La OCDE duda de que España consiga rebajar el déficit al 3% del PIB y alerta de una subida de la deuda
El organismo mejora el crecimiento del PIB de 2023 al 2,5%, pero reduce al 1,5% el del año que viene
El Gobierno en funciones remitió la semana pasada a la Comisión Europea el Plan Presupuestario de 2024, un documento que actualizaba las previsiones macroeconómicas y que situaba la reducción del déficit público al 3% como uno de los grandes objetivos a lograr el ejercicio próximo. Este miércoles, sin embargo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha tirado un jarro de agua fría sobre estas proyecciones y ha previsto que el saldo fiscal de España cierre 2023 en el -3,8% del PIB y que mejore tan solo tres décimas en 2024, hasta el -3,5% del PIB. Se rebasaría en medio punto el objetivo de equilibrio fiscal. En paralelo, el think tank de los países ricos ha mejorado su previsión de crecimiento para este año, ha empeorado la del siguiente y ha alertado de un aumento de la deuda pública tras tres años consecutivos de reducciones.
España, argumenta la OCDE, ha tenido durante mucho tiempo gastos e ingresos gubernamentales “moderados”, pero el equilibrio presupuestario ha sido difícil de alcanzar, lo que ha llevado a que la ratio de deuda pública supere con creces el 100% del PIB. En este contexto, añade, el gasto como porcentaje del PIB está cerca del promedio de la Unión Europea, pero los ingresos son varios puntos porcentuales más bajos, “lo que genera un gran déficit estructural”.
El gran riesgo del notable nivel de déficit público, más allá de los desequilibrios fiscales obvios, se encuentra en el retorno de las reglas fiscales comunitarias, que llevan congeladas desde el año 2020 (a raíz de la pandemia de Covid-19, primero, y de la crisis energética e inflacionista, después) y que volverán a entrar en vigor el ejercicio próximo. Aunque los socios de la UE tienen todavía que pactar la letra pequeña del nuevo Pacto de Estabilidad y Crecimiento, todo indica que las reglas seguirán limitando el déficit y la deuda pública al 3% y el 60% del PIB, respectivamente. Parece que estas directrices serán algo más laxas que antes y que los países tendrán más margen para reconducir sus números. Sin embargo, al superar los límites marcados, España podría enfrentarse a un procedimiento de déficit excesivo.
“La deuda pública es alta, el déficit fiscal sigue siendo considerable y los gastos relacionados con las pensiones y la salud aumentarán en el largo plazo”, señala el organismo con sede en París. Por ello, urge a adoptar un plan fiscal a medio plazo, a acelerar el ritmo de reducción del déficit a partir de 2024 y a garantizar que todo el gasto adicional esté totalmente financiado de forma estructural.
La OCDE ha hecho público este miércoles su estudio económico centrado en España. Al igual que hizo el Gobierno central, el organismo ha centrado en 2023 los mayores avances del PIB y ha desinflado las perspectivas del año próximo. Así, siempre según las nuevas previsiones, el producto interior bruto crecerá un 2,5% este año, dos décimas por encima del 2,3% que la OCDE había previsto hace poco más de un mes, mientras que en 2024 la subida se recortará en 0,4 puntos, hasta el 1,5%. Ambas son más pesimistas que las predicciones del Gobierno central, que confían en sendas subidas del 2,4% y el 2%.
En sus previsiones, la OCDE también muestra para 2024 un empeoramiento de la deuda pública por primera vez en tres años. Así, la senda de reducción iniciada en 2021, cuando el indicador bajó al 116% del PIB desde el 120% alcanzado un año antes, se cortaría de lleno y la deuda pasaría del 109,4% del PIB en 2023 al 110% en 2024. El organismo también prevé un crecimiento de la inflación para el ejercicio próximo en España, una tendencia que también ha vaticinado recientemente el Fondo Monetario Internacional. Así, los precios pasarían de un aumento del 3,5% en 2023 a uno del 3,7% un año después.
Una vez presentado el diagnóstico principal, la OCDE identifica una serie de desequilibrios y sugiere a España adoptar varias medidas para corregirlos. Los ingresos fiscales, por ejemplo, “son bajos según los estándares de la UE y hay margen para mejorar el diseño del sistema tributario”. La base del IVA, por ejemplo, “es estrecha”, las tasas marginales del IRPF son elevadas y el sistema tributario no está bien orientado para lograr objetivos ambientales. Por ello, la OCDE recomienda movilizar ingresos tributarios adicionales ampliando gradualmente la base del IVA, imponiendo impuestos especiales más altos sobre el alcohol y el tabaco y aumentando los impuestos relacionados con el medio ambiente. A la vez, propone reducir impuestos al capital y la carga tributaria sobre el trabajo para los hogares de bajos ingresos con niños.
El documento también propone poner fin a las medidas de apoyo que se implementaron para aliviar el impacto de los altos precios de la energía y los alimentos, ya que no han sido dirigidas en su totalidad a los hogares más vulnerables, e incrementar las ayudas directas destinadas a las familias de menores ingresos.
La OCDE, en cuanto a la sostenibilidad del sistema público de pensiones, considera posible que se necesiten nuevas medidas para asegurar la sostenibilidad, entre las que propone vincular la edad de jubilación legal a la esperanza de vida y ampliar el periodo de cálculo para acceder a ellas. En concreto, propone que el período de referencia para el cálculo de los derechos de pensión se amplíe, probablemente hasta al menos 40 años, para garantizar la sostenibilidad financiera del sistema. “De lo contrario, si los déficits de pensiones siguen siendo cubiertos por los ingresos generales, el mantenimiento de los beneficios de las pensiones se producirá a expensas de otras prioridades y en detrimento de la generación más joven, ya desfavorecida”, apunta.
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