Los seis meses de ‘shock’ continuado que cambiaron para siempre el rumbo de Grifols
Las acusaciones de Gotham provocaron un terremoto que ha sacudido la contabilidad, la gobernanza y, ahora, el capital del grupo
Un día como hoy, pero hace seis meses, el fondo bajista Gotham hizo temblar los cimientos del mercado español y de uno de sus pesos pesados del Ibex 35, el fabricante de hemoderivados Grifols. Referente durante años de empresa familiar que supo abrirse al negocio internacional y a inversores externos, el informe publicado aquel 9 de enero tiraba por tierra todas esas presunciones. Este acusaba al grupo catalán de manipular sus cuentas, en concreto sus cifras de deuda y ebitda, y decía que su valor era “cercano a cero”, cuando apenas unos días antes capitalizaba por encima de los 9.000 millones.
Los efectos de aquella sacudida duran hasta estos días. Como adelantó en exclusiva CincoDías/EL PAÍS en la noche del domingo, la familia fundadora y el fondo Brookfield analizan lanzar una opa por unos 5.500 millones de euros que, como consecuencia, conllevaría la exclusión de cotización bursátil de Grifols. Una operación que no puede desligarse de todo lo ocurrido en los últimos meses, en los que el escrutinio de los inversores, y también de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), ha provocado constantes subidas y bajadas en el precio de la acción, que llegó a valer menos de siete euros el 6 de marzo, cuando Gotham volvió a la carga con nuevas acusaciones. Hacía más de 12 años que no cotizaba en niveles tan bajos.
Trayectoria errática
Los siete últimos meses han provocado una catarsis en la compañía familiar, que antes del ataque de Gotham ya daba síntomas de preocupación. Desde 2020, justo antes de la pandemia, Grifols ha perdido más del 70% de su valoración bursátil. Uno de los motivos es, precisamente, esa deuda cuya magnitud era puesta en duda por el informe del inversor oportunista. En 2022, Grifols tuvo que reajustar sus cuentas del ejercicio anterior a petición de su auditor, para anotarse como deuda una inyección de capital de 830 millones efectuada por el fondo soberano de Singapur, GIC.
El pasivo se disparó a los 6.500 millones, y la compañía empezó a contemplar opciones para reducir ese apalancamiento, en un momento en el que, además, la caída de la acción era constante. La firma reconoció el análisis de “alternativas estratégicas”, entre ellas una ampliación de capital e, incluso, una venta, para lo que ya en aquel 2022 comenzaron las conversaciones con fondos.
Todo quedó aparcado, y la reducción de una deuda al alza se confió, esencialmente, a la venta de un 20% del capital de su participada china Shanghai Raas (RAAS) por un valor de 1.600 millones, apenas tres años después de convertirse en su primer accionista. Tampoco fue una operación sencilla. Grifols llegó a negociar con tres interesados: China Mercants, China Resources y Haier.
El efecto dominó
Esta última fue la que se llevó el gato al agua. Grifols anunció el principio de acuerdo el 29 de diciembre del año pasado, aunque no se cerró de forma definitiva hasta hace dos semanas. Una noticia recibida entonces con euforia por el mercado, que recompensó al grupo con una subida bursátil superior al 8%. Un punto de inflexión que duró poco más de 10 días.
Los que pasaron hasta la publicación del informe de Gotham, y a partir de ahí, de sus consecuencias. La más grave, la desconfianza del mercado, que hundió en cuestión de dos días el valor de Grifols en más de 3.000 millones de euros, convirtiéndose en presa fácil de los inversores bajistas.
Otra tiene que ver con su modelo de gobernanza, criticado también en el mencionado informe. La cúpula de la firma catalana ha sufrido cambios de peso desde entonces. A principios de febrero, menos de un mes del terremoto desatado por Gotham, Grifols anunció el nombramiento de un nuevo consejero delegado, Nacho Abia. Además, confirmó el abandono de los cargos directivos de Raimon Grifols, hasta entonces director corporativo, y Víctor Grifols, que cedió el puesto de director de operaciones. Antes, en diciembre, Víctor Grifols padre, presidente y primer ejecutivo del grupo durante 30 años, anunció su salida del consejo. Thomas Glanzmann, nombrado en mayo de 2023 presidente, mantenía el cargo pero sin poder ejecutivo.
Según la empresa, la búsqueda de un CEO era previa al demoledor informe de Gotham, pero la pérdida de poder ejecutivo de la familia sí pareció una reacción al mismo. En el centro de las acusaciones de Gotham estaban las operaciones de Grifols con Scranton, sociedad ligada a la familia Grifols, para rebajar falsamente su ratio de endeudamiento, que la empresa siempre rechazó. La CNMV, en un informe publicado en marzo, dijo no encontrar “errores significativos” en las cuentas anuales de Grifols, pero sí puso de relieve “deficiencias relevantes” en la información de algunos aspectos.
La compañía tiene en marcha una ofensiva legal contra Gotham en EE UU por “falsedades”, acusando a los autores del informe de “estafadores y delincuentes”, y pidiendo una compensación económica de al menos 60 millones, por los daños causados por el mismo. La batalla jurídica, que se desarrolla en los tribunales de Nueva York, no será sencilla, después de ver las dificultades para localizar Daniel Yu, fundador de Gotham y enemigo público número uno de Grifols.
Mientras tanto, el fondo ha seguido atacando, la última vez en mayo, y la farmacéutica recibiendo reveses del mercado, como la rebaja de la calificación efectuada por Moody’s. Y todo, con una Grifols sigue con la espada de Damocles que suponen los 2.900 millones de deuda que vencen el año próximo, y los casi 10.000 que componen su pasivo financiero total. Tareas todavía pendientes de abordar.
Sigue toda la información de Cinco Días en Facebook, X y Linkedin, o en nuestra newsletter Agenda de Cinco Días
Sobre la firma