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Juan Carlos Gil (Moderna): “Tener un único proveedor de vacunas de ARNm en Europa es un riesgo”

La biotecnológica estadounidense lanzará este año una inoculación para el virus respiratorio sincitial y desarrolla otra para el melanoma en estadio 3 y 4

Juan Carlos Gil, director general de Moderna.
Juan Carlos Gil, director general de Moderna.Pablo Monge Fernandez
Denisse Cepeda Minaya

Moderna ya tiene sede en España. También un laboratorio para la certificación de los lotes de su vacuna de ARN mensajero (ARNm) contra el Covid, que se distribuye a 60 países, tras una inversión de 22 millones de euros. El director general en España de la biotecnológica estadounidense, Juan Carlos Gil (Madrid, 1968), recibe a este diario en las nuevas instalaciones, que estarán operativas en 2024.

Además, el directivo, que trabajó anteriormente en la estadounidense MSD, también en la división de inmunización, anuncia para este año el lanzamiento de una vacuna para el virus respiratorio sincitial y habla de otros proyectos en desarrollo para el melanoma en estadio 3 y 4. Entre enero y marzo de 2023, la compañía facturó un 69% menos, hasta los 1.900 millones de dólares (1.756 millones de euros) por la caída de las ventas de su inoculación contra el coronavirus. Pero la empresa es optimista, ya que negocia pedidos para otoño con Estados Unidos, Europa, Japón y Australia.

P. ¿Qué supone para Moderna la apertura de este laboratorio y la sede en Madrid?

R. Es un hito histórico. Abrimos por primera vez en Europa un laboratorio de estas características fuera de Estados Unidos y, para nosotros, refuerza nuestra apuesta estratégica por el país y Europa, también nuestra capacidad analítica y de distribución. España es el único país fuera de Estados Unidos donde se hará todo el proceso de fabricación, de principio a fin [de la vacuna contra el Covid tras un acuerdo con Rovi], para su dis­tribución en Europa y hasta 60 países.

P. ¿Dónde se hacía este último paso de certificación?

R. En Norwood (Estados Unidos) y también a través de terceros en algunos países. Pero este laboratorio hará más cosas: ensayos microbiológicos, bioensayos, control de calidad, control analítico y entrenamiento del personal interno y externo.

P. ¿Qué mercados se abastecen desde España?

R. Europa, los Veintisiete, es el foco más importante, y otros como ­Japón.

P. ¿Cuándo funcionará a plena capacidad el centro?

R. Tiene que ser validado, primero, por la Agencia Española del Medicamento, luego por la EMA y la FDA [los reguladores europeo y estadounidense] si comercializamos en EE UU [...] Si todo va bien, estaremos operativos por completo en 2024.

P. ¿Cuál es la previsión de fabricación para este año?

R. Es muy complicado de prever porque ni siquiera se ha definido cuál es la vacuna que se va a producir. Estamos esperando que la FDA se decante por qué variantes van a ser incluidas y, una vez que se decida, se estimará la demanda de cada país. Queremos ajustar nuestra producción a esa demanda. Ahora, estamos produciendo el ARNm, el plásmido.

Las variantes de Covid que están siendo más hegemónicas en China no tienen nada que ver con las de Europa y EE UU

P. ¿Qué cantidad de plásmido esperan producir?

R. En cada vacuna incluimos 50 microgramos. Las cantidades pueden parecer muy pequeñas, pero con un gramo podemos fabricar muchas.

P. ¿Hay ya datos sobre las variantes que circulan?

R. Hay estudios completos con los porcentajes de cada una de las subvariantes que están en cada país o región. Las que están siendo más hegemónicas en China no tienen nada que ver con las de Europa y EE UU, la XBB1.5 y XBB1.6, que son las que potencialmente tienen más posibilidades de estar en la nueva vacuna.

P. ¿Caerá la demanda en 2023?

R. Sí, porque el virus está más controlado, hay menos infección y [las dosis] se han limitado a los más vulnerables.

P. Países como Polonia piden que se renegocien los contratos por dicho motivo, ¿cómo les afecta?

R. Pfizer tiene un contrato muy grande con la UE y muchos países piden ahora su renegociación. El caso de Moderna es completamente distinto, no tenemos contratos de esa dimensión y negociamos siempre acorde a las necesidades de Europa. Lo fundamental es que la población europea tenga dos alternativas de ARNm porque tener un único proveedor es siempre un riesgo. La pandemia nos ha enseñado los vulnerables que somos y que las cosas suceden y tenemos que estar prevenidos. Nosotros estamos trabajando y estamos preparándonos, junto con la OMS, para la enfermedad X, que es la potencial futura pandemia. Hay que estar lo mejor preparados posible para poder defendernos y protegernos el día que aparezca. Nos hemos comprometido con la OMS a tener las 15 enfermedades que más preocupan a la humanidad en ensayos clínicos en 2025 y entre ellas está también prepararnos.

