El consejo de Twitter se apresura a coger el pájaro en mano de Musk
Se habrá dado cuenta de que era improbable que hubiera más ofertas, y de la debilidad de Meta y Netflix
Hay que reconocérselo a Elon Musk: saca las cosas adelante. No solo reunió la financiación para comprar Twitter en cuestión de días, sino que ha convencido a la firma para que acepte su oferta en poco tiempo, y por el precio original.
Cuando Musk hizo su oferta, carecía de financiación, y en 2018 había dicho erróneamente que tenía efectivo para adquirir Tesla. Además, Twitter cotizaba en verano más de un 25% por encima del precio de la oferta. Así que el consejo tenía razones para proceder con cautela. Lo normal sería exigir un precio más alto, buscar otros oferentes o argumentar que la firma vale más. Tal vez el consejo simplemente hizo un mal trabajo de venta: no ha sabido aprovechar su alto perfil, y ha sido difícil discernir una estrategia clara.
Mientras, Musk reforzó su oferta con un paquete de financiación dirigido por Morgan Stanley. Y pudo ser que el consejo y los grandes accionistas se dieran cuenta de que no había cien pájaros volando. El retorno probable de la inversión de Musk es bajo. Y, hasta la fecha, no ha habido otras ofertas.
Pero es curiosa la rapidez de la capitulación. Otro factor podría ser que los resultados trimestrales previstos para mañana jueves sean decepcionantes. Unos buenos justificarían exigir un precio más alto o impulsar una vía independiente. Pero Meta Platforms perdió cerca de un cuarto de su valor tras revelar un crecimiento inesperadamente débil a principios de año, y Netflix acaba de desplomarse aún más. La rápida venta de Twitter puede significar simplemente que Musk está pagando mucho más de lo que cualquiera pagaría.
¿Qué han fumado en Morgan Stanley?
¿Han inhalado en Morgan Stanley la hierba favorita de Musk? Sería una explicación del paquete de deuda que han formado. Pero parece más racionales si se mira a través del humo.
El banco mencionado, entre otros, prestará a Musk 12.500 millones garantizados con sus acciones de Tesla. La firma también ha organizado préstamos y una línea de crédito por 13.000 millones con Bank of America o Barclays. Habrá llamado la atención en Wall Street. Twitter generó casi 1.500 millones de ebitda en 2021, excluyendo un acuerdo de litigio con accionistas. La compra de Musk aumentaría el apalancamiento de la firma a un ebitda de 8,6 veces, excluyendo el efectivo en el balance. Los intereses por sí solos podrían costar 939 millones al año, o dos tercios del ebitda, según los términos del paquete. Eso deja a los bancos con poca protección si el crecimiento se revierte. Tal escenario es muy factible si Musk asusta a los anunciantes con su plan respecto a los contenidos.
Un socio financiero como Thoma Bravo podría brindar cierta tranquilidad, aunque es dudoso que pueda contener al multimillonario. Una mejor razón para la esperanza es que Musk se juega mucho. Incluyendo el préstamo de margen, que tendrá que satisfacer, o correrá el riesgo de perder sus acciones de Tesla, se juega hasta 33.500 millones, tres cuartos del total. El promedio de las compras en EE UU en 2021 fue del 58%, según PitchBook.
La exposición de Musk es considerable, incluso para un hombre de su patrimonio, que Forbes calcula en 270.000 millones. Eso le da una buena razón para preocuparse por la salud financiera de la firma, aunque diga que no. Si sigue creciendo como esperan los analistas, el apalancamiento caería a menos de 7 veces el ebitda para 2023.
Sin duda, Morgan Stanley piensa también en el marco general. El amor de Musk por los préstamos de margen lo convierte en un atractivo cliente de banca privada. Complacerlo aumenta las opciones de participar en futuros acuerdos que involucren a Tesla y Space X. Mantener al más rico en un estado de ánimo alto justifica un poco de riesgo.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías