El ‘shock’ comercial presiona a los bancos centrales para acelerar los recortes de tipos
Gana enteros una rebaja inminente por parte del Banco Central Europeo


El trabajo de banquero central se está volviendo cada vez más enrevesado. En tiempos de Donald Trump y guerra arancelaria, ya no basta con analizar en profundidad el dato de inflación previo a la reunión para decidir el rumbo de los tipos de interés. “Los banqueros centrales tendrán que demostrar agilidad para ajustar su postura y sus herramientas a las circunstancias cambiantes, y necesitarán curiosidad intelectual para desafiar los principios establecidos y la sabiduría convencional”, dijo la presidenta del BCE, Christine Lagarde, en un reciente discurso en la Universidad Goethe de Fráncfort. Calibrar la respuesta monetaria a esa oleada de tarifas impuesta este jueves por el presidente de EE UU será una prueba de fuego para poner en práctica esas cualidades, y el diagnóstico de expertos y casas de análisis es que se llegará a una misma conclusión en Fráncfort y Nueva York: el shock comercial es una amenaza para la actividad de proporciones globales y será necesario acelerar las bajadas de los tipos de interés.
“Es exactamente lo que parece. Los aranceles afectarán el crecimiento, lo que obligará tanto a la Fed como al BCE a reaccionar más rápidamente. El BCE recortará las tasas en dos semanas y nuevamente en junio, mientras que estamos considerando tres recortes de tipos de la Fed este año”, vaticina por correo electrónico Carsten Brzeski, jefe de macroeconomía de ING.
La última vez que los mandamases del BCE se vieron las caras, en marzo, se acordó la quinta rebaja de tipos consecutiva, pero algo cambió en la narrativa: la incertidumbre radical en que se adentraba el mundo bajo Trump empujó al Eurobanco a guardarse muy mucho de dar pistas sobre qué haría a partir de entonces. Ahora, a menos de dos semanas de su encuentro del jueves santo, arrecia la presión para continuar abaratando el precio del dinero y animar a una economía que parece cada vez más necesitada de estímulos. “Si no estábamos seguros de tener crecimiento sólido en Europa antes de Trump, ahora mucho menos”, señala al teléfono Roland Gillet, profesor de Economía Financiera en la Universidad de la Sorbona de París y en la Universidad Libre de Bruselas. “No creo que haya problemas en volver a recortar los tipos”, añade.
Esa opinión va ganando enteros conforme pasan las horas. La firma japonesa Nomura ha rectificado su postura previa, y ahora sí ve un recorte de tipos en abril, además de otro en junio, ambos de 25 puntos básicos, lo que de producirse haría descender la tasa desde el 2,5% actual al 2%. Los futuros anticipan que el BCE prolongue la racha este mes y vuelva a pulsar el botón de recortar. El mercado de divisas respalda ese movimiento: la creciente fortaleza del euro frente al dólar permite abaratar las compras en el exterior. Como también lo hacen las fuertes caídas del gas y el petróleo en los mercados energéticos. O el potencial desvío de productos chinos de bajo precio hacia Europa al toparse con el muro arancelario de Trump. Casi todo, en definitiva, conspira en favor de precios más bajos y para que Lagarde y los suyos mantengan fija la dirección de los descensos de tipos.
Además, el último dato de inflación de la zona euro, conocido a comienzos de semana, trajo la segunda moderación de precios seguida, dejando la tasa en el 2,2%, muy cerca del objetivo del BCE, lo cual ahuyenta de momento el temor a un repunte inflacionista. Y el euríbor, muy dependiente de la política monetaria, también parece estar descontando la posibilidad de más recortes: este viernes cayó más de un 3%, hasta el 2,235%, su nivel más bajo desde septiembre de 2022, lo que abre la puerta a nuevos abaratamientos de las hipotecas en abril.
En el caso de EE UU, la cosa se complica, porque al menor crecimiento previsto se suma un aumento de las perspectivas de inflación por la guerra comercial. La Reserva Federal no movió ficha ni en enero ni en marzo, por lo que ha ido más lento en la desescalada. En ese último encuentro dejó caer que habría dos recortes de tipos este año, pero sin prisa. Sin embargo, la andanada comercial de Trump puede precipitar los acontecimientos.
En su escenario base, Citi contempla recortes de 125 puntos básicos este año, lo que equivale a cinco rebajas de 25 puntos cada una. Y la primera sería en su próxima reunión, a celebrar el 6 y 7 de mayo, aunque persisten las dudas. “La mayor incertidumbre sobre la inflación podría retrasar el primer recorte de tasas hasta junio, pero para entonces esperamos que el comité esté convencido por la creciente tasa de desempleo para comenzar una serie de cinco recortes de tasas, incluso si la inflación se mantiene muy por encima del objetivo”, señala el banco en un informe.
¿Y si Trump rectifica o las negociaciones reducen con fuerza los aranceles? El futuro sería más halagüeño, pero el daño ya estaría hecho. “Incluso si los aranceles se reducen significativamente en los próximos meses, el prolongado periodo de incertidumbre desacelerará al menos temporalmente la actividad. Eso hace que sea más probable que los funcionarios de la Fed se vean presionados a recortar significativamente las tasas de política monetaria este año”, añade Citi.
¿Y no importa que la inflación se dispare? Será cuestión de prioridades. Citi estima que la Fed podrá bajar tipos y hacer un poco la vista gorda, siempre y cuando las subidas de precios se limiten a los bienes y las expectativas sigan ancladas. La urgencia se trasladará a paliar la caída de las contrataciones, el frenazo de la inversión y el menor gasto de los consumidores estadounidenses por la subida de precios.
El ex secretario del Tesoro italiano, Lorenzo Codogno, discrepa en cambio de esa visión. Cree que el efecto bumerán de los aranceles masivos de Trump agravará la inflación hasta el punto de no permitir a la Fed rebajar tipos. “Muchos productos importados no podrán ser reemplazados pronto por la producción estadounidense. Además, en el caso de aumentos arancelarios pequeños y específicos, los exportadores a Estados Unidos tienen incentivos para absorber los aranceles en sus márgenes de ganancia, ya que temen perder participación de mercado. Por lo tanto, los precios subirán de forma brusca rápidamente. En esta situación, la Fed dejará de recortar las tasas y esperará a ver cómo evoluciona la situación. En teoría, la Fed no debería reaccionar al aumento de precios incrementando las tasas, ya que se trata de un ajuste único de precios relativos. Sin embargo, si hay efectos de segunda ronda sobre los salarios y el comportamiento de quienes fijan los precios, habrá alzas de tipos”, advierte.
A la espera de conocer la magnitud de las represalias a EE UU, la idea más asentada, por tanto, es que el BCE lo tiene más sencillo que la Reserva Federal. “Más recortes en el BCE. Incierto para la Fed, probablemente no los haya”, apunta escueto Charles Goodhart, economista del Banco de Inglaterra entre 1968 y 1985, y profesor emérito de la London School of Economics.
Las arremetidas de Trump contra el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, por no recortar los tipos al ritmo que a él le gustaría han sido habituales en los últimos tiempos, y volvieron a repetirse este viernes. Los aranceles abren ahora la puerta a que Powell dé el paso y vuelva a bajarlos, pero tras pagar el alto precio de llevar a la economía estadounidense al borde del precipicio. Si bien, este mismo viernes Powell ha insistido en que no hay prisa por bajar los tipos.
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