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Tribuna
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

2025: lo probable, lo improbable y las sorpresas

En renta fija es probable repetir una rentabilidad como la de 2024, del 3%-4%, y atentos a la inflación

Bull market in the US stock market
honglouwawa (Getty Images)

Como todos los años, muchas entidades financieras del sector de la inversión y el ahorro publican en esta época sus previsiones para el nuevo año. Dentro de estos informes se suelen encontrar opiniones o recomendaciones sobre las principales clases de activo como los principales índices de Bolsa o las principales categorías de bonos o renta fija. En ocasiones se proporcionan rentabilidades estimadas, algo que lógicamente todo inversor debiera estar interesado. El problema es que casi nunca se cumplen porque la mayoría de las entidades suelen tomar las rentabilidades anuales de largo plazo obtenidas por esos activos y hacer algunos pequeños ajustes en función de la visión macro y de mercado. El resultado es que la rentabilidad estimada para la Bolsa suele moverse todos los años en un rango estrecho del entorno del 5%-10%.

Sin embargo, resulta que esos guarismos de digamos el 7%-8% muy raramente se dan. La naturaleza volátil de la Bolsa en el corto plazo (que no en el largo plazo) significa que en los últimos 30 años el índice de referencia de la Bolsa estadounidense, el S&P 500, solo ha registrado rentabilidades en ese rango, probable en el largo plazo, en dos de ellos, 2004 (8,9%) y 2016 (9,5%). En el resto o han sido abultadas rentabilidades de doble dígito, o bordeando el cero o de fuertes retrocesos.

Por ello tratemos de dar la mejor visibilidad posible solo en aquellos activos donde las rentabilidades futuras suelen ser menos inciertas. El primero en la lista es el mercado monetario o la renta fija a muy corto plazo. Es probable repetir una rentabilidad como la del 2024 en el entorno del 3%-4%, lo que en vista de la inflación actual y la sobrevaloración en otros activos no está nada mal. Importante estar muy atentos a la inflación porque una “sorpresa nada improbable” de datos de reducción de la inflación mayor de lo esperado podría hacer recomendable mover asignación hacia deuda de medio y largo plazo. En ese escenario no se podrían descartar rentabilidades en fondos de deuda de calidad a largo plazo de un dígito altas o incluso de doble dígito.

En el caso de la renta variable, ante la imposibilidad de proyectar rentabilidades con cierto nivel de certeza para periodos inferiores a 10 años, apuntamos hacia lo que podría ser otra “sorpresa nada improbable” para 2025. Se han alcanzado en estos últimos días y semanas niveles extremos de posicionamiento a favor de la Bolsa estadounidense versus la renta variable europea. Cuando esto ha ocurrido en el pasado, curiosamente, las rentabilidades de la Bolsa europea han sido superiores a las de la estadounidense en los siguientes 1-2 años. Quizás sea porque dicho de otro modo ya no quedaría nadie más para comprar Bolsa USA y vender Bolsa europea.

Juan Manuel Vicente Casadevall es consejero de Smart Bolsa


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