que la Fed recortes tipos en septiembre, frente al 45% de la semana pasada.

La rebaja de tipos de este 6 de junio en la zona euro sí está ampliamente descontada. Así lo ha ido anticipando el euríbor hipotecario, que con el dato de mayo permitirá la mayor rebaja en los créditos para comprar vivienda en tres años. Los miembros del Consejo de Gobierno del BCE ya se han encargado de ir radiando la que será previsiblemente su decisión. Christine Lagarde, presidenta del organismo, ya apuntó en mayo a propósito de ese recorte que “si los datos que recibimos refuerzan el nivel de confianza que tenemos ahora, hay una gran probabilidad”. El vicepresidente Luis de Guindos añadía pocos días después que “estamos adoptando un enfoque prudente, lo que favorecería una reducción de 25 puntos básicos”. Y Philip Lane, economista jefe del BCE y encargado de argumentar ante el Consejo de Gobierno de la institución los motivos para la toma de decisiones, confirmó la semana pasada que el momento para bajar tipos había llegado.

Lane también avanzó, sin embargo, el que será a partir de ahora el gran dilema para el BCE: a qué ritmo continuar bajando los tipos después de abrir la lata de los recortes, una vez que la perspectiva es de una inflación en descenso. “A menos que llegue una sorpresa, el debate de este año consiste en seguir siendo restrictivo. Pero el nivel exacto de restricción necesario dependerá de los datos”, explicaba Lane la semana pasada. Esa dependencia de los datos que estén por llegar y la cautela sobre los próximos pasos es de hecho lo que se espera del mensaje que lance Lagarde mañana. No se prevé que el BCE hable de normalización en los tipos de interés, cuando la realidad es que no está nada claro cuál será el siguiente paso.

Poca visibilidad a partir de junio

Las previsiones que maneja el mercado para los tipos de interés este año son muestra de la falta de visibilidad más allá de junio. Las probabilidades que dan los inversores a un recorte en junio sí son rotundas, del 98% para la cita de mañana, pero caen en picado al 12,5% para la reunión de julio y al 60% para septiembre, frente al 76% de opciones de rebaja que se manejaban hace un mes. “Está casi garantizado un recorte de tipos por parte del BCE este jueves. Creemos que la inflación de los servicios y el crecimiento de los salarios siguen siendo demasiado elevados para que se produzcan recortes consecutivos en junio y julio, por lo que podría tratarse de un recorte de línea dura”, señala Felix Feather, economista de abrdn. Es decir, un recorte puntual que no abriera necesariamente la puerta a próximos descensos.

El BCE mira de reojo a la Fed, que podría decidir un recorte de tipos en septiembre. Los inversores lo esperan sin excesiva convicción, dan un 60% de probabilidades a esa rebaja y una parte del mercado incluso llega a poner en duda que la Reserva Federal vaya a bajar el precio del dinero este año. Pero si la Fed finalmente no mueve ficha en septiembre, las opciones para un recorte de tipos del BCE ese mes se complican: el euro podría debilitarse en exceso y reactivar las presiones inflacionistas. Las importaciones, en especial de las materias primas, resultarían más costosas con un euro débil. Según apunta Sylvain Broyer, economista jefe para Europa de S&P, “parece poco probable que el BCE aplique más de dos recortes de tipos en solitario antes de que la Fed comience este año. Además, se espera que las reducciones de tipos de la Fed persistan hasta 2026, mucho después de que el BCE concluya sus recortes”.

En cualquier caso, y con independencia de la Fed, el BCE afronta sus propios retos. La inflación de la zona euro queda lejos de los máximos históricos del 10,6% de octubre de 2022 pero en mayo volvió a sorprender al alza con un aumento interanual de los precios del 2,6%, mayor al esperado, y con la tasa subyacente en el 2,9%. Los precios del sector servicios fueron de nuevo los más inflacionistas, con un alza del 4,1% en mayo tras el 3,7% de abril. “Para los próximos meses, esperamos un movimiento lateral de la tasa de inflación, frenando así la tendencia desinflacionista de los últimos meses”, augura Ulrike Kastens, economista para Europa de DWS.

Reflejo de esa inflación que no termina de dar señales definitivas de rendición, los salarios se aceleraron en la zona euro en el primer trimestre del año con un incremento del 4,7%, desde el 4,5% del cuarto trimestre del año pasado. “La reciente fortaleza del crecimiento de los costes laborales podría significar que la inflación de los servicios se fortalece, dejando al BCE a la espera durante un tiempo tras el recorte inicial”, añaden en abrdn. El BCE sí confía en que las presiones salariales se desacelerarán a lo largo de 2024 pero, una vez más, su evolución va a ser un indicador clave para fijar la velocidad del descenso de tipos en la zona euro.

Para Goldman Sachs, Lagarde insistirá mañana en dar un mensaje de ir reunión a reunión en la toma de decisiones sobre los tipos. Septiembre, y no julio -cuando aún se dispondrá de escasos nuevos datos- será previsiblemente el momento de volver a comprobar si la inflación continúa en proceso de descenso hasta el 2% del mandato del BCE. El presidente del Bundesbank alemán Joachim Nagel ya ha avanzado que si el BCE baja las tasas en junio, “tendrá que esperar quizá hasta septiembre” para volver a hacerlo. Y Robert Holzmann, gobernador del Banco Nacional de Austria y conocido halcón del BCE, ya ha advertido que está “dispuesto a apoyar un recorte”, pero no respaldará otros si no están justificados. Más allá de la rebaja de junio, una vez más el debate está servido.

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Sobre la firma

Nuria Salobral
Es jefa de la sección de Inversión en el fin de semana y redactora especializada en temas financieros y política monetaria. Trabaja en Cinco Días desde 2006, donde ha cubierto la quiebra de Lehman Brothers, el rescate a la banca española o las decisiones del BCE. Nacida en Madrid, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.
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