La libra y la deuda británica contienen el aliento ante el fin de las compras del Banco de Inglaterra
La institución insiste en que no habrá prórroga pese a que el bono se dispara al 4,5%, nivel previo a su intervención
El mercado financiero británico está viviendo una frenética cuenta atrás hacia este viernes, la fecha en que el Banco de Inglaterra tiene previsto poner fin al plan de compra de activos que tuvo que iniciar de emergencia después de que el Gobierno de Liz Truss anunciara un drástico recorte de impuestos el 23 de septiembre. La institución ha reiterado hoy que no habrá prórroga posible pese a la inestabilidad que persiste en el mercado.
El recorte de impuestos de Truss desató el caos: era un golpe directo en una economía bajo una intensa espiral inflacionista y torpedeaba los esfuerzos del Banco de Inglaterra, en plena oleada de subidas de tipos, por detener las alzas de precios y enfriar la demanda. Pero además desató un intenso temor en el mercado por la sostenibilidad de la deuda británica, ante la falta de detalle del plan del gobierno de Truss de cómo cuadrar las cuentas públicas con una menor recaudación. La libra se hundió a mínimos, casi hasta rozar la paridad con el dólar, y la rentabilidad de la deuda británica se disparó con una rapidez más propia de una economía emergente.
El Banco de Inglaterra salió al rescate el 28 de septiembre con un programa de compra de bonos por 65.000 millones de libras (unos 73.000 millones de euros) hasta el 14 de octubre. Y su fecha de término se acerca irremediablemente sin que el mercado británico haya recuperado la calma.
En la jornada de hoy, el rendimiento del bono a una década sube al 4,54%, por encima incluso de los niveles de los últimos días y hasta máximos de 2008. Y el del bono a 30 años, clave para las inversiones a largo plazo de la poderosa industria británica de planes de pensiones, ha llegado a superar el 5%, máximos desde el año 2002, deshaciendo las caídas con que el mercado recibió de entrada la intervención del Banco de Inglaterra. La libra sí reacciona en cambio con una subida del 1% frente al dólar.
El Banco de Inglaterra ha reiterado hoy de forma oficial que el calendario para el fin de ese socorro extraordinario se mantiene, pese a las tensiones que persisten en el mercado y a pesar de informaciones que apuntaban a una posible prórroga. "Como el Banco ha dejado claro desde el principio, sus compras temporales y selectivas de deuda soberana terminarán el 14 de octubre. El Gobernador confirmó esta posición ayer, y se ha dejado absolutamente claro en los contactos con los bancos a alto nivel!, ha señalado la institución.
La determinación del Banco de Inglaterra es recibida hoy como un ultimátum por el mercado de pensiones británico, que ha demostrado ser el eslabón más vulnerable ante la súbita subida de las rentabilidades de la deuda y al que el gobernador Andrew Bailey ha reclamado rapidez para resolver sus posibles problemas de liquidez antes del viernes.
El aumento en el coste de financiación, en especial en los plazos más largos, ha dañado a la industria de planes de pensiones y ha sido detonante para la intervención en el mercado del Banco de Inglaterra, que el lunes ya duplicó el volumen de sus compras de deuda y que el martes incluyó en sus adquisiciones los bonos ligados a la inflación.
Los fondos de pensiones británicos mantienen estrategias en derivados -denominadas Liability Driven Investment- por un importe estimado de 1,6 billones de libras y que se han visto en riesgo por la fuerte caída de precios de la deuda. Ese derrumbe ha provocado una búsqueda de liquidez con la que aportar nuevas garantías con las que cubrir esas posiciones y que ha amplificado el caos financiero.
La recuperación de la estabilidad en esas estrategias y la capacidad de los planes de pensiones de haber hecho acopio de liquidez en las últimas sesiones serán clave para que el mercado británico no vuelva a sufrir una sacudida el viernes. En ello también se juega su credibilidad el Gobernador del Banco de Inglaterra, que además tiene previsto comenzar a vender bonos el próximo 31 de octubre para reducir su balance, una medida más de endurecimiento monetario junto a las alzas de tipos.
El 31 de octubre será también la fecha el ministro de Economía, Kwasi Kwarteng, detallará su estrategia económica. Tras el caos financiero desatado con su rebaja de impuestos, el ejecutivo británico dio marcha atrás en la supresión del tipo máximo del IRPF a las rentas más altas pero mantiene su convicción de que los recortes fiscales son necesarios para impulsar la economía británica en el momento actual. La primera ministra Liz Truss reiteró esta idea y prometió no recortar el gasto público. "Lo que vamos a conseguir es que a medio plazo la deuda se reduzca, pero no lo haremos recortando el gasto público, sino asegurándonos de que gastamos bien el dinero público", afirmó hoy ante el Parlamento.