Las gestoras internacionales se desinflan en España con las subidas de tipos
Tras rozar el 50% del mercado han perdido cuota a medida que la banca nacional apuesta por los productos propios y de menor riesgo
Las gestoras internacionales han perdido cuota de mercado en España en los tres últimos años. Después de muchos ejercicios de bonanza ahora les está costando más vender fondos de inversión debido, en buena medida, a las subidas de tipos de interés que se produjeron entre 2022 y 2023. Aunque la política monetaria ha virado recientemente, con tímidas bajadas, las firmas de fuera siguen sufriendo porque los bancos han priorizado la venta de fondos de inversión propios y de bajo coste. En 2021 las gestoras foráneas —como BlackRock, Fidelity, Amundi o Pictet— llegaron a rozar el 46% de cuota de mercado, mientras que a junio de 2024 estaban en el 41%.
Durante el largo periodo de bajos tipos de interés, muchas entidades financieras españolas recurrieron a productos de inversión de otros países para conseguir algo más de retorno. Muchos pequeños clientes, inversores tradicionales en productos de deuda pública, fueron incluyendo en sus carteras vehículos de deuda corporativa, de titulizaciones, de compañías de pequeña y mediana capitalización europea... Esto fue un maná para las firmas extranjeras más especializadas. Entre 2018 y 2021, el importe de fondos vendidos en España por estas gestoras creció en 119.000 millones de euros, de acuerdo con datos de Inverco, la asociación del ramo, hasta llegar a 287.000 millones. Tres años después, el nivel acumulado es ligeramente inferior, pese a la revalorización de los mercados.
Pablo Martínez Bernal, responsable de ventas en España de la gestora francesa Amiral, recuerda que ese periodo fue muy prolífico para el sector. “Tuvimos años muy buenos, con mucho cliente de los que llamábamos ‘turistas’, que nunca habían tenido en cartera nada de Bolsa y ahora sí que se animaban”. Ahora bien, con las subidas de tipos de interés, todo cambió. “Para la banca española era mucho más cómodo comercializar sus propios productos de renta fija, sobre todo fondos de rentabilidad objetivo, invertidos en deuda pública española o italiana, y que les permitían ofrecer unos rendimientos interesantes y sacar buenas comisiones”. Ese fue el producto estrella de la banca nacional, en claro perjuicio de las entidades extranjeras.
CaixaBank, Santander o Kutxabank han vendido muchísimos fondos de este tipo, en los que el cliente tenía incentivos para mantener la inversión hasta que vencieran los activos en cartera. La gestión de estos productos es muy básica y las comisiones de gestión estaban alrededor del 0,45% anual, un nivel muy atractivo para el poco trabajo que daban a lo largo del periodo de la inversión. También vendieron fondos de renta fija convencionales, fondos monetarios y garantizados.
Bruno Patain, jefe para España y Portugal de la firma italiana Eurizon, reconoce que el sector ha vivido unos años difíciles. “Nosotros somos muy buenos en renta fija y nos ha ido bien, pero algunos competidores han sufrido, por lo que nos consta”. Con todo, el inversor se muestra relativamente optimista y considera que se ha tratado de una situación coyuntural. “Con las bajadas de tipos que ahora empiezan, las gestoras extranjeras volverán a tener margen de crecimiento”.
Los síntomas de las dificultades de las entidades foráneas son aún incipientes: recortes en presupuestos de márketing, la no renovación de algunos puestos directivos que se jubilan... “En algunos sitios empieza a haber nerviosismo, aunque tampoco podemos hablar de una situación crítica como la que se vivió en 2008″, apunta el máximo responsable en España de una gran gestora estadounidense, que prefiere no ser citado. Este ejecutivo recuerda otro de los problemas que vive el sector: “El estrechamiento de márgenes”.
Con la irrupción desde hace una década de los fondos indexados de bajo coste es posible invertir en Bolsa de Estados Unidos o Japón pagando comisiones de 0,2% o 0,3% al año, cuando lo habitual en los fondos de inversión convencionales era abonar entre un 1,5% y un 2%. Como los fondos de gestión pasiva no tienen más que replicar un índice bursátil o de bonos, tampoco tienen que pagar los altos sueldos de los gestores encargados de comprar y vender acciones. “Cada vez hay una mayor polarización, en la que los clientes optan por fondos totalmente indexados o fondos muy activos”, reflexiona Pablo Martínez, de Amiral. La tendencia ha hecho que todas las gestoras tengan que reducir los márgenes. A pesar de las dificultades, considera que la enorme cantidad de dinero acumulado en depósitos hace que la tendencia a medio plazo para las firmas extranjeras sea positiva.
Cambio de modelo
Un tercer factor que se añade a las bajadas de tipos y al auge de la gestión pasiva es la revisión por parte de la banca española de su forma de distribuir fondos. Hace una década, los departamentos de banca privada de BBVA, Santander o CaixaBank tenían listados de productos de inversión de firmas internacionales que recomendaban a sus clientes. Cuando vendían uno de esos fondos, se quedaban con un porcentaje de las comisiones, que a menudo superaba el 50%. Aunque esas comisiones de retrocesión de la banca española eran en ocasiones abusivas, para las gestoras extranjeras eran una buena de puerta de entrada a sus clientes.
Desde hace un lustro, la normativa europea ha incentivado la distribución de fondos a través de contratos de gestión discrecional de carteras, por los que quienes los suscriben pagan una comisión explícita al banco por administrar una parte de su patrimonio financiero. La entidad financiera tiene luego la obligación de velar por los intereses del cliente y buscarle los productos más adecuados y económicos para su cartera. Lo que está ocurriendo es que en Santander, CaixaBank o KutxaBank, incluyen como subyacente de esas carteras gestionadas sus propios fondos de inversión, con lo que pueden prescindir de los fondos de terceros. “Al final, ellos son quienes tienen una clientela a la que nosotros nos cuesta mucho llegar, así que tienen la sartén por el mango”, concluye el jefe de otra gestora norteamericana.
En el caso de CaixaBank, en sus fondos Master para carteras gestionadas suele externalizar la gestión en firmas internacionales, para reducir costes al tiempo que sigue manteniendo la cercanía con el cliente. Bajo esta fórmula ya tiene 300.000 contratos y 35.000 millones de euros gestionados. Las cinco gestoras foráneas seleccionadas para asesorar estos vehículos —Amundi, JP Morgan AM, Morgan Stanley, Nomura y Robeco— están satisfechas, aunque les aprieten las tuercas, pero el resto del sector mira cómo gran parte de los clientes banca privada de la firma quedan ahora fuera de su alcance.