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Pablo Álvarez: “Busco director general para Vega Sicilia”

Celebra este año que su familia compró hace cuatro décadas la reconocida bodega Al cumplir 70 años se retirará de su cargo de consejero delegado

Pablo Álvarez. el pasado viernes en el hotel Rosewood Villa Magna de Madrid.
Pablo Álvarez. el pasado viernes en el hotel Rosewood Villa Magna de Madrid.Pablo Monge
Paz Álvarez

Empresario discreto, dice con sorna que está encantado de que acabe el año y con él los fastos de celebración del 40º aniversario desde que su padre, David Álvarez, fundador de Grupo Eulen, compró Vega Sicilia, grupo bodeguero que acabó 2021 con cifras récord: una facturación de 41 millones de euros, un 14% más, y unas ventas de 308.804 botellas, un 11% más, a un precio de 119 euros, un 3,5% más. En la agenda urgente de Pablo Álvarez (Bilbao, 1954) para el próximo año hay varios cometidos. El primero de ellos, buscar un director general para el grupo Tempos Vega Sicilia, tras la reciente salida de Antonio Menéndez, además de poner en marcha la bodega Deiva, el último proyecto con el que la familia Álvarez se asentará en Galicia, donde ha adquirido 24 hectáreas en el Condado de Tea, en Pontevedra. Pero, además, tiene el encargo de hacer el traspaso de su cargo como consejero delegado a la nueva generación de la familia, ocupando él el puesto de presidente del grupo, en sustitución de su hermana Marta Álvarez. De todo ello habla en una conversación con CincoDías, el pasado viernes en el Hotel Rosewood Villa Magna de Madrid.

