Cambio de rumbo en la renta fija: qué hacer ahora con el ahorro más conservador
El drástico ajuste de expectativas de recorte de tipos en EE UU deja pérdidas en los bonos a largo plazo. La caída de precios ofrece ahora una buena opción de compra de deuda de más duración pero monetarios y fondos de rentabilidad objetivo brindan refugio ante la volatilidad
El mercado de renta fija se ha dado la vuelta como un calcetín en poco más de tres meses. El año comenzó con la perspectiva de que la renta fija iba a ser activo estrella sin discusión: los inversores iban a disfrutar de una plusvalía creciente gracias a una sucesión de rebajas de tipos que no se ponían en cuestión. Nadie hacía caso entonces a los machacones discursos de los bancos centrales, que insistían en recordar que la inflación aún no estaba bajo control y que las rebajas de tipos exigían también grandes dosis de prudencia antes de dar por muerta definitivamente a la espiral de precios.
A los pocos días de comenzar el segundo trimestre, las tornas han cambiado de forma radical. Hasta el punto de que los inversores han comenzado a sopesar que el primer recorte de tipos por parte de la Reserva Federal llegará probablemente en septiembre, si no se hace de rogar hasta final de año. No faltan incluso las apuestas, minoritarias pero impensables hace solo unos días, por un alza adicional de tipos en EE UU con la que embridar la inflación de una vez por todas. En definitiva, los precios están descendiendo con lentitud en la mayor economía del mundo, lo que ha enfriado hasta casi la congelación las expectativas de rebajas de tipos en EE UU y condicionado de forma inevitable la hoja de ruta que anticipó el mercado también para el BCE. Su presidenta, Christine Lagarde, reforzó este jueves la idea de un primer recorte del precio del dinero en junio, pero sin comprometerse a una senda posterior de recortes.
El panorama para las bajadas de tipos ha oscilado casi como un péndulo y ya deja pérdidas en lo que va de año en numerosos fondos de renta fija, los mismos que habían comenzado el año con una optimista expectativa de rentabilidad. El fondo CaixaBank Master Renta Fija Deuda Pública 3-10, el mayor de España en su categoría y el que más dinero captó en 2023, se deja en lo que va de año el 0,8%. Y el conjunto de fondos de renta fija a largo plazo solo gana de media en lo que va de año el 0,19%, con datos de Inverco a cierre de marzo. Un balance que previsiblemente ha menguado en abril con la publicación de nuevos indicadores económicos en EE UU –en especial una inflación en marzo superior a lo esperado– que apuntan a que la Fed retrasará el recorte de tipos aún por más tiempo.
A nivel global, el Global Aggregate Index de renta fija, un índice de Bloomberg que engloba diversos activos de deuda de grado de inversión tanto soberana como corporativa, ya pierde en el año el 4,2%. ¿Qué esperar entonces de la inversión en renta fija, que acapara mes a mes las suscripciones de fondos en el mercado español? ¿Hay que seguir confiando en la plusvalía que traerán las rebajas de tipos o es mejor seguir aparcando el ahorro en los activos a más corto plazo, como los fondos monetarios o las letras?
Seguir a la espera del recorte
Para Cristina Gavín, jefa de renta fija y gestora de fondos de Ibercaja Gestión, la sensación es de volver a la casilla de salida. La de regresar al punto inicial en que los recortes de tipos aún están por llegar, ahora con una expectativa mucho más prudente. “Los recortes de tipos se anticiparon con gran velocidad e intensidad a finales de 2023 y ha sorprendido la resistencia del crecimiento”, explica. Ante las nuevas caídas de precios de los bonos –en paralelo al alza de su rentabilidad– en la gestora están aprovechando para reforzar posiciones en plazos a tres y cinco años, donde vuelve a surgir margen de ganancia. A ello se suma una remuneración por el pago de cupón anual que ya es indiscutiblemente más alta que en los largos años de tipos cero y que al menos compensa por una potencial pérdida de valor del activo. “Estamos alargando duración en las carteras, aunque sin perder de vista que en los plazos más largos hay más volatilidad. Y para el inversor más conservador, los plazos cortos son sin duda atractivos”, añade Gavín.
A la vista de que las rebajas de tipos se retrasan –sobre todo en EE UU, epicentro del mercado de deuda–, el dinero está volviendo a buscar rentabilidad en los plazos más cortos. Los grandes triunfadores del momento son los fondos monetarios, que están registrando fuertes entradas de dinero y que en el primer trimestre han rentado de media en España el 0,88%. “Una visión cortoplacista para la inversión no es aconsejable pero para el dinero que no se quiere invertir a medio o largo plazo, los monetarios tienen todo el sentido. Pueden llegar a ofrecer el 3,5% anual”, defiende Kevin Koh Maier, director de inversiones de Finizens.