Juan Carlos Gil, en las instalaciones de Moderna en Madrid.
Juan Carlos Gil, en las instalaciones de Moderna en Madrid.Pablo Monge Fernandez

P. ¿Cómo contempla compensar la empresa la caída de las ventas?

R. Mi compañía no está focalizada en tener más o menos ingresos, sino en traer soluciones terapéuticas. Tenemos un montón de proyectos en desarrollo que nos va a permitir contar con alternativas. En el campo del virus respiratorio sincitial, esperamos tener una vacuna este año. Trabajamos en distintas versiones de la de la gripe y en hacer combos para el futuro, también contra cánceres, deficiencias enzimáticas o coenzimáticas y patologías metabólicas, como son las enfermedades raras; en cardiovasculares y en otras respiratorias producidas por virus. Además, empezamos a investigar en las producidas por bacterias. El ARNm es la medicina del futuro.

P. ¿Esas son todas las otras aplicaciones que tendrá el ARNm?

R. El ARN mensajero es una plataforma. Es el lenguaje con el que nos comunicamos con el cuerpo, con el que le damos instrucciones. Hemos sido capaces de identificar ese lenguaje para poder darle instrucciones concretas. En el caso del Covid, hemos diseñado una secuencia de ARN que le pide a nuestras células que fabriquen una proteína, llamada espícula, y que haga que nuestro sistema inmune la identifique como exógena y la ataque. Con la vacuna, lo que hacemos es que enviamos el ARNm al cuerpo, entra en la célula, le pide que fabrique esa proteína y el sistema inmune de nuestro cuerpo reacciona, genera anticuerpos, contrae esa proteína y, cuando entra el virus en una infección de verdad, lo reconoce de forma inmediata y hace una respuesta específica inmediata de forma que evita la enfermedad. Eso lo hemos aprendido a hacer para muchas otras patologías. Las proteínas tienen muchísimas funciones, no solo la de activar el sistema inmune. Con esas proteínas lo que vamos a hacer es pedirle al cuerpo que fabrique soluciones para otras enfermedades. Vamos a personalizar cada solución terapéutica, lo podemos hacer incluso por individuos, como las vacunas contra el cáncer que estamos desarrollando, para colectivos o para enfermedades concretas.

Nos encantaría tener una panrespiratoria que cubra la mayor parte de las patologías habituales en el área

P. Cuando habla de combos, ¿se refiere a dosis combinadas?

R. Sí, estamos obsesionados con la innovación, con las enfermedades respiratorias producidas por virus, y nos encantaría tener una panrespiratoria que cubra la mayor parte de las patologías habituales en el área, que son las que causan muertes en los hospitales.

P. En cáncer o dolencias metabólicas, ¿algún área en concreto?

R. En abril, en la American Association for Cancer Research, presentamos unos datos esperanzadores de un estudio en fase 2B que desarrollamos con otra compañía [la estadounidense MSD] para un tratamiento adyuvante con un inmunomodulador [Keytruda] en pacientes con melanoma en estadio 3 y 4, y que empezará su fase 3 este año. Incluso, la EMA nos ha dado lo que llaman el prime, un desarrollo y aprobación rápida si sigue teniendo estos resultados. Trabajamos también con más cánceres como el de pulmón.

El contrato con Rovi para la fabricación de la vacuna del Covid es de 10 años, pero podría durar mucho más

P. ¿Ve en un futuro que la empresa abra una fábrica en España?

R. Nuestra alianza con Rovi es muy firme y estable. Estamos muy contentos. Tenemos un contrato a 10 años, pero podría durar mucho más. En un futuro, si queremos tener fábricas propias, lo desconozco. Seguramente, sí.

P. ¿Estudia otras alianzas?

R. Sí, estamos continuamente estableciendo alianzas estratégicas y buscando siempre futuras opciones, como las establecidas recientemente con Generation Bio, para desarrollar medicamentos genéticos no virales, y con CytomX, para investigar terapias oncológicas activadas condicionalmente basadas en ARNm.

P. Las vacunas contra el Covid están caducando, se calcula en más de seis millones, y se están destruyendo, ¿cómo gestionar esta situación?

