Los fondos españoles marcan máximos de 10 años de inversión en deuda
Desde 2022 han entrado decenas de miles de millones a bonos soberanos y corporativos


La invasión de Ucrania por parte de Rusia, iniciada hace tres años, ha traído cambios a todos los niveles. También en la composición de las carteras de los fondos de inversión españoles. Aquellas incursiones de tanques y tropas generaron una espiral inflacionista que los bancos centrales tuvieron que combatir con subidas de tipos de interés. Ese giro en la política monetaria puso fin a un larguísimo periodo de tipos cero —que llevó a mucha deuda pública a cotizar incluso con rendimientos negativos— y ha provocado que la inversión en renta fija recuperara el esplendor perdido. En España, el movimiento ha hecho que el volumen de renta fija que hay en las carteras de los fondos de inversión esté cerca del 66% del total. Dos de cada tres euros que hay en fondos están invertidos en bonos, un nivel no visto desde 2015.
Los datos ofrecidos por Inverco —la asociación de las gestoras de fondos— indican que ese porcentaje lleva desde 2020 creciendo sin parar. En términos absolutos, las cifras son mucho más mareantes. Al cierre del tercer trimestre de 2024 (último dato disponible) los fondos españoles acumulaban unos 400.000 millones de euros de patrimonio. De este importe, 80.000 millones están invertidos en deuda soberana y corporativa española y 165.000 millones son emisiones de otros estados y de empresas radicadas en el extranjero. En total, representan el 56% de todo las inversiones que hay en fondos registrados en España. En 2020, esa proporción estaba en tan solo el 40%.
A esta cifra hay que añadir que los gestores de fondos españoles invierten una parte de las carteras administradas en otros fondos internacionales. El 20% del total. Aunque no hay un detalle específico de en qué invierten esos fondos extranjeros, desde Inverco calculan que la mitad del dinero puede estar, nuevamente, invertido en renta fija. Por lo tanto, la proporción total que los fondos españoles tienen en estos activos más conservadores se situaría en alrededor del 66%. Dos tercios de los 400.000 millones de euros de patrimonio. Unos 270.000 millones de euros.
El cambio de paradigma se produjo con el fin de la época de los tipos cero. Durante casi una década se había producido un progresivo movimiento de los inversores españoles hacia activos de más riesgo. Primero, se trasladaron de la deuda soberana a la deuda corporativa, también de los plazos más cortos a otros con más largos. Poco a poco, también fue llegando cada vez más dinero a vehículos de Bolsa. Si en 2010 la renta variable pesaba poco más del 10% del total, en 2020 llegó hasta el 30%, también gracias a la buena evolución de la renta variable, especialmente entre 2019 y 2022.
Cuando el Banco Central Europeo (BCE) pasó de fijar el tipo oficial del dinero del 0% al 4,5% en poco más de un año —entre mediados de 2022 y mediados de 2023— arrastró a toda la deuda pública y privada europea. Lo mismo pasó en la otra orilla del Atlántico con la Reserva Federal. Ahora, invertir en un bono español, italiano o francés... a 10 años, volvía a ser muy atractivo. Los activos más conservadores volvían a estar de moda.
Fue en esa época, a finales de 2023, cuando las gestoras empezaron a lanzar fondos de deuda corporativa que prometían hasta un 8% de retorno (casi seguro), las compañías aseguradoras lanzaron pólizas de ahorro al 3% y los fondos conservadores eran capaces de captar más de 25.000 millones de euros en solo unos meses.
Ana Claver, jefa de distribución mayorista de la firma Robeco, reconoce que “durante dos o tres años los reyes han sido los fondos de renta fija, sobre todos los de rentabilidad objetivo”. Este tipo de producto consiste en un fondo que compra una cesta de bonos, con un plazo de vencimiento similar. Para lograr el retorno esperado basta con tener paciencia para llegar al vencimiento. Al ser unos productos muy sencillos, los bancos españoles los emitieron como churros, y desplazaron parte de la inversión que hacían a través de fondos de gestoras internacionales, que sufrieron sus primeros retrocesos en España después de muchos años.
Otro de los cambios que se puede apreciar en la evolución de la composición de la cartera de activos de los fondos españoles tiene que ver con la procedencia de la renta fija. Hace 10 años, el poco dinero que había en deuda soberana y corporativa estaba mayoritariamente invertido en emisiones del Tesoro Público y de empresas españolas. La parte de bonos internacionales era la mitad. Ahora, con el nuevo florecimiento de la renta fija, hay mucha más variedad, y casi el 80% de los recursos están en bonos internacionales.
Bruno Patain, máximo responsable en España de la gestora italiana Eurizon, explica que “en los últimos años ha habido mucho interés por nuestros fondos de deuda, pero siempre con un grado mayor de sofisticación, de gestión activa, porque para los fondos basados en comprar una cartera de bonos y mantenerlos, los bancos españoles no nos necesitaban”.
La buena noticia para los clientes es que esta apuesta por los fondos de deuda ha funcionado bien en términos de rentabilidad. Después del nefasto ejercicio 2022, en los que los bonos se depreciaron, el año siguiente los vehículos que invierten en bonos europeos se revalorizaron de media un 4,9% y en 2024, otro 3,4%, con unos niveles de riesgo muy controlados.
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