La jubilación no preocupa en los grandes patrimonios, pero sí planificar bien la sucesión
Es importante saber transferir los ahorros acumulados a las siguientes generaciones. La clave está en una buena organización del patrimonio
Mientras que para el ciudadano medio puede ser un auténtico quebradero de cabeza lo que cobrará de pensión pública o lo que será capaz de ahorrar de forma privada para complementar ese ingreso para vivir mejor sus años de jubilado, para aquellas personas que atesoran altos patrimonios esas cuestiones no son las más importantes.
Este tipo de clientes disponen de una capacidad financiera lo suficientemente amplia como para mantener el nivel de vida sin que la jubilación les suponga una pérdida de su poder adquisitivo. Sin embargo, en esta tipología de clientes hay una preocupación mayor: cómo transferir los ahorros que han sabido acumular a las siguientes generaciones, distribuyendo correctamente el patrimonio, cuya composición suele ser compleja, y preparar la sucesión. Y es que, cuando se dispone de una gran fortuna, no solo se trata de sacarle rentabilidad o de mantener su valor, también es importante organizarla.
Efectivamente, es habitual en las personas y familias con grandes patrimonios tener variedad de activos: inmobiliario, empresariales, financiero, etc. Por eso, organizar la sucesión representa un proceso complejo y sensible que se debe planificar para garantizar que se transmita según la voluntad del cliente y que se lleve a cabo de la manera más eficiente posible.
“Este proceso de construir un protocolo familiar para la sucesión supone un trabajo de reflexión de toda la familia que debe estar guiado siempre por profesionales. Tarea a veces incómoda o difícil, pero que con total seguridad evitará conflictos mayores en un futuro y aportará tranquilidad al causante”, aconseja Begoña Alfaro, delegada territorial del Comité de Servicios a Asociados de EFPA España en Navarra y País Vasco.
En el caso de organizar la sucesión, las decisiones que hay que tomar varían si se trata de una familia empresaria o no, distingue Paula Satrústegui, socia de asesoramiento patrimonial de Abante. Si tenemos entre manos la organización de una sucesión en la que no se encuentra la transmisión relacionada con empresas, “donde además de las decisiones personales hay que tomar decisiones relevantes para el negocio, como quiénes van a dirigirla, cómo se equilibran dividendos e inversión, etc.”, explica Satrústegui, hay diferentes cuestiones que hay que valorar. Por ejemplo, “si es mejor donar o dejar en herencia y qué parte de mi patrimonio puedo donar para no poner en riesgo el resto de mis objetivos”, detalla.
Otras cuestiones a tener en cuenta son ver si interesa rescatar el plan de pensiones o es mejor dejárselo a los herederos, si se pueden repartir los activos como realmente se desee o si no es posible, quién administrará el patrimonio en determinadas circunstancias o cómo queremos que se gestione.
En el caso de las empresas familiares, el plan sucesorio es clave para que la compañía perviva. Según la socia de Abante, las familias emprendedoras deben tener en cuenta que el patrimonio es una suma de partes entrelazadas, deben ser conscientes de que las decisiones de la compañía afectan al patrimonio familiar y viceversa. “Se trata de un tipo de situaciones en las que hay mucho más corazón que razón, en las que las decisiones se suelen tomar de una forma emocional y con la visión de corto plazo, cuando lo adecuado sería poner las luces largas y escoger de manera racional”, recomienda.
En cualquier caso, según Begoña Alfaro, a la hora de configurar y hacer rentar el patrimonio de un cliente con alto patrimonio, debería ser clave tener en cuenta el aspecto de la sucesión, ya que “organizar la transmisión puede condicionar la inversión por temas fiscales, por ejemplo. Hay vehículos de inversión que en sucesiones son más favorables que otros”, remarca.
En este sentido, los expertos recuerdan que se disponen de instrumentos de planificación sucesoria que pueden resultar muy útiles, ya sean donaciones en vida, utilización de vehículos de ahorro e inversión en formato seguro de vida (unit linked), protocolos familiares para la sucesión en el caso de empresa familiar, entre otros.
A tener en cuenta
Fracasos. Algunos especialistas en asesoramiento financiero mencionan el trabajo Bridging generations: transitioningfFamily wealth and values for a sustainable legacy, publicado en 2017 con el objetivo de mejorar los datos que en él se citan. En concreto, en ese entonces, el 70% de las familias afirmaba haber fracasado en la transferencia intergeneracional de patrimonio y el 67% citaba la planificación de la sucesión y la herencia como una de sus mayores preocupaciones.
Planes de pensiones. Con las sucesivas reducciones en la aportaciones máximas a los planes de pensiones individuales, estos instrumentos ya no suelen estar en el radar de los asesores de inversiones para configurar las carteras de los grandes patrimonios. Sin embargo, los expertos admiten que todavía se ven muchos casos de directivos de empresas que reciben o han recibido generosas aportaciones a planes de pensiones como vía de remuneración, lo que hace que acumulen un capital importante al final de su etapa laboral que contribuirá a mantener su nivel de vida en la jubilación.
Fondos. Para Paula Satrústegui, socia de asesoramiento patrimonial de Abante, entre los vehículos de inversión más adecuados para grandes patrimonios están “tanto fondos de inversión para activos financieros tradicionales como fondos de capital riesgo para alternativos. Nos parecen una solución eficiente en la mayoría de los casos. También se pueden pensar en productos estructurados, sociedades de capital riesgo, entre otros”. Y “tampoco debemos olvidar la inversión en arte. Eso sí, todas estas siempre de la mano del asesor financiero fiscal, clave en todo el proceso de construcción y seguimiento de la inversión”, según Begoña Alfaro, delegada territorial del Comité de Servicios a Asociados de EFPA España en Navarra y País Vasco.
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