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España se defiende mejor que Italia del golpe a la deuda soberana

La prima de riesgo italiana roza los 200 puntos básicos mientras la española se sitúa en los 110

deuda italiana
Carlos Cortinas Cano
Gema Escribano

La aversión al riesgo ante el aumento de las tensiones geopolíticas y las declaraciones de algunos miembros de la Reserva Federal dejando entrever que no serían necesarias más subidas de los tipos ha devuelto cierta tranquilidad a los bonos. Las rentabilidades de la deuda, que en las últimas semanas han marcado máximos de varias décadas, frenan su ascenso.

El repunte de las rentabilidades ha sido generalizado, pero con matices. Y aunque el reciente castigo a la deuda soberana se ha extendido a los países seguros (Alemania, EE UU, Francia) y a los de la periferia, las ventas han tenido una especial incidencia en Italia. El bono italiano a 10 años, que ahora se ha relajado al 4,67%, llegó a rozar el 5% la semana pasada, con la prima de riesgo sobre los 200 puntos básicos, en un golpe que ha sido más doloroso que el que ha sufrido la deuda soberana española.

Aunque España encadena cinco meses con un Gobierno en funciones, el mercado de deuda ha logrado contener en mayor medida el castigo. El bono a diez años, que la semana pasada superaba el 4%, se relaja al 3,8% con la prima de riesgo en los 110 puntos básicos. En la reciente oleada de ventas que ha encajado la deuda soberana, el diferencial entre el bono italiano y español a 10 años se ha ampliado a los 93 puntos básicos, niveles no vistos desde el pasado febrero, periodo en el que la idea de un adelanto electoral en España no estaba sobre la mesa. El hecho de contar con una vida media de 7,82 años y un coste de la deuda en circulación estable en torno al 2% ayuda a la deuda española a capear mejor el temporal.

Cristina Gavín, responsable de renta fija de Ibercaja Gestión, señala que una de las razones que ha contribuido a que el castigo del mercado a la deuda italiana haya sido mayor que el de sus homólogos europeos es la revisión al alza de las previsiones de déficit. El ejecutivo de Giorgia Meloni espera que a cierre de 2023 esta partida se sitúe en el 4,5%, por encima del 3,7% que preveía hace unos meses, y que alcance el 5,8% el próximo año. Aunque desde el estallido de la pandemia se mantienen suspendidas las reglas fiscales de la UE, a partir de 2024 se empezarán a activar de manera gradual. A falta de la actualización de las normas, cuya negociación aún permanece estancada, el protocolo de la región establece que el déficit no supere el 3%.

La política fiscal europea volverá a ser el centro de atención. Los analistas de Goldman Sachs consideran que, aunque los próximos meses seguirán siendo un periodo de transición, Italia podría verse sometida a un mayor escrutinio debido a la revisión al alza de sus objetivos de déficit. Una idea que es compartida por David Ardura, director de inversiones en Finaccess Value, que cree que el riesgo de incumplimiento en el mercado empieza a ser más perceptible. El experto espera que el próximo ejercicio sea un año de ajustes. Las reformas estructurales necesarias para devolver el equilibrio a las cuentas italianas coincidirán además con un periodo de desaceleración económica y a diferencia de épocas pasadas, esta vez la política monetaria no ayudará a mitigar el impacto. El BCE se debatirá en los próximos meses entre si sube los tipos o da por concluido el ajuste mientras continúa adelgazando el balance. Después de poner fin a la compra de activos en diciembre de 2022, el pasado julio dio por concluida la reinversión de los bonos adquiridos bajo el programa APP y a finales de 2024 concluirá la reinversión de los bonos que vayan venciendo del programa antipandemia (PEPP). Eso si no adelanta su finalización.

Además de rebasar ampliamente los objetivos de déficit, la ratio de deuda sobre PIB de Italia sigue estando a años luz del objetivo del 60%. Las nuevas proyecciones del Ejecutivo lo fijan en el 140% para 2023 y 2024 mientras el FMI considera que seguirá estando por encima de esta cota incluso en 2028. Sergio Nicoletti, director del departamento de economía y estadística del Banco de Italia, ha advertido a la primera ministra, Giorgia Meloni, que debe actuar con cuidado en lo que respecta al gasto para evitar un incremento mayor del coste de financiación que comprometa la ya frágil situación financiera del país. Nicoletti destacó que la elevada ratio de deuda sobre PIB acentúa la vulnerabilidad, reduce el espacio fiscal para enfrentar posibles shocks negativos y expone al país al riesgo de tensiones en los mercados financieros. A pesar del abultado endeudamiento y el aumento del coste de financiación derivado de la subida acelerada de los tipos, el Gobierno italiano mantiene sin cambios sus objetivos de emisión bruta de entre 310.000 millones y 330.000 millones para el próximo año.

El castigo a la deuda italiana se ha visto intensificado con la venta de los bonos que las entidades transalpinas tenían en cartera. Las entidades han acelerado la reducción de las tenencias de deuda soberana al ritmo más rápido en dos décadas, en un contexto de fuerte contracción de la economía y tras un criticado impuesto a la banca, descafeinado después en su aplicación. Esto unido a la agitación que viven los mercados mundiales impulsaron a la deuda italiana a 10 años al filo del 5%, máximos de 2012, coincidiendo con la crisis de deuda de la zona euro.

Goldman recomienda evitar acciones italianas

Riesgo soberano. Sharon Bell, analista de Goldman Sachs, espera que la prima de riesgo italiana se amplíe a medida que el mercado revalúe los riesgos fiscales. La entidad estadounidense recomienda evitar acciones italianas y señalan que por cada aumento de 10 puntos básicos del diferencial, los bancos italianos podrían caer un 2%, descenso que alcanzaría el 1,5% en el Mib, uno de los índices más bancarizados. “Después del fuerte desempeño que registra el selectivo este año (19,88%) lo evitaríamos ya que es vulnerable a mayores rendimientos, diferenciales más amplios y cualquier empeoramiento en los resultados”, destaca Shanon. Con una ratio de deuda pública superior al 140% del PIB, Italia es el segundo mayor emisor soberano, solo superado por Reino Unido. Moody’s sitúa su rating en Baa3, un escalón por encima del bono basura, y lo mantiene con perspectiva negativa. Las acciones italianas han superado con creces a sus pares europeos en 2023 ya que el sector financiero es uno de los grandes beneficiados por el aumento de los tipos. Pero no es oro todo lo que reluce. El aumento de las tasas se traduce en un incremento del coste de financiación y cualquier repunte adicional corre el riesgo de agregar más presión a una economía ya delicada.

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Sobre la firma

Gema Escribano
Periodista económica, con 13 años de experiencia como redactora. Formó parte de la web de Cinco Días desde 2010 hasta 2017 cuando pasó a integrar la sección de Mercados. Especializada en información bursátil y mercado de deuda. Estudió periodismo en Universidad Carlos III.

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