La lucha ante la inflación sigue viva: Reino Unido, Suiza y Noruega suben tipos
La persistencia de la inflación desborda a las autoridades monetarias y activa los riesgos de recesión
La supuesta pausa en las alzas de tipos de interés que decidió la Reserva Federal de EE UU en su reunión de este mes lleva camino de ser un espejismo muy breve. La inflación continúa sin dar tregua y no solo la Fed no se permite bajar la guardia –Powell también ha avanzado dos alzas más de tipos este año–. El problema es compartido por el conjunto de economías desarrolladas –con la excepción de Japón– y este jueves ha dejado una clara muestra de cómo el combate de los bancos centrales contra la escalada de precios continúa dejando sobresaltos, sin que se haya visto ni mucho menos el último asalto.
El Banco de Inglaterra, el Banco de Suiza y el Banco de Noruega anunciaron este jueves nuevas subidas de tipos, de medio punto en el caso de las autoridades británicas y noruegas, por encima de lo esperado. El mensaje unánime fue que la inflación sigue siendo demasiado elevada y que incluso serán necesarias más alzas de tipos en los próximos meses para combatirla.
La gran sorpresa la ha dado el Banco de Inglaterra con una subida de medio punto, frente al cuarto de punto que esperaba la mayoría del mercado, aunque el mal dato de inflación de mayo publicado este miércoles ya daba una pista de la posibilidad de un movimiento contundente de la autoridad monetaria. Los precios aumentaron en mayo en Reino Unido el 8,7%, al mismo ritmo de abril, mientras que la inflación subyacente avanzó al 7,1%, al nivel más alto desde 1992. “La economía va mejor de lo esperado, pero la inflación sigue siendo demasiado alta y tenemos que hacerle frente”, ha reconocido hoy el gobernador Andrew Bailey. La subida de tipos ha sido aprobada con siete votos a favor y dos en contra, defensores de dejar los tipos sin cambios.
Con este alza, el Banco de Inglaterra eleva el precio del dinero por decimotercera vez consecutiva y el mercado descuenta ahora que llegue a subirlos al 6%. Los inversores incluso dan una probabilidad del 30% a que alcancen el 6,25% en febrero del próximo año, después de sucesivos aumentos de un cuarto de punto en agosto, septiembre y noviembre.
Esta perspectiva es un auténtico jarro de agua fría para los hipotecados británicos, que ya soportan tipos del 6% en sus créditos y cuyas dificultades para encajar el alza de tipos se están convirtiendo en una cuestión de política nacional. “Si no subimos los tipos ahora, podría ser peor más adelante”, ha intentado calmar este jueves Bailey.
Ante la perspectiva de más alzas de tipos, que ha confirmado el propio Banco de Inglaterra, desde la gestora escocesa abrdn reconocen que “cada vez es más difícil imaginar cómo evitará el Reino Unido una recesión como parte del proceso de reducción de la inflación”. Su economista jefe, Luke Bartholomew, añade que “la gran subida de tipos de este jueves probablemente se verá en retrospectiva como un hito importante hacia esa recesión”.
El Banco de Inglaterra había elevado por última vez los tipos en medio punto en el mes de febrero y ha tenido que retomar la agresividad de esas subidas ante la persistencia de la inflación. La institución confía aun así en una bajada “significativa” de la inflación este año y no ha modificado el pronóstico lanzado en mayo de un crecimiento plano en la economía británica en el segundo trimestre. Mike Riddell, economista de Allianz Global Investors, apunta que tras la rotunda subida de tipos del Banco de Inglaterra, “las expectativas de inflación han retrocedido un poco. El mercado da a entender que esta subida acabará con el crecimiento y reducirá la inflación, consideramos que tiene razón”.
La realidad de las alzas de precios es tozuda y no está permitiendo a los bancos centrales dar pasos en falso. La economía y, en especial el empleo, están resistiendo mejor de lo esperado y una vez superado el encarecimiento fulminante de la energía que provocó la guerra de Ucrania, cuyos precios han regresado paulatinamente a cierta normalidad, la preocupación de los banqueros centrales se centra ahora en los salarios, que están recogiendo las actualizaciones con la inflación.
El Banco de Australia y el Banco Central de Canadá volvieron a subir los tipos en junio, en contra de lo previsto por el mercado y después de haber hecho una pausa de varios meses ante la evidencia de que los precios seguían sin estar bajo control. Su decisión fue un anticipo del mensaje que anunció la Fed estadounidense días después: ha renunciado en junio a un nuevo incremento de los tipos pero avanzando, a cambio, dos alzas más en lo que queda de año y en las que ha vuelto a insistir Jerome Powell esta misma semana.
El Banco de Noruega también ha elevado los tipos este jueves en medio punto, frente al cuarto de punto estimado, hasta el 3,75%. Se trata de la decimoprimera subida desde septiembre de 2021 y está impulsada por el mismo argumento inflacionista que tienen en común los bancos centrales. La institución ha avanzado que lo más probable será una nueva subida en agosto y avanzó un tope para los tipos al 4,25% a final de año.
También ha movido ficha este jueves aunque en menor magnitud el Banco Nacional de Suiza con un alza de 25 puntos básicos, hasta el 1,75%. Desde el primer aumento de principios del año pasado, ha subido tipos en 250 puntos básicos.
Drástico aumento en Turquía, insuficiente para la lira
Tipos al 15%. La primera reunión del Banco Central de Turquía bajo el mandato de la nueva gobernadora Hafize Gaye Erkan, designada a principios de junio tras la victoria electoral de Recep Tayyip Erdogan, se saldó ayer con una contundente subida de tipos de interés, del 8,5% al 15%. Se trata de la primera subida del precio del dinero en Turquía en más de dos años, hasta alcanzar el nivel más alto desde finales de 2021. La autoridad monetaria mostró su decisión de lograr “una mejora significativa de las perspectivas de inflación”, auténtica lacra para la economía del país y que el propio banco central ignoró el año pasado incluso con rebajas de tipos. La inflación en mayo en Turquía fue del 39,59%, después de superar el 80% en 2022.
Mínimos de la divisa. El alza de tipos no logró sin embargo reforzar a la lira turca. Aun al contrario, la divisa respondió con un inmediato descenso hasta marcar un nuevo mínimo, llegando a las 24,6 unidades por dólar. El mercado reaccionó con decepción a la subida de tipos, inferior a lo esperado. Los economistas calculan que el banco central turco debería elevar los tipos al 20% o el 25% para tener un efecto positivo en la lira.
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