R. No es una solución sencilla. Tengo que romper una lanza, al menos por nuestra Agencia Española del Medicamento y nuestro Gobierno, que ha sabido e intentado gestionarlo de la mejor manera posible y de forma muy positiva. Nadie era capaz de prever en 2021 qué iba a pasar en 2022 o 2023. De hecho, en 2022 tuvimos varias olas. Es muy difícil decir que en 2023, en el mes de mayo, vamos a estar con mínimos; imagínate que ahora mismo no estuviéramos así y estuviéramos en una situación distinta, ¿qué le estaríamos diciendo al Gobierno? Seguramente, ¿cómo es posible que no tuviéramos vacunas en stock? Hay que tener stock por si pasa algo. Es una situación compleja y creo que la gestión pública, la gestión de la sanidad en España, ha sido la adecuada para proteger de la mejor manera posible a la población. A veces tiene un coste que tenemos que asumir como sociedad para estar protegidos; el coste en vidas ha sido mucho más caro.

P. ¿Por eso decía que están pendientes de qué variantes van a circular en EE UU para ajustar su producción a esas previsiones?

R. Una de las cosas interesantes de nuestra tecnología es que nos permite ser muy rápidos y eficientes en la producción de la vacuna. Un gran porcentaje de esa producción es estándar y esa ventaja nos permite decidir cuál es la variante que queremos incluir. Hasta ahora, la vacuna de la gripe se empezaba a fabricar en febrero, seis meses antes, por eso, a veces, hay años que la inmunización no es tan eficiente, porque durante esos seis meses las cepas cambian y no cubren tanto. Sin embargo, con nuestra tecnología se reduce mucho la ventana y lo que se va a hacer es que se va a apurar hasta el último momento para poder producirlas, a partir de junio. Las vacunas que tenemos ahora dan mucha cobertura, son muy eficientes. La mutación genética de la variante Ómicron era pequeña, pero si es mayor de un 30%, se puede producir de repente la aparición de un linaje nuevo y que la vacuna tenga menor cobertura, menor eficiencia. Ha habido muchas mutaciones que hacen que la espícula, la proteína, cambie tanto que sea capaz de camuflarse y no responda bien a nuestra vacuna. Esto es lo que estamos intentando hacer para adelantarnos o acercar lo más posible la vacuna que vamos a poner en otoño a la potencial variante que tengamos.

El reto ahora es que la gente mayor se vacune. Esta pandemia nos ha enseñado que la vacuna no es una cosa solo de niños

P. Al final, ¿vamos a convivir siempre con el virus?

R. Desafortunadamente, el virus sigue circulante y bastante campante. La OMS dará por terminada la pandemia en algún momento, lo que no significa que no esté circulante. Lo que ha hecho la vacuna es que, al haber tanta gente inmunizada, el virus no produzca enfermedad grave, ni hospitalizaciones, ni muerte. De hecho, hay mucha gente que se está contagiando y se cura porque el nivel de protección es bastante alto. Y el virus, si circula y circula entre mucha gente, tiene capacidad de mutación. Son virus muy activos, no sé si seremos capaces de erradicarlos. Ojalá no tengamos picos epidemiológicos serios.

P. ¿Qué hacer con los antivacunas y los bulos?

R. Hay que dimensionar el impacto que tienen y confrontarlo con información veraz. Es una cuestión de educación. Con la pandemia, la gente ha aprendido mucho: habla de antígenos o de anticuerpos, vacunas o espículas, y esta información y esta formación ha calado y mucha gente tiene una visión más objetiva de las cosas, de discernir entre lo que es cierto o no. Lo que me preocupa de los antivacunas es cuando se empiezan a ideologizar algunas de las tendencias. España es un país provacunas. La mayor parte de la población cree en ellas y lo hace de forma habitual. La Asociación de Pediatría y la Asociación Española de Vacunología han hecho una labor de educación durante muchos años. Creo que ya no hay padres que no vacunen a sus hijos, tenemos unos índices de cobertura por encima del 95%. La que queda es una población más marginal y tendríamos que ver cómo llegar a ellos. Es verdad que tenemos un reto por delante: que la gente mayor se vacune. Esta pandemia nos ha enseñado que la vacuna no es una cosa solo de niños.

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Sobre la firma

Denisse Cepeda Minaya
Periodista especializada en energía, medio ambiente, cambio climático y salud. Máster en Economía verde y circular por el Inesem y Máster en Periodismo por la UAM/El País. Con más de 20 años de experiencia en periodismo económico. Anteriormente trabajó en República Dominicana como reportera de economía en los periódicos El Caribe y Listín Diario.

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