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Vuelven las dudas sobre Credit Suisse, que cierra la semana con un recorte del 25% en Bolsa

El mercado teme que se active un rescate interno de la entidad mediante la conversión de sus bonos ‘cocos’

Vista de un edificio de Credit Suisse en Australia.
Vista de un edificio de Credit Suisse en Australia.JAIMI JOY (REUTERS)

La tormenta que sobrevuela al sector bancario estadounidense ha llegado a Europa y ha encontrado en Credit Suisse el eslabón más débil. El Banco Nacional de Suiza se ha visto obligado a poner sobre la mesa una línea de hasta 50.000 millones de francos suizos –una cantidad equivalente en euros– para fortalecer la liquidez de la entidad.

El banco suizo, en pleno proceso de reestructuración desde hace meses, ha sufrido esta semana una tormenta perfecta que ha provocado la salida de grandes flujos de fondos y depósitos. Morningstar calcula que las salidas netas de fondos superaron los 420 millones de euros entre el lunes y el miércoles.

Unas declaraciones realizadas por el primer accionista de la entidad, el National Saudi Bank (NSB), reconociendo que por temas regulatorios no podría ampliar su presencia en el capital del banco en caso de ser preciso desataron las alarmas “injustificadas” de los inversores y los bandazos de su cotización.

Credit Suisse cierra la semana con un recorte del 25% en Bolsa –el viernes sus títulos cayeron un 8% a pesar del respaldo recibido por el banco central suizo–. Castigo que se ha trasladado también a su deuda. Los inversores centran ahora sus dudas en si la situación de la entidad acabará forzando un rescate interno (bail-in en la jerga). Credit Suisse cuenta con cerca de 76.000 millones de francos suizos –una cantidad similar en euros– en fondos propios (capital y reservas) y deuda AT1 (los bonos contingentes convertibles, cocos). Ese segundo escalón del colchón de capital de los bancos permite que, llegado el caso, se convierta automáticamente en acciones si la ratio de capital de máxima calidad (CET1) del banco cae de un determinado umbral.

La presión se ha acelerado sobre los cocos emitidos por Credit Suisse en 2018 que cotizan ya al 34% de su nominal –señal de que el mercado sigue aumentando la probabilidad de un default–, mientras que la emisión realizada en 2022 cotiza al 42% del nominal. Tampoco se libran de la tensión sus seguros de impago. Los credit default swaps (CDS) a cinco años del banco han superado esta semana los 1.000 puntos básicos, mientras que los de un año han llegado a situarse sobre los 3.700 puntos básicos.

La situación de Credit Suisse habría provocado, según Reuters, que algunos grandes bancos entre los que están Société Générale y Deutsche Bank, hayan puesto restricciones a sus operaciones con el banco suizo o sus activos. El negocio de banca privada de HSBC, por su parte, estaría analizando con lupa los préstamos vinculados a valores de Credit Suisse pero no habría adoptado aún ninguna decisión.

Tampoco han jugado a favor de la entidad las especulaciones sobre una posible fusión de su división de grandes patrimonios con la del otro gran banco suizo, UBS. Un informe de JP Morgan apuntaba que una consolidación entre ambas entidades era la opción más probable. Si bien ha sido un movimiento descartado por ambas entidades, según recoge Bloomberg.

Los analistas, con todo, consideran que no será necesario un rescate estatal, como el que tuvo que realizarse a UBS por su exposición a la crisis inmobiliaria estadounidense desataca la quiebra de Lehman Brothers.

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