Los pisos turísticos se acercan a niveles precrisis y disparan las alertas entre los hoteleros
Exceltur exige un mayor control al crecimiento descontrolado para evitar otro brote de turismofobia
La voz de alerta la ha dado esta mañana Gabriel Escarrer, presidente del lobby Exceltur y consejero delegado de Meliá. “Como no controlemos el desmadre de viviendas turísticas vamos a tener un problema”, recalcó durante la presentación de un minucioso informe elaborado por Exceltur, tras un año de trabajo, en el que alerta sobre el crecimiento descontrolado de las viviendas turísticas tras la pandemia.
El estudio muestra como esta oferta de alojamiento alcanzó máximos históricos en el tercer trimestre de 2019, con 361.373 unidades, y que con la llegada de la pandemia, el cierre del espacio aéreo y las restricciones a la movilidad se desplomó un 40% hasta las 218.361 unidades en el cuarto trimestre de 2021. Solo en los tres primeros trimestres de 2022, la cifra se ha disparado un 33,8% hasta los 292.255, ya cerca de los niveles precrisis y con una inercia que presagia que seguirá aumentando en los próximos trimestres. Solo entre 2010 y 2019, el número de plazas de alojamiento reglado (hoteles y pisos turísticos) se duplicó pasando de 346.921 a 788.136 plazas, un aumento de 441.215 plazas, de las que el 82% procede de los pisos turísticos.
El argumentario de Exceltur, sin embargo, ha cambiado respecto a anteriores crisis. Si en la Gran Recesión y en la digestión posterior de la crisis durante cinco años la principal denuncia se centraba en la competencia desleal, en la actualidad, en un contexto de fuerte recuperación de ocupación y de ingresos hoteleros, la principal reivindicación se centra en evitar otro brote de turismofobia como el que sucedió en 2017.
Un rechazo que tiene mucho que ver con la proliferación descontrolada de pisos turísticos en los cascos históricos de las grandes ciudades. El estudio pone el foco en seis grandes ciudades (Barcelona, Madrid, Málaga, San Sebastián, Sevilla y Valencia), en los que el 72% de la oferta de pisos turísticos se concentra en los barrios más céntricos. Entre ellos, Sevilla es la que peor sale parada, con un porcentaje del 91%, y con un barrio como el de Santa Cruz, que encabeza el ranking de viviendas turísticas sobre residenciales, con un 61,2%, el triple del segundo barrio en la clasificación. El barrio de Santa Cruz también ocupa el tercer puesto entre aquellos destinos con más plazas de pisos turísticos por cada 100 habitantes, con 108,5 plazas. Solo aparecen por delante dos barrios de Málaga (La Merced y Centro Histórico, con 192 y 156,3 plazas por cada 100 habitantes).
Exceltur, al que pertenecen grandes cadenas como Meliá, Iberostar, NH, Palladium, Piñero o Hesperia, teme otro brote de rechazo al turismo en función de los resultados de la encuesta realizada a 2.400 personas en mayo de 2022. Preguntados por las externalidades provocadas por los pisos turísticos, el 77,7% de los encuestados señala el encarecimiento de la vivienda como el primer problema, seguido por el encarecimiento de la vida en el barrio, con un 68,4% de las respuestas. En tercer lugar figuran los problemas de convivencia (66%) y la expulsión de los vecinos del barrio (52,2%). “Exceltur aboga por un turismo de calidad y eso no tiene nada que ver con los pisos turísticos. No mejoran ingresos, no mejoran márgenes, no generan más ni mejor empleo, no generan un menor impacto ambiental y sí provocan que las ciudades pierdan su identidad y se conviertan en parques temáticos”, recalcó Escarrer.
El doble de rentabilidad que el alquiler tradicional
Comparación. El informe analiza la diferencia de rentabilidad que puede obtener un propietario de un piso con una superficie de 80 metros cuadrados para cuatro personas en función de si decide alquilarlo para residencia fija o para turistas.
Facturación. Los ingresos anuales brutos del alquiler turístico (32.093 euros al año) casi triplica los del alquiler residencial (12.672 millones de euros).
Beneficio. Descontados todos los gastos, la renta final del propietario si lo alquila a turistas será de 19.373 euros al año, lo que supone prácticamente el doble con respecto a los ingresos finales que podría obtener con la otra modalidad (10.138).
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