Ebury, controlada por Santander, fía su salida a Bolsa al recorte de tipos
La ‘fintech’ especializada en cambio de divisas acelera para montar la estructura de empresa cotizada con la intención de obtener una valoración superior a los 2.000 millones
Ebury, la fintech especializada en pagos internacionales y cambio de divisas controlada por Santander, aguarda la bajada de tipos para salir a Bolsa. La entidad, que ya anunció el pasado mes de noviembre sus planes para debutar sobre el parqué, busca obtener una valoración superior a los 2.000 millones de euros y su intención es lograrlo cuando los bancos centrales den un giro a su política monetaria para reducir las tasas y resultar más atractiva de cara a los inversores.
“Tengo conocimiento de varias empresas preparadas para dar el salto a Bolsa y lo han parado de momento porque cuando los tipos están altos hay otros sitios donde invertir que permiten sacar una buena rentabilidad. Si están bajos los tipos es mayor la probabilidad de éxito en una salida a Bolsa y ahora mismo hay cola. Algunas empresas saldrán por necesidad de financiación, pero las compañías que financieramente estamos en una posición más saludable y que podemos esperar a salir a Bolsa cuando el mercado esté mejor, pues esperaremos hasta que sea necesario”, explica Duarte Líbano Monteiro, director general para el Sur de Europa de Ebury.
En principio, el salto al parqué está planeado para 2025, evitando así sumarse a la media docena de empresas españolas que preparan su debut bursátil para este año tras la sequía de los últimos ejercicios. Para ello, la fintech ha contratado al banco de inversión Perella Weinberg Partners, que está preparando la estructura para convertirse en una empresa cotizada. Y aunque Ebury está fundada por los ingenieros españoles Juan Lobato y Salvador García, su sede está radicada en Londres y previsiblemente debutará en la Bolsa británica. La debilidad económica de Reino Unido, por otra parte, ha retrasado hasta ahora el debate inicial sobre un posible recorte de los tipos por parte del Banco de Inglaterra.
“Estamos en fase de preparación. Tenemos el apoyo de un banco boutique que nos está ayudando a preparar el proceso interno, de gobernanza y muchas cuestiones internas que tienes que tener cuando pasas a ser una empresa pública y que no tienes cuando no cotizas. Estamos montando los procesos internos con todo el reporting que hay que hacer trimestralmente”, detalla el directivo.
Ebury es una fintech especializada en pagos internacionales e intercambio de divisas dirigida especialmente a empresas que tiene su sede en Londres. La compañía fue fundada en 2009. Desde entonces ha crecido hasta contar con más de 1.700 empleados que operan desde 40 oficinas en 25 países. Según explica Duarte Líbano Monteiro, la entidad tiene pendiente abrir operaciones en México, Hungría, Chipre e Irlanda. Y además tiene puesto el foco en nuevos destinos.
“Nos gusta Nigeria porque hay muchos volúmenes, pero el problema es el control de capitales y la dificultad para mover el dinero en el país. Nuestras operaciones pasan por América Latina y estamos mirando algunos países de Oriente Medio y el Sudeste asiático”, apunta. En ese sentido, el directivo destaca los nombres de Perú y Colombia.
Busca crecer a base de nuevas compras
La fintech ha crecido a base de compras en los últimos años. En 2023 desembolsó 100 millones para hacerse con la brasileña Bexs. El año pasado también se hizo con Trans Skills Investments en Emiratos Árabes Unidos, por unos siete millones de euros. En una operación más modesta, pero estratégica para entrar en el continente africano, Ebury también se hizo con Prime Financial Markets (Sudáfrica). Anteriormente, adquirió en Países Bajos la compañía financiera LoopingOne. “Tenemos como objetivo seguir con las adquisiciones. Hay un equipo mirando constantemente al mercado y una de las formas de seguir creciendo es inorgánicamente”, asegura el directivo.
A la hora de entrar en nuevos mercados, Ebury cuenta con el respaldo de Santander. En 2019, el banco presidido por Ana Botín se hizo con una participación del 50,1% en la entidad después de desembolsar 400 millones de libras (unos 350 millones de euros en aquel momento). Posteriormente, elevó su presencia hasta el 54% actual. En el momento de la inversión, Santander preveía obtener en 2024 una rentabilidad del capital invertido superior al 25%.
