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La deuda británica regresa al nivel de tensión sufrido con la reforma fiscal de Truss

El diferencial entre los bonos a dos y diez años alcanza niveles de la crisis de las puntocom

deuda reino unido
Carlos Cortinas Cano
Gema Escribano

La subida de 50 puntos básicos acometida la semana pasada por el Banco de Inglaterra pilló por sorpresa al mercado. Los inversores no tardaron en reaccionar. Mientras las Bolsas caían, las rentabilidades de la deuda prolongaban los ascensos. El alza de los rendimientos es una tendencia generalizada en un entorno de subida de los tipos, pero por encima de todo sobresalen los repuntes experimentados por la deuda británica. El bono de Reino Unido a 10 años se sitúa en el 4,3%, ligeramente por debajo del 4,5% que tocó la semana pasada, momento en el que la deuda con vencimiento en 2032 recuperó los niveles registrados el pasado mes de septiembre, cuando Liz Truss anunció una rebaja de impuestos que le costó el cargo y obligó al Banco de Inglaterra a lanzar un programa de compras de activos para aplacar las dudas sobre la sostenibilidad de la deuda y apoyar a la libra.

Más llamativo es el incremento de las rentabilidades de la deuda a corto plazo, un ascenso que se ha visto acelerado a medida que crecen los temores de recesión ante las expectativas de tipos más altos. Con una inflación en el 8,7% y una tasa subyacente en el 7,1% –máximos de 1998–, los operadores del mercado esperan que la subida de los tipos en Reino Unido siga su curso y fijan la tasa terminal en el 6,25% para febrero. Es decir, 125 puntos básicos más que los niveles actuales, la cota más alta desde 1992. Esta subida pulveriza las probabilidades de un aterrizaje suave para la economía británica.

En este escenario, los rendimientos de los bonos con vencimiento en 2025 superan la barrera del 5,14% y, además de situarse muy por encima del 4,65% registrado hace nueve meses, alcanzan máximos no vistos desde octubre de 2008. Es decir, un periodo marcado por la crisis financiera que obligó a los bancos centrales a bajar los tipos al 0% e inundar de liquidez los mercados para contener el contagio.

Desde que los bancos centrales pusieron fin a los tipos cero y redoblaron sus esfuerzos por devolver la inflación al 2%, las curvas de deuda empezaron su inversión. Es decir, los plazos cortos han venido pagando más que los largos, una tendencia que se ha acentuado en las últimas semanas. El diferencial entre la deuda a diez y dos años británica se sitúa en los 83 puntos básicos, un nivel que no se veía desde la crisis de las puntocom en el año 2000.

“A medida que los bancos centrales siguen siendo agresivos, la probabilidad de aterrizaje suave se desvanece. Los inversores deberían reducir el apetito por el riesgo”, subraya Andrew McCaffe­ry, director de inversiones de Fidelity. El consenso del mercado considera que los riesgos continúan sesgados hacia un mayor endurecimiento monetario. David Ardura, director de inversiones en Finaccess Value, señala que la gran diferencia que existe entre Reino Unido y otras regiones como la zona euro o EE UU es que, a pesar de los esfuerzos realizados en el último año y medio, la inflación sigue siendo resistente. Aunque la inflación a nivel global continúa lejos del 2%, todo parece indicar que la zona euro ya ha tocado techo, una idea que no es tan evidente en Reino Unido. “Se necesitan más subidas de los tipos o una recesión”, afirma Ardura.

Mientras el sector manufacturero muestra claros síntomas de debilidad, los servicios han seguido creciendo. Pero esta corriente empieza a tener los días contados y, tal y como evidencian los últimos datos, el consumo comienza a debilitarse después de meses de extraordinaria fortaleza. Ardura cree que después de los esfuerzos fiscales y monetarios desplegados durante la pandemia ahora la economía está sufriendo las consecuencias. Una de estas es la inflación. El gestor ve sana una recesión para depurar los excesos del pasado.

A diferencia de lo ocurrido en septiembre, cuando las medidas de Truss provocaron la intervención del Banco de Inglaterra ahora, aunque las rentabilidades de la deuda den vértigo, es de esperar que la institución mantenga su tono duro. “Con una inflación tan alta meter dinero en el sistema a través de programas de compra de activos es contraproducente. Sería echar gasolina al fuego”, remarca Ardura.

La libra sube un 18% desde los mínimos

Divisas. El tono más agresivo mostrado por el Banco de Inglaterra condiciona el comportamiento de la libra, que desde los mínimos históricos registrados en septiembre se revaloriza un 18,2%, hasta los 1,2638 dólares. La semana pasada la divisa británica hizo un alto en las subidas ante los temores de que el Banco de Inglaterra pueda desencadenar una contracción con sus alzas de tipos. Con la vista puesta en los próximos meses, los analistas se muestran cautos. Aunque la mayor agresividad mostrada por Andrew Bailey ayudaría a prolongar las ganancias, las perspectivas de un crecimiento negativo podrían significar problemas para la libra. Desde PGIM Limited esperan que los mercados comiencen a poner en precio las implicaciones negativas que supone para el crecimiento una política monetaria aún más restrictiva. Eso supondría más presión a la baja para la moneda británica, que en las últimas jornadas ha experimentado un resurgir de las posiciones bajistas, en máximos de cinco meses según datos de Bloomberg.

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Sobre la firma

Gema Escribano
Periodista económica, con 13 años de experiencia como redactora. Formó parte de la web de Cinco Días desde 2010 hasta 2017 cuando pasó a integrar la sección de Mercados. Especializada en información bursátil y mercado de deuda. Estudió periodismo en Universidad Carlos III.

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