Fondos y gestoras con los que volver a creer en la renta fija en 2023
Unos pocos productos de CaixaBank, Mutuactivos o Buy & Hold sortean las pérdidas con posiciones bajistas, bonos ligados a la inflación y el uso de divisas
A falta de tres semanas para que termine el año, este 2022 ha sido el peor ejercicio en la historia para los bonos. Por ejemplo, en diciembre de 2021, el bono español a 10 años rentaba el 0,375% y ahora se mueve en el 2,89%, llegando a tocar el 3,55% en el pasado mes de octubre. Esta fortísima alza de los tipos se ha ajustado con una caída brusca de los precios del bono que provoca un tsunami de pérdidas para los inversores en fondos de renta fija. Similar ejercicio sería aplicable a todos los bonos de la eurozona y a los de Estados Unidos, que hace un año tenía su 10 años al 1,47% y ahora se mueve al 3,5%. Los movimientos son extrapolables a los bonos de empresas que, por lo general, son aún más volátiles que la deuda pública.
El annus horribilis de la renta fija trae consecuencias –al igual que ocurre con las Bolsas– con las rentabilidades acumuladas durante años por los inversores más tranquilos en fondos de inversión. En términos de rentabilidad media, los fondos de renta fija a corto y largo plazo se encuentran en pérdidas durante los últimos cinco años. Y, además, posiciones en fondos de 25 años han visto mermar su rentabilidad media anual desde el 2,57% del pasado año al 1,92% actual, según datos de Inverco. El ecosistema de la inversión en deuda se ha vuelto del revés este año pero tras tocar fondo, la renta fija apunta a ser una opción atractiva para 2023. Su cupón es ahora muy superior y su precio podría estabilizarse una vez que los bancos centrales dejen de subir los tipos de interés.
La gestión de este terremoto de la aparente tranquila renta fija ha sido determinante en el año y aunque rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras, hay un puñado de gestoras y fondos que se han salvado de la quema y que ofrecen un historial de rentabilidades más alentador. Así, hay solo un puñado de fondos españoles de esta categoría en positivo, mientras que los de peor recorrido se han dejado el 18% de su valor, sobre una pérdida media del 8% hasta final de octubre.
Dentro de la extensa gama de fondos de la gestora de Caixabank (la más grande del país) aparecen los únicos en positivo del mercado español, utilizando como estrategia mantener posiciones bajistas en los bonos, como es el caso del Caixabank RF Duración Negativa (+5,05% en el año), así como la utilización de bonos ligados a la inflación en España hasta 2024 con su Caixabank DP Inflación 2024 (+3,15% en el año). Este año, la entidad ha lanzado una clara apuesta comercial por fondos de deuda soberana de España e Italia.
Los subordinados, la deuda soberana a corto de EEUU y la periférica en Europa son las apuestas para remontar en un 2023 que se prevé más propicio
Tampoco se han librado del descalabro los fondos de renta fija a corto plazo, que tienen en su cartera bonos de menor vida. La pérdida media es del 1,59% y destaca el Mutuafondo Compromiso Solidario con una subida anual del 0,05%, la única de la categoría. Gabriel Pañeda, director de renta fija de Mutuactivos, explica la estrategia de su gestora en este complicado año: “arrancamos 2022 con bastante liquidez en las carteras de renta fija. Tras las primeras subidas de tipos (la primera llegó en marzo, por parte de la Reserva Federal), fuimos elevando poco a poco el riesgo de crédito, así como la duración”. Y añade: “durante todo el ejercicio hemos aplicado una gestión activa de la duración, en función del diferente impacto generado por las noticias y las decisiones de los bancos centrales. En la actualidad, continuamos incrementando posiciones en crédito”, concluye.
La última excepción en la debacle de la renta fija han sido los fondos que invierten en otras divisas y, especialmente, el dólar. Destaca el BBVA Bonos Dólar Corto Plazo que acumula en el año una subida del 9,61%, en un segmento que cae el 7,72% en el ejercicio. En este caso se junta tanto la revalorización del billete verde sobre el euro (menguada en el último mes) junto con la curva de tipos invertida en Estados Unidos: 4,71% en el plazo de seis meses frente al 3,49% de diez años. Los peores rendimientos de esta categoría de fondos se producen en aquellos que tomaron posiciones en mercados emergentes así como los que buscaron sensaciones fuertes en los ‘high yield’.
Un nuevo periodo
Durante noviembre ya se ha producido un cambio positivo en los mercados de bonos que abre a los inversores un nuevo camino para resarcirse o aminorar las históricas pérdidas. Así lo explica Rafael Valera, gestor y consejero delegado de Buy & Hold, ya que la “bajada de los tipos de interés a largo plazo en noviembre ha hecho que tanto los índices de bonos con grado inversión como, en especial, los índices de ‘high yield’ hayan tenido una fuerte subida en el mes –que en este último caso alcanza el 5%–, debido a la confianza de que la subida de los tipos no causará un fuerte aumento en los impagos”. Se muestra cauteloso sobre las expectativas de precios: “la inflación aún sigue subiendo en algunos países europeos y, la subyacente muestra estabilidad y no una reducción”, concluye.
Ya es fácil encontrar rentabilidades del 4% en deuda pública y privada
La aparición de oportunidades en renta fija está clara para los analistas. Pañera explica que en la actualidad, podemos encontrar opciones de inversión con rentabilidades superiores al 4% tanto en deuda pública como en deuda privada. “En Mutuactivos vemos valor, en general, en el crédito y, en particular, en los bonos financieros y la deuda subordinada, segmento este último en el que las primas de riesgo son muy elevadas”, indica.
Por su parte, Mauro Valle, director de Renta Fija de Generali Investments Partners, apuesta en deuda por los bonos italianos que “se están consolidando tras los recientes acontecimientos políticos. Además, el crédito con grado de inversión a vencimientos medios ofrece una relación riesgo-recompensa atractiva. En cuanto a los bonos corporativos de corta duración, nos inclinamos por los bonos financieros e híbridos subordinados”, explica.
Los más optimistas, incluso, ya están viendo en 2023 la posibilidad de que los bancos centrales bajen tipos, provocando una apreciación del precio del bono. La opinión más generalizada es que este cambio de guion se produzca como pronto en 2024. La experta de Vontobel, Elena Prieto, destaca como inversores más atractivas en renta fija los bonos de duraciones cortas como máximo de 5 años de sectores defensivos como la banca, los seguros, los servicios públicos y las telecomunicaciones que tienen rendimientos de entre un 5% y un 7% con una duración inferior a tres años. También las obligaciones de préstamos garantizados (CLO) que gozan de tipo flotante y, por último, los bonos financieros subordinados.
François Rimeu, estratega senior de La Française AM, destaca que una cartera a medio plazo debe contar con “deuda pública a corto, especialmente en Estados Unidos, con curvas de rendimiento históricamente planas y la deuda con grado de inversión, que ha tenido, con diferencia, el peor año de las últimas cinco décadas”, explica.
Una visión más exótica es la que ofrece Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM: “tenemos preferencia por mercados emergentes para 2023 en acciones y bonos. En bonos nos gustan los latinoamericanos, dado que iniciaron antes el ajuste monetario, tienen altas rentabilidades a vencimiento y vemos una probable debilidad del dólar. Pero queremos centrarnos en los mercados más grandes, básicamente, Brasil y México”, explica.
El año nuevo que ya asoma se atisba positivo para la renta fija con rentabilidades jugosas a día de hoy y la confianza en que los niveles actuales a largo plazo ya están muy cerca de tocar techo. Además, hacerlo peor que en 2022 parece misión imposible