El BCE ya sabe que los salarios crecen con fuerza pero el mercado mantiene firme su apuesta de recorte de tipos en junio
Los salarios aceleran al 4,7% en el primer trimestre en la zona euro pero el BCE asegura que las presiones salariales descenderán este año y que con los indicadores de que dispone a día de hoy, ya han disminuido frente a 2023
El BCE ha estado dando largas sobre el momento de rebajar los tipos de interés en las dos últimas reuniones de su Consejo de Gobierno. En la del pasado abril ya comenzó a preparar el terreno para recortarlos en junio, con el argumento de que será entonces cuando dispondrá de la información necesaria para tomar la decisión. Y uno de los indicadores que más espera, y a los que más ha aludido el banco central a la hora de calibrar si se está encauzando la inflación o no, se ha conocido hoy. Los salarios han crecido en la zona euro en el primer trimestre el 4,7% en tasa interanual, acelerándose desde el 4,5% del cuarto trimestre del año pasado. El dato muestra que la batalla por la inflación no está ganada y desmonta la previsión de los analistas que apuntaban a un descenso o al menos una estabilización. El BCE precisa sin embargo, para alivio de los inversores, que “las presiones salariales se desacelerarán en 2024″ y añade que con la información disponible de cara a la reunión que mantendrá en junio, los datos apuntan a un descenso desde finales de 2023. El dato sí pone en cuestión en todo caso la continuidad de los recortes de tipos del BCE tras la rebaja de junio.
Christine Lagarde, presidenta del BCE, se apuntó meses atrás que en junio habría muchos más elementos a propósito de la inflación para poder decidir un recorte de tipos. Era su respuesta habitual a la pregunta de por qué no bajarlos en abril, un recorte que ya defendieron algunos miembros del Consejo de Gobierno en la reunión de ese mes. Y el BCE ya conoce uno de los indicadores clave, la evolución de los salarios en la zona euro en el primer trimestre: han mostrado un ascenso al 4,7% en tasa interanual frente al 4,5% de diciembre.
Se trata de una aceleración que el propio BCE ha salido a matizar. El indicador no iría a modificar el plan que el banco central ha ido telegrafiando al mercado de recortar tipos en junio, aunque no esté clara la senda de recortes de después. “En general, se espera que el crecimiento de los salarios negociados siga siendo elevado en 2024″, reconoce el BCE en un blog publicado hoy mismo en el que contextualiza el dato. Ese crecimiento “refleja el proceso de ajuste plurianual de los salarios”, resultado de la intensa subida de la inflación. Sin embargo, añade el BCE, “parece que las presiones salariales se desacelerarán en 2024. Los datos del seguimiento salarial del BCE correspondientes a los primeros meses del año, cuando tienen lugar la mayoría de los acuerdos, indican que las presiones salariales negociadas se están moderando. Esto se ve respaldado por otros indicadores de las presiones salariales en la zona del euro”.
De acuerdo a la información adicional que maneja el BCE, su previsión es que el crecimiento salarial de todos los convenios activos crezca de media en 2024 el 4,1%. El banco central explica que el Consejo de Gobierno del BCE contará con esa información adicional en la reunión del próximo 6 de junio, en la que se espera un recorte de tipos. Y concluye que “en general, los datos entrantes sugieren que las presiones salariales derivadas de los convenios colectivos han disminuido en la zona del euro desde finales de 2023″.
El alza salarial en el primer trimestre ha sido especialmente notable en Alemania, con un incremento del 6,2%, si bien el presidente del Bundesbank, Joaquim Nagel, se ha mostrado confiado en que irán descendiendo, con un crecimiento “moderado a la vista de que la inflación continúa en retroceso”.
Los salarios han sido uno de los aspectos a los que más atención ha prestado el BCE en su análisis de la inflación. Mientras ha ido descendiendo el precio de la energía, la inflación relacionada con los servicios aún mantenía su fortaleza. “Las presiones inflacionistas internas son intensas y mantienen la inflación de los precios de los servicios en niveles elevados”, aseguró Lagarde tras el Consejo de Gobierno de abril. El BCE ya ha ido advirtiendo de que el descenso de la inflación podía ser “lento, incierto y accidentado”, como recogían las actas de la reunión de abril. Y el dato de crecimiento de los salarios prueba que persisten ciertas tensiones inflacionistas.
El dato recoge el resultado de las negociaciones salariales que se realizan habitualmente en los primeros meses del año, en que se actualizan las nóminas y que a menudo recogen el incremento del coste de la vida. Se trata de una actualización salarial respecto a datos de inflación de meses atrás, por lo que numerosos expertos apuntan que no son un indicador muy determinante sobre la evolución esperada de los precios.
El incremento de los salarios está bastante por encima del 3% que el BCE consideraría alineado con el objetivo global de estabilidad de precios del 2%. Aun así, el mercado apenas ha reaccionado y mantiene firme su apuesta de recorte de tipos en junio, ya ampliamente descontado. Mucho más incierta es la senda posterior: los futuros solo dan un 15% de probabilidades a un nuevo recorte de tipos en julio y un 64% de opciones a una rebaja en septiembre. Isabel Schnabel, miembro del comité ejecutivo del BCE, señaló la semana pasada que no parece justificado un segundo recorte de tipos en julio.
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