Año de vértigo electoral, otro foco de sorpresas para el mercado
Más de 70 países, el equivalente a la mitad de la población mundial y el 60% del PIB global, celebran elecciones este año, con las presidenciales de EE UU en noviembre como las más determinantes
Sin exagerar, el mundo podría ser un lugar diferente en diciembre de 2024 ante los más de 70 procesos electorales previstos para este año y que implican a la mitad de la población mundial y al 60% de su PIB. Nunca se han convocado en este siglo tantos comicios electorales: Estados Unidos, México, Parlamento Europeo, Rusia, Gran Bretaña, India, Portugal, Austria, Bélgica, Rumanía… y un largo etcétera que incluye países solo conocidos por las preguntas del Trivial, como Tuvalu. El máximo interés, por su repercusión mundial, lo suscitan las presidenciales en EE UU el próximo noviembre. Las primarias para elegir candidato y los sondeos van a ser seguidos muy de cerca en los mercados a lo largo de todo el año.
Los riesgos geopolíticos como la guerra en Ucrania, la de Israel y Hamás, el enfrentamiento comercial entre China y Estados Unidos, o el más reciente ataque de los hutíes del Yemen al comercio internacional en el mar Rojo se juntan con los numerosos procesos electorales y las respuestas que los gobiernos salientes de las urnas den a este complejo panorama. Todo ello tendrá su reflejo en los mercados financieros por cuanto pueda provocar movimientos en los precios del petróleo o altere el suministro de bienes, y tenga su reflejo en la marcha de la inflación y, por tanto, en los tipos de interés.
La llamada a las urnas puede favorecer las sorpresas y los cambios profundos en las políticas económicas. Eso sí, los analistas siempre repiten que los años electorales son malos para ajustes fiscales y, por tanto, la amenaza de la creciente deuda de los países seguirá presente en el año. Como indica Jacques Aurélien Marcireau, codirector de renta variable en Edmond de Rothschild, “la gobernanza global experimentará un gran cambio, con políticas posiblemente más populistas y menos proglobalización que sustituyan al sistema que tanto ha beneficiado, por ejemplo, a las empresas tecnológicas en los últimos diez años”. Y los analistas de MFS Investment Management se apuntan a la incertidumbre de las elecciones en un mundo sumamente polarizado. “Estas convocatorias no representan un buen augurio para la normalización de los riesgos políticos o geopolíticos. En Estados Unidos, las próximas elecciones presidenciales y al Congreso podrían resultar especialmente controvertidas en vista de las actuales tensiones a nivel nacional e internacional”, indican en un reciente estudio.
El riesgo político toca máximos en un contexto de mayor polarización que impulsará medidas más populistas y proteccionistas para la economía
Y no hay que olvidar sorpresas tan llamativas en la última década como la victoria de Donald Trump en Estados Unidos y el inesperado visto bueno al Brexit en Reino Unido. Antes de entrar en el plato fuerte de las elecciones estadounidenses, los comicios que se celebrarán en junio al Parlamento Europeo también provocan inquietud entre los expertos de los mercados. Philippe Waechter, economista jefe de la gestora Ostrum (Natixis) explica que “en Europa, las tendencias políticas recientes se han centrado en la vigilancia de los flujos migratorios y en la crítica y el rechazo a las instituciones europeas. Si esta dinámica se impusiera, la integración europea podría quedar en entredicho. Además, podrían cuestionarse las alianzas europeas, en particular por el conflicto de Ucrania”.
También desde el banco estadounidense Goldman Sachs ven un entorno comercial más proteccionista tras los recientes avances políticos logrados por los partidos populistas de derecha en todos los estados miembros de la UE. Se espera que los partidos de extrema derecha obtengan avances en las elecciones anticipadas de Portugal en marzo, así como en las elecciones parlamentarias de Austria y en las elecciones al parlamento estatal de Alemania, ambas a celebrar en septiembre”, explican.
Pero aún más importante podría resultar para Europa el resultado electoral de noviembre en Estados Unidos. “Si bien la continuación de la administración Biden significaría una extensión de la política actual hacia Europa, una administración republicana, particularmente una dirigida por Trump, probablemente provocaría cambios significativos tanto en el frente económico como en el geopolítico”, indican desde Goldman. En el económico, la UE amplió recientemente su acuerdo comercial de 2021 con Estados Unidos, que eliminó temporalmente los aranceles de la era Trump sobre los metales producidos en Europa. “Sin embargo, esta suspensión expirará poco después de que la nueva administración estadounidense asuma el cargo en 2025, lo que abre la puerta a una reanudación de la tensión en las relaciones económicas”, concluyen.
¿Vuelta de Trump?
En todo caso, los años electorales, con independencia de la victoria demócrata o republicana, han sido buenos para la Bolsa estadounidense. Desde el último año de mandato del presidente Hoover en 1932, el S&P 500 ha ganado una media del 6,5% en un año electoral. Y la estadística también enseña que desde ese mismo 1932, “las acciones han ganado un promedio de 11,3% en los 12 meses posteriores a la conclusión de las primarias, en comparación con sólo el 5,8% de años no electorales”, según un informe de Capital Group.
Las cábalas sobre los candidatos de los grandes partidos no paran a diez meses de los comicios. Y eso que aún no han sido confirmados definitivamente lo contendientes, las encuestas no son demasiado fiables y los programas políticos no se han hecho públicos del todo.
