La UE aprueba las nuevas normas de capital de la banca Basilea III con una rebaja de las exigencias
Retrasa hasta 2025 el momento para empezar a aplicar las reglas de Basilea III El BCE, preocupado por la rebaja de las exigencias
La UE ha aprobado las nuevas normas de capital de la banca con una rebaja de las exigencias frente a las propuestas iniciales. Los Gobiernos de la UE han aprobado aplicar las normas bancarias de Basilea III, destinadas a reforzar los colchones de capital y la supervisión de las entidades, y pactaron aplicar una rebaja en las exigencias con respecto a los estándares internacionales.
El sector bancario venía advirtiendo que la aplicación de unas normas muy estrictas en el actual contexto de inflación y crisis de precios podría restringir la concesión de crédito en las economías del bloque comunitario. La UE ha recogido el guante. Así, el acuerdo confirma y amplía las excepciones incluidas en la propuesta presentada por la Comisión Europea el año pasado, retrasando hasta 2025 el momento para empezar a aplicar estas reglas, que el comité de Basilea había fijado en 2023, y dando hasta 2030 para su total implementación.
Basilea III limita el uso que los bancos pueden hacer de los modelos internos para calcular el riesgo de sus carteras. Haber aplicado directamente estas disposiciones en la UE hubiera llevado a un aumento importante de los requisitos de capital para la banca, por lo que Bruselas propuso ajustes para limitar este incremento a un máximo del 8,4% en 2030.
“Es importante tener en cuenta las especificidades del sector bancario europeo y la situación específica en nuestros Estados miembros. Confío en que los textos actualizados que hemos acordado hoy logren esos objetivos”, celebró el ministro de Finanzas checo, Zbyněk Stanjura, cuyo país preside este semestre la UE.
La mayoría de países dieron su apoyo a un acuerdo que consideraron mantiene el equilibrio entre la implementación fiel de las normas de Basilea III, pactadas tras la crisis financiera para evitar episodios futuros del mismo tipo, y las particularidades de una banca europea que, más aún en el contexto actual, se beneficiará de la flexibilidad para aplicarlas.
El BCE, preocupado por la rebaja de exigencias
Sin embargo, el vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos, advirtió durante el debate de los ministros comunitarios de que el supervisor sigue “preocupado” por las “numerosas desviaciones” con respecto a lo acordado internacionalmente. En particular en cuanto la valoración del riesgo crediticio, y de que la UE se expone a que el Comité de Basilea considere incluso que no cumple lo pactado.
“Cada desviación puede parecer solo una grieta aislada en el dique que protege al sector bancario europeo, pero juntas esas numerosas griegas erosionan la solidez y estabilidad del dique", dijo De Guindos, insistiendo en la importancia de una banca “bien capitalizada” en un escenario macroeconómico que “empeora”.
Subrayó que el acuerdo entre países rebaja la ambición de la propuesta de la Comisión en medidas “importantes” para reforzar la supervisión, en particular las reglas para evaluar a los directivos bancarios y el marco para vigilar a las subsidiarias de grupos de terceros países que operan en la UE, dónde defendió una mayor armonización para asegurarla “igualdad de condiciones”.
España, representada por el Secretario del Tesoro, Carlos Cuerpo, apoyó el texto de compromiso por considerar que “refleja el adecuado equilibrio entre una implementación fiel de las normas y la consideración de elementos idiosincráticos del mercado europeo”, pero insistió en que estas desviaciones deben seguir siendo “temporales”, un punto enfatizado también por otros socios.
La legislación definitiva aún puede cambiar, puesto que el texto debe ser negociado con el Parlamento Europeo, que todavía no ha fijado suposición al respecto.