“Aportamos mucho a Santander en términos de conocimiento. Nos movemos más rápido y somos más ágiles y podemos aportarles información y trabajar en conjunto para conocer por dónde se mueve el mercado y acelerarlo. Y Santander a nosotros nos aporta la marca porque es muy fuerte. Por muy buen trabajo que hagamos como Ebury, si queremos entrar en cualquier país, Santander nos aporta mucho valor en cuestión de marca y de imagen”, valora Monteiro.
La empresa no da detalles de la evolución de su negocio, que según avanza pasa por aumentar los resultados a doble dígito. “Financieramente, estamos más saludables que nunca”, expresa. En el último ejercicio completo, que finaliza en abril, la compañía elevó un 85% los ingresos, hasta 204 millones de libras (unos 238 millones de euros al cambio actual). También cerró con un ebitda positivo de 16 millones de libras (18 millones de euros), que contrasta con las pérdidas de 34,1 millones de libras registradas el año anterior. El directivo asegura que la diversificación geográfica permite reducir la volatilidad del mercado por los tipos de interés, ya que cuando una región reduce la actividad importadora y exportadora, otra la compensa.
Astara, Puig y Hotelbeds calientan motores
El mercado se prepara para las primeras salidas a Bolsa en más de año y medio de pertinaz sequía. La última compañía que debutó en el mercado fue OPDE, en el verano de 2022, y abandonará próximamente el parqué en virtud de la opa que ha lanzado Antin. La gran operación que aguarda el mercado es el debut de Puig, con una horquilla de valoración de entre 10.000 y 15.000 millones de euros y con Goldman Sachs y JP Morgan como coordinadores globales de la transacción. Las fuentes del mercado consultadas coinciden en apuntar que, de todos los posibles debuts, es la que presenta más credenciales para protagonizar un debut exitoso, tanto por el tamaño como por el atractivo que el sector del lujo y los cosméticos representa para los inversores. Tal y como publicó este periódico el pasado 28 de noviembre, la familia catalana aspira a colocar en el mercado al menos el 25% del capital, con lo que levantar unos 3.000 millones de euros.
Otra de las compañías en la pole position es Astara, la filial de movilidad del grupo de concesionarios Bergé, que aspira a alcanzar una capitalización de unos 2.000 millones con una ampliación de capital, combinada por una colocación de títulos en el mercado de sus accionistas Bergé y Mitsubishi, por unos 400 millones con la que apuntalar el crecimiento de la compañía y su novedoso modelo de vehículos por suscripción. Lazard es el asesor financiero, con BNP Paribas, HSBC y Morgan Stanley liderando la operación como coordinadores globales. El calendario que manejan los inversores pasa por que la compañía lance en las próximas semanas la transacción y debute tras la Semana Santa. La tercera transacción en liza es Hotelbeds, el supermercado online de camas de hotel que está en manos de los fondos de private equity Cinven, CPPIB y EQT. Tras haber declinado una subasta con otros fondos de capital riesgo, la empresa ha enfilado el camino de la Bolsa y también se plantea debutar esta misma primavera, con valoraciones de más de 4.000 millones de euros. Evercore, como asesor financiero, junto a Morgan Stanley, Citi y Bank of America son los encargados de pilotar esta transacción. Esta transacción tiene un perfil ligeramente diferente a las dos anteriores, dado que la Bolsa se muestra como una solución para que los fondos desinviertan la compañía, mientras que tanto en los casos de Astara como el de Puig son compañías familiares en fase de crecimiento.
Otras compañías aguardan para lanzar su propia transacción una vez estas tres firmas prueben la temperatura del agua de los mercados. Una de ellas es Tendam, donde CVC y Pai barajan una OPV como una solución para finiquitar un periodo de veinte años al frente del dueño de Cortefiel. Tras algún intento infructuoso en el pasado, en esta ocasión han encomendado la tarea a Citi, BNP Paribas y JP Morgan. Otro de los nombres clásicos de posibles salidas a Bolsa, Volotea, vuelve a plantearse esta alternativa, de la mano de Morgan Stanley y Barclays. Menos avanzado parece el intento de Cirsa, donde Blackstone está próximo a cumplir seis años como dueño del grupo de juego que montó Manuel Lao, un ciclo de inversión más largo del habitual para los fondos de private equity. También esperan noticias otras compañías como la empresa de hidrógeno verde Calvera.
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