R. ¿Qué han supuesto estas cuatro décadas en Vega Sicilia?
R. Ha pasado demasiado rápido, le he dedicado toda mi vida. Ahora, cuando cumpla los 70 años, me jubilo de mi puesto ejecutivo. Debo dejar paso a la nueva generación, que ellos serán capaces de hacer cosas nuevas. Mi balance es que he intentado dar lo mejor de mí, y cuando llegas a cierta edad lo mejor es retirarse arriba y no que te retiren.
R. Pero se queda de presidente.
R. Es lo que hemos hablado la familia. Mi hermana Marta se queda como consejera. Yo puedo aportar mi experiencia y el prestigio adquirido en estos años. Seguiré vinculado, pero no mandando.
R. ¿Su relevo como consejero delegado en qué fase se encuentra?
R. Estamos en ese proceso, que no es rápido. Todo tiene que ser consensuado y eso lleva tiempo, porque no es fácil llegar a acuerdos en las familias. De momento, no hay candidatos, y serán los primeros que se postulen y estén interesados. Para ello contaremos también con la ayuda de algún especialista, que evalúe objetivamente al mejor candidato, porque la familia no puede decidir quien es el más apto.
R. ¿Usted tiene un hijo que puede estar interesado?
R. El mayor, Pablo, tiene conocimiento del mundo del vino, pero lo importante es que valga y que quiera. Porque en esto de las familias no le arriendo las ganancias. No es fácil tener a la familia examinándote siempre. Tienen que hacerlo bien para ganarse el respeto de los otros. Ser hijo de no es fácil. Le van a comparar siempre, aunque hay que darle un voto de confianza. Yo no sabía y aprendí. El proceso estará resuelto el próximo año. Es importante que las grandes bodegas estén en manos de las familias, porque en el mundo del vino siempre se necesita saber quién está detrás. Es un mundo especial, tiene que haber alma.
R. Recientemente dejó la compañía el anterior director general, ¿busca sustituto?
R. Busco director general, con la ayuda de un headhunter porque no es fácil encontrarlo. Por eso hemos tenido que recurrir a esta figura, porque además de cada 100 altos cargos, el 70% fracasa. Es un puesto complicado, tiene que vivir en Valbuena de Duero, trabajar con la familia, que nunca es fácil. Para nosotros es importante que los que trabajan con nosotros permanezcan en la empresa, y que no lo tengan como parte de su currículo. Queremos que la gente quiera a la empresa, no que esté más preocupada del famoseo. Tienes que amar lo que se hace y estar siempre ahí. Nuestra empresa no se dirige desde Madrid, hay que ganarse la confianza de la gente. Creemos que en dos o tres meses lo tendremos resuelto.
R. ¿Es un puesto bien remunerado?
R. Es un perfil bien remunerado, lo pagamos bien. A todos los que trabajan con nosotros les pagamos bien. A la gente hay que pagarla, y nosotros pagamos más que la media. Hay que ser generoso. Tenemos un director general, pero tenemos otros directores que llevan mucho tiempo con nosotros.
R. ¿Se ha equivocado muchas veces?
R. Algunas. Me he equivocado, pero de las equivocaciones se aprende. Cada día me pregunto si lo estaré haciendo bien, porque me gusta mejorar en todos los sentidos. Y el conjunto no es malo. Me preocupa que la gente que venga nueva no esté encerrada en el mundo del vino. Las últimas personas que he contratado han sido de otros sectores porque creo que pueden aportar cosas diferentes. Y no es fácil. Mi abuelo decía algo que yo siempre repito, y es que pintar una paloma es fácil, la dificultad está en ponerle el pico y que coma.
R. ¿Qué objetivos tienen por delante, además de estos frentes abiertos?
R. Mejorar lo que tenemos. Los negocios no son solo el dinero que dan, sino que hay que calcular cuándo hay que ganar dinero. En el mundo del vino hay que ser paciente. No se pueden crear negocios hoy, y menos en el vino, para que den dinero ayer. El 70% de las bodegas no ganan dinero, pero como en todos los negocios, hay que tener paciencia. En el mundo del vino se puede ganar dinero, pero a medio y largo plazo.
R. Hay una moda por los vinos caros. Al final Vega Sicilia va a ser un vino barato.
R. Esto está ocurriendo más en España que en otros países. Hay una carrera por ver quien tiene los vinos más caros. La gente habla de vinos de los que hay mil botellas y que al final, con esa cantidad, no se ven en el mundo. Hay que hacer cantidad para hacer marca, son vinos que son notas a pie de página. La moda es tener un vino caro porque eso ayuda a vender la tropa. En nuestro caso, tenemos una demanda muy por encima de la oferta. Tenemos una demanda de Vega Sicilia dos millones de botellas y disponemos de 400.000. También en los últimos años asistimos al gran desarrollo de los vinos en los restaurantes. Nosotros estamos presentes en 150 países y en muchos casos no podemos dar lo que nos piden. Y no podemos aumentar la producción. Tenemos suelos que no son aptos para aumentar la calidad del vino.
R. Eso significa que Vega Sicilia no puede crecer más.
