Celsa vende sus filiales de Reino Unido y Noruega a un inversor checo para seguir reduciendo su deuda
La compañía, en manos de los fondos acreedores de la familia Rubiralta desde hace un año, dedicará los ingresos de la venta a recortar su pasivo y a continuar con su plan de reorganización de la compañía
El Grupo Celsa ha logrado sacar adelante una de las operaciones que los nuevos propietarios del gigante siderúrgico tenían en su agenda de prioridades desde que se hicieron con la empresa hace un año. Celsa ha anunciado este jueves la venta de sus filiales de Reino Unido y Noruega a la firma Sev.en Global Investments, un gestor de patrimonio familiar de un magnate checo llamado Pavel Tykač. La operación, según avanzó El Confidencial, se habría cerrado por unos 600 millones de euros. Se esperaba que la venta de todos los negocios internacionales le reportase a Celsa un montante de unos 1.000 millones, pero finalmente el grupo ha decidido quedarse con su filial en Polonia, la más importante. En su comunicado, Celsa explica que los ingresos que recibirá por esta desinversión se destinarán a reducir la deuda del grupo y a continuar con el plan de reorganización que los nuevos dueños están impulsando.
El grupo Celsa afirma en su comunicado que Sev.en Global Investments “está comprometida con la creación de valor tanto para sus grupos de interés como para las comunidades en las que opera”. Esta firma invierte en un amplio abanico de sectores, especialmente en la generación de energía y la extracción de recursos naturales, y tiene inversiones en Europa, Australia, Norte América y Asia.
Tykač, el beneficiario de Sev.en Global Investments, es un magnate que ostenta la cuarta posición entre los más ricos de la República Checa, según la revista Forbes, y empezó su trayectoria profesional como emprendedor tecnológico en los noventa. También ha forjado participaciones importantes en el sector de la energía, a partir de su entrada en el sector de las minas de carbón checas, y obtuvo ingresos de Telefónica cuando esta compró sus participaciones de la empresa checa de telecomunicaciones. En la operación anunciada este jueves, Citigroup ha actuado como asesor financiero exclusivo y Linklaters lo ha hecho como asesor legal de Grupo Celsa.
La operación de venta de las filiales de Celsa en Reino Unido y Noruega se enmarca en el plan que tienen los nuevos propietarios para esta compañía catalana de origen familiar. Los fondos DWS, Attestor, Golden Tree y Cross Ocean, entre otros, se hicieron con Celsa en los tribunales, tras una sentencia en la que el juez avaló el plan de reestructuración de Celsa y permitió canjear parte de la deuda de Celsa que estos fondos acreedores atesoraban por el 100% de la propiedad, hasta entonces en manos de la familia Rubiralta.
La compañía todavía no tiene un nuevo plan estratégico —se ha encargado a la consultora Bain & Company— pero los nuevos propietarios, con Rafael Villaseca como presidente y Jordi Cazorla como consejero delegado, ya han emprendido acciones para dar solución al agujero patrimonial que se han encontrado, de 1.339 millones, y por el que los fondos ya han decidido llevar al anterior administrador, Francesc Rubiralta, a los tribunales y a emprender una acción social de responsabilidad. Una de estas acciones previstas era desinvertir en el negocio internacional. La compañía, según detalla el comunicado, “dedicará íntegramente los fondos recibidos tras la desinversión a la reducción del endeudamiento del Grupo Celsa de acuerdo con los compromisos legalmente asumidos”.
En el juicio, la familia propietaria esgrimió el temor de que los fondos no tuviesen entre sus prioridades invertir en la empresa y ampliar el negocio, sino trocear el gigante siderúrgico y sacarle rendimiento. Pero en paralelo a la desinversión negocios internacionales, Celsa ha acometido recientemente una ampliación del capital social, de 166 millones, para invertir en mejoras operativas en sus fábricas, y a un plan de eficiencia. La compañía afirma que está reorganizando su negocio para enfocarse en los negocios que tiene en España. Celsa, hasta ahora con una plantilla global de 10.000 personas, facturó en 2023 unos 4.765 millones de euros, obtuvo un ebitda de 440 millones, y registró una deuda de 2.316 millones. “Grupo Celsa continúa con la implementación de su plan de reorganización de su situación industrial y financiera, focalizándose en sus operaciones en España y en la reducción de apalancamiento financiero”, expresa la empresa.