Monetarios y también Bolsa
Esta gestora automatizada de inversiones (robo advisor), especializada en carteras de fondos indexados, ha puesto el foco en los monetarios como alternativa para los ahorradores descontentos con la remuneración de las cuentas corrientes o los depósitos y como opción para las empresas que buscan rentabilizar su tesorería. Kevin Koh Maier apunta además una tendencia que ilustra de forma reveladora el momento por el que atraviesa el mercado: los productos más demandados en Finizens son ahora los monetarios y las carteras cien por cien de renta variable. Los dos extremos de los activos de riesgo. Así, ante la incertidumbre de no saber cuándo y con qué intensidad comenzará la senda de recortes de tipos, el inversor prefiere ir a la rentabilidad cierta del corto plazo en la deuda o a las ganancias que suma casi sin descanso la Bolsa. “No se aprecian riesgos que vayan a ser capaces de descabalgar a la renta variable de su buen momento. La Bolsa está encontrando razones para las subidas tanto si suben los tipos como si no”, señala Borja Gómez, director de análisis de Dunas Capital.
Según recuerda Francisco Retamar, director ejecutivo responsable del negocio de soluciones de liquidez en Europa Continental de Goldman Sachs Asset Management, el flujo hacia los monetarios aumenta significativamente en momentos de volatilidad. “Los niveles de efectivo seguirán siendo elevados en 2024. La mayor parte del efectivo es liquidez básica y no una asignación táctica. Es probable que este año sea otro año de crecimiento de activos para los fondos monetarios, ya que tienden a seguir siendo atractivos durante los ciclos de recorte de tipos”, explica. Es más, confía en que “los rendimientos de los fondos monetarios vayan por detrás de los cambios en los tipos de interés oficiales de las principales economías”. Es decir, que mantengan un tiempo sus rentabilidades antes de ajustarlas a la baja por las rebajas de tipos.
David Ardura, director de inversiones de Finaccess Value, explica que está reforzando ahora posiciones en deuda a más largo plazo, aprovechando las caídas de precios. Y recuerda que a finales de 2023 ya redujeron posiciones en plazos largos ante la intensidad con que se descontaban por entonces los recortes de tipos. “Aquello fue un sinsentido”, defiende. El pronóstico era que la Fed dejaría a final de 2024 el precio del dinero en el 3,75%, desde la banda del 5,25%-5,5% actual.
Rentabilidad objetivo
Los monetarios han cobrado protagonismo gracias a la rentabilidad que aseguran los plazos cortos y son junto a las letras del Tesoro y los fondos de rentabilidad objetivo las opciones más comunes para el pequeño ahorrador. Con el vuelco en las expectativas sobre los recortes, “es lógico que la banca reactive la oferta de los fondos de rentabilidad objetivo antes de que baje tipos el BCE”, apunta Ardura. Este tipo de fondos augura una rentabilidad concreta para el cliente, no garantizada, que se obtendrá con el cupón de los bonos en los que se invierte, menos la comisión del vehículo. Protegen al ahorrador de la volatilidad del mercado, como ha sido el caso en las últimas semanas, pero también le dejan al margen de la ganancia potencial que pueda arrojar la renta fija. Aun así, en un momento en que conviene amarrar rentabilidades a medio plazo antes de que los tipos bajen –aunque sea menos de lo previsto–, la banca reactiva el atractivo de este tipo de fondos.
Este mismo jueves, coincidiendo con la reunión del BCE, Santander y Sabadell comunicaron a la CNMV mejoras en la remuneración de sus fondos de rentabilidad objetivo. El Santander Objetivo 9M-25 ha elevado su rentabilidad TAE no garantizada del 2,51% al 2,65% y el Sabadell Horizonte 11 2026 ha mejorado su rentabilidad estimada al 2,5% TAE. La duración de estos fondos es a más plazo que la de las letras del Tesoro, que siguen siendo estrellas del ahorro conservador con rentabilidades del 3,45% a un año según la subasta de esta semana, un poco inferior a la de marzo.
La resaca de la publicación del dato de IPC en EE UU ha llevado a la rentabilidad de los bonos a nuevos máximos anuales esta semana, con el de EE UU a una década en el 4,5%. Está lejos del 5% que rozó en octubre de 2023 y para Cristina Gavín, los niveles de estos días podrían haber alcanzado techo. “Cuando el bund toca el 2,4% entran compradores, es difícil que vaya más allá”, estima. Para Citi es momento incluso de pasar de los monetarios a fondos de mayor duración. “A mayor duración en los fondos, mayor sensibilidad de la cartera a bajadas de tipos y mayor beneficio para los clientes”, asegura Óscar Carmona, asesor de inversiones de Citi Banca Privada. Ya solo falta que esa esperanza de recortes en el precio del dinero se cumpla.
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