Tras el éxito rotundo del expresidente republicano en los caucus de Iowa esta semana, un respaldo el próximo martes en las primarias de New Hampshire aclararía las dudas de los mercados sobre la vuelta de Trump a la carrera presidencial. Existen, como indica Mark Sherlock, responsable de renta variables de Federated Hermes Limites, algunos puntos en común entre los programas republicano y demócrata: “el gasto en infraestructuras sin precedentes por parte de la administración Biden, también está en la agenda de los candidatos republicanos y podría decirse que fue impulsado por la administración Trump”, explica. Y otra coincidencia es el reforzamiento industrial del país a costa de reducir las importaciones y traer de vuelta la producción a sus fábricas.
A pesar de que, en materia económica, los analistas también encuentran sintonía en ambos partidos sobre penalizar las exportaciones chinas y limitar la transferencia de tecnología, sí consideran que la victoria del ex presidente republicano supondría un agravamiento de esa política. Un informe de Goldman de este mismo enero explica que “es probable que un segundo mandato de Trump conduzca a cambios más sustanciales sobre política comercial. El ex presidente republicano ya ha propuesto un arancel general de importación del 10% y aún no está claro cómo eso interactuaría con el acuerdo entre Estados Unidos, Canadá y México (UMSCA)”. Y añaden: “la posibilidad de nuevas restricciones comerciales generalizadas probablemente sea un factor clave tras los resultados electorales, como ocurrió tanto en 2016 como en 2020″.
Gilles Moëc, economista jefe en AXA Investment Managers apunta a un posible escenario de policrisis –con precios energéticos más altos, interrupciones en las líneas de suministro y una escalada de la guerra comercial entre EEUU y China–, que sería especialmente tóxico porque no está claro cómo podrían reaccionar los bancos centrales en tal configuración donde probablemente subirían la inflación energética y la subyacente”, explica.
Y respecto a política monetaria, Donald Trump ya ha manifestado su intención de no renovar el mandato del presidente de la Fed, Jerome Powell, que finaliza en mayo de 2026. Aunque la Reserva Federal es independiente del poder de la Casa Blanca, las críticas durante su anterior presidencia fueron notorias. Existe entre los expertos una mayor preocupación sobre el potencial de subordinación de la Reserva Federal bajo una victoria republicana. Ese tipo de preocupación llevaría hacia un mayor riesgo de inflación, primas y curvas de tipos de interés más altas y pronunciadas. Y otro elemento común entre los analistas es una mayor volatilidad del dólar frente al resto de divisas, hasta que las incógnitas electorales se vayan resolviendo.
Pero a tenor de lo ocurrido en su anterior mandato, el ex presidente republicano ha traído suerte a los inversores de Wall Street. Según apuntan desde la agencia de valores Activotrade, “los mercados se han comportado mucho mejor con Trump en el poder, ya que durante su presidencia en el periodo 2016-2020, el índice S&P500 se revalorizó cerca de un 70%, o más del 150% en el caso del tecnológico Nasdaq 100″, indican.
Calendario electoral
Otra de las incógnitas para los analistas es el momento en que se celebren algunas elecciones clave, que aún no tienen fecha prevista. Son los casos de Reino Unido, Austria, Rumanía, Croacia, India, Sudáfrica, Venezuela o Sri Lanka, entre otras.
Además, no todas estas elecciones son necesariamente democráticas. No hay que confundirlas. Según The Economist, que hace un seguimiento de 71 de los 76 países que celebrarán elecciones, sólo en 43 se podrá votar libremente y sin restricciones, y 28 países celebrarán comicios sin que se cumplan las garantías necesarias de limpieza en el resultado.
El inversor internacional tendrá que estar muy atento a un calendario electoral prolijo que podrá ir marcando el destino de los flujos de dinero hacia unas u otras economías.
Petróleo, inflación y tipos, a expensas de la geopolítica
Comercio y Mar Rojo. La palabra desabastecimiento vuelve a los informes de los analistas tras los ataques de los rebeldes hutíes sobre los cargueros comerciales en el Mar Rojo, por el que pasan alrededor de un tercio de la carga mundial de barcos de transporte de contenedores. Una situación que rememora los problemas de suministro en los recientes tiempos del Covid-19. Virginie Maisonneuve, directora de inversión de renta variable de Allianz GI considera que “la situación del Mar Rojo puede acelerar la regionalización de algunas cadenas de suministro ya en marcha”. Por su parte, Gilles Moëc, economista jefe en AXA Investment, advierte del impacto inflacionista del conflicto ya que “las líneas de suministro están empezando a interrumpirse de nuevo”. Por último, David Rees, economista senior de mercados emergentes de Schroders, se muestra más optimista sobre el sabotaje al comercio marítimo en la zona: “mucho dependerá de cuánto dure esta situación pero es improbable que los problemas en el Mar Rojo provoquen un aumento importante de la inflación”. La subida de precios sin duda sería una mala noticia para las expectativas de rebajas de tipos en este 2024.
Amenaza petrolera. Las tensiones en Oriente Próximo, circunscritas inicialmente a Israel, tras el ataque de Hamás el pasado octubre y la dura respuesta sobre Gaza, están ampliándose progresivamente al Mar Rojo, Irán, Irak o Líbano. Y en medio, el petróleo. Gilles Moëc cree que el mercado se prepara para una fuerte subida del precio del crudo “si la opinión pública de los países árabes productores acaba obligando a sus gobiernos a utilizar el arma de la energía”. Clément Inbona, gestor de fondos de (LFDE) se pregunta si la aparente calma de los mercados con el petróleo es la antesala de una gran tempestad. “Los precios del petróleo ya han subido cerca de un 15 % en tres meses y se empieza a detectar más agitación bajo la superficie de los grandes índices bursátiles”. La firma de contenedores danesa Maersk ha subido un 30% en un mes y las empresas de defensa y aeroespaciales avanzan el doble que el resto del mercado desde los ataques de Hamás el 7 de octubre.
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