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Grifols baraja la venta de activos por 2.000 millones para enderezar su rumbo financiero

La firma analiza la transacción de la filial china o la de diagnóstico y el mercado insiste en una ampliación de capital

Efe

Grifols mueve las palancas para enderezar su rumbo financiero. El objetivo del laboratorio catalán pasa por recabar alrededor de 2.000 millones de euros con los que reducir el elevado endeudamiento de la compañía y dar una señal a los mercados para que apoyen su recuperación tras el Covid-19, según indican fuentes financieras conocedoras de los movimientos de la multinacional cotizada en el Ibex 35. Entre otras posibilidades, la compañía trabaja en ventas de filiales –como el negocio en China o el área de diagnóstico–, mientras sigue escuchando la opción de dar entrada en el capital de fondos de capital riesgo, una alternativa que desde la empresa se ha visto improbable en el último año al ver su acción lastrada en Bolsa.

Los problemas industriales por la reducción de la obtención de plasma (la materia prima necesaria para sus medicamentos) por la pandemia de Covid-19 y el alza de la deuda por la compra de su rival alemana Biotest ha disparado el apalancamiento, que alcanza 8,6 veces el ebitda. La compañía mantiene el objetivo de rebajarlo a cuatro veces, para lo que confía, primero, en la mejora de los márgenes del negocio en los próximos meses. Pero el mercado no ve suficiente esa alza de la actividad, por lo que la empresa trabaja en activar esas palancas.

El recientemente elegido presidente ejecutivo del laboratorio, Steven Mayer, ya aclaró en una conferencia con analistas el mes pasado que baraja varias alternativas para entrar en estricta dieta financiera y salvar el bache, que le ha hecho perder más de un tercio de su valor en este año. Entre ellas, el directivo mencionaba ventas de participaciones minoritarias en algunos de sus negocios, la fusión de sus acciones A y B o, incluso y a más largo plazo, una ampliación de capital.

El mercado ha puesto los ojos ya en las transacciones que permitirían dar oxígeno al grupo. Una de las que más recursos permitiría obtener a Grifols es la venta de su negocio en China. El laboratorio entró en Shanghai RAAS en 2020, empresa de la que es el principal accionista con un 26% del capital. Las valoraciones de esa participación divergen, pero podrían superar los 2.000 millones. Uno de los argumentos que esgrimen los bancos de inversión para animar a la compañía a ejecutar esta transacción son las pocas sinergias que representa en el grupo, al aportar apenas 50 millones de euros en términos de ebitda.

La otra filial que el mercado pone en el disparadero cuenta con muchas más sinergias. Y eso le resta atractivo de cara a una transacción. Se trata del área de diagnóstico, a la que las primeras tasaciones arrojan una valoración de 2.000 millones, aunque Caixabank lo eleva hasta los 3.600 millones.

Los 2.000 millones de euros es, precisamente, la cifra mágica que se ha marcado la compañía para resolver sus problemas financieros. La empresa acumula una deuda financiera neta que supera los 9.300 millones. La banca de inversión explica que la compañía mantiene la puerta abierta a ejecutar una ampliación de capital, solo si las condiciones mejoran, como otra de las opciones alternativas. Las fuentes financieras consultadas apuntan a que la compañía escucha el interés de los fondos de capital riesgo interesados en alcanzar hasta el 20% del capital.

Esa opción se podría canalizar a través de una ampliación de capital sin derechos, para lo que el consejo de administración de Grifols tiene autorización de la junta a ejecutar hasta ese umbral para permitir la entrada de un nuevo inversor. La compañía ya negoció una operación de este tipo a inicios de año, cuando recibió el interés de firmas como Hellman&Fridman, CVC y KKR, entre otros.

De acuerdo al cierre en Bolsa de ayer, con una capitalización de 6.500 millones, este 20% de la compañía está valorado en 1.300 millones. Para alcanzar los 2.000 millones prometidos, Grifols necesitaría que la acción se recuperase un 50%. Ayer subió un 5%.

La empresa remite a las palabras del consejero delegado pronunciadas el mes pasado descartando actualmente esa opción por el descuento en el precio de la acción. Los “niveles de cotización actuales no favorecen” esa opción, según el documento remitido por la compañía al mercado.

El problema de la deuda y otras palancas

La deuda de Grifols se ha disparado hasta superar los 9.300 millones por dos razones fundamentales. La primera, la compra de Biotest, que engordó en 2.000 millones el pasivo. Pero también por el golpe que le dio el auditor KPMG al considerar que la inyección del fondo soberano de Singapur GIC debía considerarse como deuda, un problema que la compañía aseguró en la junta de accionistas que estaba buscando revertir.

GIC había entrado en el capital de Biomat, la filial estadounidense que controla gran parte de los centros de obtención de plasma. Precisamente esa es otra de las palancas que la multinacional puede activar, la de la búsqueda de socios para filiales.

Otra de las palancas a las que se refirió el mes pasado Mayer es la fusión de acciones de clase A con las de clase B (sin derechos políticos), aunque afirmó que en este momento no está sobre la mesa también por el bajo precio de los títulos. Mediante esta opción, se podrían emitir más acciones de clase A para intercambiarlas por las de clase B, más baratas. Según Citi, la farmacéutica catalana podría obtener 700 millones con este movimiento.

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