Los bajos tipos de interés impulsan las emisiones especulativas
Las instituciones financieras aumentaron su actividad
Como no podía ser de otra manera, la evolución del mercado de renta fija ha estado condicionada en 2021 por las distintas olas y variantes del Covid y sus consecuencias sobre la economía. De esta forma, “el año estuvo marcado por las expectativas de subidas de tipos de interés, con gran parte de los emisores accediendo al mercado en la primera parte del año, beneficiándose de tipos históricamente bajos y evitando posibles repuntes de volatilidad posterior”, resumen desde BBVA.
En cuanto a los volúmenes de emisiones, estos bajaron en todos los sectores con respecto al ejercicio anterior, que según los expertos fue un año excepcional, “ya que las compañías se blindaron de liquidez ante las dudas del impacto real del estallido de la crisis sanitaria sobre sus finanzas”, recuerda Fernando García, director de mercado de capitales de Société Générale.
Desde CaixaBank destacan en el mercado español corporativo “un vuelco en las emisiones especulativas frente a las de grado de inversión”. De hecho, calculan que en 2021 se ha visto una caída de los volúmenes globales de emisión corporativa en euros, desde los 27.400 millones de 2020 a 25.600 en 2021, y un despegue de la emisión especulativa, con 16.600 millones el año pasado frente a los 9.000 del ejercicio previo, “beneficiándose de unos bajos tipos de interés y de unos diferenciales por debajo de la media histórica”.
El Tesoro español lanzó, con éxito de demanda, su primer bono verde
El director general del mercado de capitales de Goldman Sachs, Jorge Alcover, por su parte, estima que a lo largo de 2021 hemos visto unas condiciones financieras muy favorables, “lo que movió a numerosas empresas a salir al mercado a financiarse para anticipar posibles necesidades en 2022. Además, vimos un retorno al mercado por parte de instituciones financieras que durante 2020 habían llevado a cabo volúmenes menores de emisión”, destaca.
También los expertos de JP Morgan creen que, si bien la ventana de emisión ha estado disponible tanto para corporativos como para financieros durante la mayor parte del año, “hemos observado un mayor incremento en el volumen de nueva oferta proveniente de financieros”.
Si nos centramos en los formatos de emisión, “tanto el mercado híbrido como el de ASG aumentaron su relevancia para los actores españoles, ya que se han centrado en proyectos más estratégicos y menos en operaciones puramente de financiación”, analiza Genoveva Ramón-Borja, responsable global de banca corporativa para el sur de Europa de MUFG Bank.
Mercados secundarios
Lo cierto es que los mercados de renta fija, tanto de deuda pública como privada, “han continuado siendo una fuente de financiación para las Administraciones públicas y las empresas, y les han permitido acceder a recursos financieros en condiciones de tipos de interés y plazos muy favorables”, señala Gonzalo Gómez Retuerto, director general de BME Renta Fija, quien destaca, dentro de la deuda corporativa, el crecimiento en el volumen de deuda privada admitida a negociación en el mercado regulado AIAF, que aumentó un 3,4% el año pasado, siendo especialmente significativo el crecimiento de las emisiones de deuda a medio y largo plazo.
En concreto, las empresas financieras han recurrido de forma importante a la emisión de titulizaciones y cocos (bonos contingentes convertibles) para reforzar su estructura de financiación y sus ratios de capital, mientras que las empresas no financieras han visto una mayor actividad en la colocación de bonos, según se desprende de los datos de BME.
Si nos centramos en el MARF, según las cifras aportadas por PKF Attest, el número de operaciones cerradas en la categoría de bonos ha aumentado en más de un 160%. En cuanto al rating de esas nuevas emisiones de bonos corporativos, un 55% han sido de alto rendimiento, mientras que el 45% restante han sido de grado de inversión.
Respecto a las colocaciones verdes, sociales y medioambientales, el conjunto de los mercados y plataformas de renta fija de BME registró el año pasado emisiones de este tipo por un importe de 12.260 millones de euros. “Es significativo ver cómo estas se han llevado a cabo tanto por emisores públicos como privados y, entre estos últimos, de todos los tamaños, ya que el MARF cuenta con 10 emisiones o programas ASG”, recuerda Gómez Retuerto.
¿Y qué pasará este año que comienza? Federico Silva, socio y director de renta fija de Beka Finance, cree que es difícil pensar que será más convulso que 2021, “aunque en estos últimos años estamos como en el circo, planteando siempre el más difícil todavía”. En su opinión, el principal problema existente es la inflación, “que de estabilizarse provocará una acción coordinada y contundente de los bancos centrales”.
Sector público
Plazos. La emisión neta del Tesoro en 2021 ascendió a 75.138 millones de euros, un 25% menos de lo previsto, y fue cubierta íntegramente mediante instrumentos a medio y largo plazo. La emisión bruta, por su parte, ascendió a 264.312 millones de euros, de los cuales 169.886 millones se obtuvieron a través de instrumentos a medio y largo plazo y 94.426 millones, mediante la emisión de letras del Tesoro.
Coste. Se ha ampliado la vida media de la cartera hasta un máximo histórico de ocho años y se ha reducido el coste medio de emisión hasta niveles negativos, por primera vez en la historia del emisor público.
Gran hito. El mayor acontecimiento en el ámbito de la financiación sostenible fue la primera emisión de un bono verde por parte del Reino de España, por un importe de 5.000 millones, que recibió una sobredemanda de 12 veces.