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Los consejos de los gurús para invertir al filo de la cumbre de tipos

Los mejores inversores del mundo muestra cierta inquietud sobre la evolución de la economía de Estados Unidos

Miguel Moreno Mendieta
Un binocular de monedas.
Un binocular de monedas.franckreporter (Getty Images/iStockphoto)

Bill Ackman es un virguero de la inversión. Cuando se avecinaba el tsunami pandémico, invirtió 27 millones de dólares en un derivado de protección de créditos por si se desplomaba la economía mundial. Cuando la ola llegó, deshizo la posición y ganó 2.600 millones de dólares. En solo unos meses. Ese negocio le ha acreditado como uno de los gurús bursátiles más escuchados. ¿Y cuál es su última apuesta? Una posición en corto sobre los bonos de 30 años de Estados Unidos. Ackman está convencido de que su valor va a caer en los próximos meses.

La Reserva Federal de Estados Unidos ha elevado los tipos de interés al ritmo más rápido que se ha visto jamás. De 0 a 525 puntos básicos en poco más de un año. Más veloz que un Bugatti Chiron. ¿El motivo? Un intento desesperado por enfriar la economía y atajar así una inflación que se había disparado. Esta semana, el presidente de la Fed, Jerome Powell, acordó mantener el precio del dinero en la horquilla del 5,25-5,5%. Aunque algunos le piden seguir subiéndolo porque los precios aún no están controlados, Powell no quiere que la maquinaria económica se cale.

Ackman, que también es un virguero de las redes sociales, definía hace unas semanas en X.com (la antigua Twitter) el trabajo de Powell como uno de los más difíciles. Para mostrar la pericia que requiere la gestión de la política monetaria retuiteaba un vídeo de un todoterreno tratando de cambiar de sentido en un camino diminuto y escabroso. Cualquier mínimo fallo en la maniobra puede provocar que el coche acabe despeñado al fondo del barranco. La metáfora económica se explica sola.

La teoría económica clásica indica que un incremento tan brusco de los costes de financiación debería haber golpeado ya al consumo, a la inversión... Pero la economía está aguantando mejor de lo previsto. La incertidumbre es máxima. ¿Logrará Powell realizar el cambio de sentido sin que el coche se caiga por el abismo? ¿Se moderarán los precios? ¿O les afectará mucho el reciente recalentamiento de los costes de las materias primas?

En este escenario tan abierto, los grandes inversores van mostrando sus cartas. Las de Ackman: apuesta en corto contra la deuda norteamericana a largo plazo. En cambio Warren Buffett, presidente de Berkshire Hathaway y conocido como el Oráculo de Omaha, no ve peligro en los bonos del Tesoro de EE UU. Ray Dalio, un legendario gestor de fondos de cobertura (hedge funds, en la jerga) prefiere priorizar el efectivo. Y Mohammed El-Erian, uno de los inversores de renta fija más famosos del mundo, pide cautela en las posiciones en deuda corporativa. Por su parte, Michael Burry, que se convirtió en una celebridad por su exitosa apuesta contra el mercado de las hipotecas basura de Estados Unidos, ha abierto una fuerte posición bajista contra la Bolsa de norteamericana, a la espera de un gran batacazo.

Incertidumbre máxima

“Sinceramente, no veía un nivel de incertidumbre macroeconómica similar desde 2012 o 2007. Hay opiniones muy diversas sobre lo que va a pasar”, explica Hugo Ferrer, gestor de carteras en la firma GPM.

La tesis de Ackman es muy clara. La rentabilidad de los bonos se mueve en la dirección contraria a su precio. La subida de tipos de interés ha hecho que las emisiones de deuda pública de EE UU cada vez paguen cupones más altos. La deuda soberana a 30 años ofrece hoy un rendimiento del 4,57%, cuando hace dos años pagaba solo un 1,3%. Ahora bien, ¿qué pasará en los próximos meses?

La clave son las expectativas de inflación y la política de la Fed. Si los precios se controlan, la Reserva Federal ya no tendrá incentivos para subir más los tipos. Pero, si eso no ocurre, ese rendimiento del bono a 30 años podría subir al 5,5%, lo que implica una devaluación de este activo.