R. No, no puede crecer más. Solo podemos crecer creando o comprando nuevas bodegas. Por ejemplo, con Alion, nuestro vino más vendido no podemos hacer más de 320.000 botellas, las mismas que hicimos en un año de buena producción como fue el año 2000. Hay que tener en cuenta que en el mundo del vino se trabaja con un ser vivo y las bodegas no podemos hacer milagros. El vino nace en la viña y eso es lo importante. También se han dado cuenta en Estados Unidos o en Australia, que al principio pensaban que la viña era un cuento y ahora tratar de contar su terroir. La técnica permite hacer vinos buenos y eso está al alcance de todos, pero hay que hacer que tengan alma, que sean especiales.
R. ¿Pero sus vinos son caros ahora mismo?
R. Son vinos caros, pero no excesivamente caros. El vino ha dejado de ser un producto de alimentación para ser algo cultural. Cada vino se adapta a sus posibilidades. Siempre recuerdo que cuando cumplí 40 años fui con unos amigos a Robuchon, entonces el mejor cocinero del mundo, y el sumiller me contaba que al restaurante iban taxistas a comer, que ahorraban para ir, y eso es un tema cultural, aspiracional. Lo que ocurre en el mundo del vino es que hay una tendencia por ver quien tiene el vino más caro. Hay gente que pide el vino por el precio. Creo que hay bastante tontería, algo que ocurre con lo que tiene que ver con los sentidos. El vino está de moda, pero no hay que olvidar que no ha sido siempre así.
R. ¿A qué se refiere?
R. En Borgoña, por ejemplo, se están pagando decenas de millones por hectáreas de viñedo, y eso no lo vas a rentabilizar hasta el día en el que lo vendas. Es como un Picasso, que lo cuelgas en la pared y lo rentabilizas el día en el que se vende.
R. Por cierto, ustedes tienen una importante colección de arte contemporáneo.
R. Empezamos hace mucho tiempo, cuando comenzamos a utilizar un cuadro, que siempre comprábamos, para hacer las etiquetas de nuestro tamaño magnum. Todos los años sacábamos uno al mercado y comprábamos un cuadro. Por entonces, había una sociedad vinculada al Museo Reina Sofía, en la que estábamos varias empresas, entre ellas, bancos, eléctricas, y nos asociamos. Poníamos dinero y había un comité de asesores que nos elegían y aconsejaban sobre las obras contemporáneas. Ahora podemos tener cerca de 60 piezas. Muchas de ellas, y de otros, están expuestas en el Patio Herreriano de Valladolid. Ellos fueron los promotores de esto, por aquel entonces vivía mi padre. Y nuestra idea final era que Vega Sicilia tuviera un patrimonio artístico, y para ello contamos con asesores. La idea no es adquirir obra de artistas consagrados, sino elegir a los que están empezando, apoyar a los nuevos.
R. Enseguida abren bodega en Galicia y la anterior la abrieron en La Rioja, ¿cómo les va en esta zona, en la que entraron junto a la familia Rothschild.
R. Va todo bien. Por ejemplo, cuando entramos con Alion en la Ribera del Duero había en 1982 unas 14 bodegas, y poco a poco se produjo una explosión y ahora hay 307 bodegas. Estaba todo por hacer, En cambio, hemos llegado a La Rioja, una denominación con mucha más historia, más desarrollada, con bodegas prestigiosas, y no ha sido tan fácil. En La Rioja ha ido todo más lento y es más difícil hacerte un hueco. Es diferente, tiene otro clima, otro suelo, otra uva, y eso lleva un proceso. La bodega se está consolidando. Nuestra máxima producción en esta zona es de 300.000 botellas y poco a poco el vino empieza a ser conocido. A pesar del prestigio, abrirse camino no es tan fácil. Y eso que los apellidos ayudan. Los Rothschild venden mucho, sea papel higiénico o vino.
R. ¿Hay muchos mitos alrededor de Vega Sicilia?
R. Es un mundo de los sentidos, y eso se presta a que los haya. Por ejemplo, es una leyenda que yo tenga mesa por ser de Vega Sicilia en todos los restaurantes del mundo. Lo único que viajo mucho y me conocen, a pesar de que soy tímido. Hay gente que me admira, pero lo que no soy es un showman en el mundo del vino. Soy discreto. Viajo mucho, más de 100 días al año. En 2020 tenía programados 130 días fuera.
R. En los últimos meses ha habido, que se sepa, dos robos importantes en las bodegas de restaurantes.
R. Hay una locura importante por el vino y por el precio. Se ha puesto de moda, hay mucha gente muy rica en el mundo que no sabe qué comprar. Y los vinos se han convertido en objeto de culto y se paga lo que sea por ellos.
R.  ¿Contemplan la salida a Bolsa de la bodega?
R. Todas las bodegas que entraron en Bolsa en España han salido. En el mundo del vino los resultados son lentos, y eso no casa con la Bolsa. Trabajar con accionistas no es fácil. En España ha caído en los últimos años el consumo per cápita un 50%, pero nunca el vino ha movido tanto dinero como ahora.
R. Para terminar, qué consejo le dará a su sucesor
R. Que ame lo que haga. Es importante, además de la profesionalidad, que se da por supuesto.

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Sobre la firma

Paz Álvarez
Periodista especializada en gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, tiene un programa de desarrollo directivo por el IESE. En 1993 comenzó a escribir en la sección de Madrid y, en 1997, se incorporó al diario CincoDías, donde creó la sección de Directivos y ha sido jefa de la sección de Fortuna hasta 2022.

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