“Esto puede ser dramático para una persona que esté invertida en un fondo donde haya renta fija a muy largo plazo. Una subida del 4,5% al 5,5% en el cupón medio de los bonos, implica una corrección del 20% en el valor liquidativo del fondo”, explica un veterano banquero privado.

Esa es precisamente la jugada que está viendo Ackman. El fundador de Pershing Square explicaba hace un mes que está “sorprendido de lo bajos que siguen estando los tipos a largo plazo en EE UU a la luz de los cambios estructurales que probablemente conduzcan a mayores niveles de inflación a largo plazo”.

Como gestiona un hedge fund, en lugar de conformarse con evitar ese tipo de activo, ha decidido apostar en contra. Si la inflación se dispara y Powell tiene que subir tipos más de lo previsto, Ackman se forra. Otra vez.

Buffett, el más optimista

Warren Buffett, que ha hecho su carrera invirtiendo en Bolsa, se muestra mucho más constructivo con las perspectivas de la deuda pública norteamericana. En agosto explicó que estaba invirtiendo parte del balance Berkshire Hathaway, el holding que preside, en emisiones del Tesoro de Estados Unidos. “El lunes [1 de agosto] invertimos 10.000 millones en bonos del Tesoro, no me preocupa que la agencia Fitch haya rebajado el rating de la deuda de Estados Unidos”. Con todo, las inversiones de Buffett se centran en plazos de menor duración.

Otro de los activos que puede verse muy afectado si los tipos siguen su escalada es la deuda corporativa. Mohamed El-Erian, que fue director de inversiones durante muchos años de Pimco, la mayor gestora de bonos del planeta, explicó que en 2024 “va a haber necesidades masivas de refinanciación por parte de muchas empresas, por aquí es por donde empezará a aparecer el dolor en el mercado”.

Muchas compañías han podido capear bien las subidas de tipos porque hicieron sus emisiones de deuda en la era de los tipos cero. Pero a medida que esos bonos van venciendo, tienen que lanzarse a emitir, pero con un coste financiero muchísimo mayor. El-Erian considera que habrá algunas compañías “que no podrán refinanciarse de forma ordenada con este nivel de tipos”.

Esta advertencia indica al cliente minorista que debe tener cuidado si está muy invertido en deuda corporativa de alta rentabilidad, de peor calidad crediticia.

Mejor en efectivo

Otro gestor de hedge funds que se ha mostrado muy cauteloso respecto al mercado de deuda es Ray Dalio, fundador de Bridgewater Associates. “Hoy por hoy, no quiero tener bonos y similares en cartera, teniendo en cuenta el alto grado de endeudamiento que hay en el mundo. Creo que es más razonable quedarse en efectivo y esperar. Personalmente, creo que los bonos a largo plazo no son una buena inversión”, explicaba la semana pasada en unas conferencias financieras en Singapur.

Si finalmente la inflación se vuelve a disparar (tal y como ha ocurrido en Canadá) y las maniobras de Powell se vuelven aún más arriesgadas, el mercado empieza a descontar que puede acabar provocando un colapso económico que dañe seriamente a la renta variable de Estados Unidos.

Esa es precisamente la jugada de Michel Burry, quien ya previó el pinchazo de las hipotecas subprime. Su fondo Scion Asset Management ha apostado 1.600 millones de dólares a que los índices S&P500 y Nasdaq se van a desplomar. A ello ha dedicado el 93% de la cartera. El personaje que inspiró la película La Gran Apuesta se la vuelve a jugar. Esta vez, todo al rojo.

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Sobre la firma

Miguel Moreno Mendieta
(Madrid, 1979) es licenciado en Derecho y Economía por la Universidad Carlos III. También cursó el Máster de Periodismo de El País. Se incorporó al periódico Cinco Días en 2006, tras pasar por la web de El País y Mi cartera de Inversión. Escribe sobre el sector financiero, con un foco especial en fondos de inversión y los seguros.

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