La UE promete nuevos aranceles a las emisiones de CO2 en tres años
Estados Unidos y más de 100 países se comprometen a reducir un 30% sus emisiones de metano para 2030
Estados Unidos y la Unión Europea se empeñan en liderar la COP26 en Glasgow con dos compromisos de calado internacional: nuevos aranceles a las emisiones de CO2 y la reducción de las emisiones de metano.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha asegurado este martes que el bloque aplicará un arancel al CO2 que emiten productos como el cemento, el hierro, el acero, el aluminio, los fertilizantes y la electricidad en sus fronteras a partir de 2023; una promesa que ya figuraba en el Pacto Verde Europeo, actualizado en julio de este año. La medida, que se ampliará de manera gradual, busca presionar a la comunidad internacional para que también grave las emisiones de efecto invernadero.
La presidenta del Ejecutivo comunitario ha defendido el arancel como medida para evitar que se socaven los esfuerzos europeos en el cuidado del medio ambiente. En teoría, si las fábricas de todo el mundo que venden estos materiales tienen que pagar un cargo adicional por la contaminación que emiten, tendrían un incentivo para limitar sus operaciones. Además, si otros países adoptaran normas similares, se podría presionar a las naciones reticentes a frenar el uso de combustibles fósiles, como China o Rusia.
Von der Leyen recordó que la UE cuenta desde 2005 con un mercado de comercio de emisiones en el que 11.000 plantas industriales y 500 aerolíneas deben pagar por cada tonelada de CO2 emitida, aunque ahora la Comisión quiere ampliar la lista a la climatización de los edificios y al transporte rodado.
La evolución de precios de los derechos de emisión ha cambiado de forma significativa en estos 16 años. En particular, en los últimos meses se ha producido un aumento en el mercado europeo, lo que ha disparado la tonelada a unos 60 euros; el doble que un año antes. El régimen de comercio de derechos de emisión de CO2 es una de las piedras angulares desarrolladas por la Unión Europea para luchar contra el cambio climático y en su afán de fortalecerlo, la Comisión ha propuesto la creación de un sistema para gravar también el CO2 de ciertos productos que entren al mercado europeo. Al respecto, la presidenta de la Comisión recalcó el interés del bloque por mantener un diálogo con sus socios comerciales. “Vemos este ajuste de la frontera de carbono como una herramienta de política climática”, exclamó ayer en Glasgow.
Estados Unidos ha encabezado el otro gran anuncio, con nuevas normas nacionales para controlar las emisiones de metano que resultan de la perforación de la Tierra para la obtención de petróleo y gas. El plan viene a reforzar la iniciativa internacional anunciada en septiembre por el presidente Joe Biden y la UE para reducir un 30% las emisiones de este gas para 2030. Aunque inicialmente el compromiso solo había sido apoyado por 31 naciones, ahora ya son más de 100 los países firmantes, con excepción de China, India y Rusia, según ha explicado en Glasgow el mandatario estadounidense. En conjunto suponen el 70% de la economía mundial y la mitad de las emisiones de ese gas.
La nación americana ha ido más lejos y ahora busca que las emisiones de su país caigan un 75%; un plan ambicioso si se considera que el metano es responsable del 25% del aumento de la temperatura global. Además, aunque el dióxido de carbono es el culpable del otro 80%, el metano atrapa 28 veces más calor.
Como parte de su programa, Washington quiere imponer una nueva tarifa para las empresas petrolíferas y de gas que emitan metano por encima de un umbral estipulado. El Gobierno invertirá 775 millones de dólares (casi 668 millones de euros) en subvenciones para ayudar a que las empresas se mantengan por debajo de ese tope. Además de ampliar las regulaciones ya existentes, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) pedirá a los estados del país que desarrollen un plan para reducir las emisiones de este gas e implementará nuevas técnicas para gestionar el estiércol del ganado, que genera el 10% de todo el metano de EE UU, según su informe.
La ganadería, agricultura y combustibles fósiles son los principales responsables de la aceleración en las emisiones de metano que, según el Balance Mundial del Metano 2020, no han dejado de crecer en la última década, lo que está provocando su mayor concentración atmosférica.
Frenar la deforestación
Un centenar de países, que albergan el 85% de los bosques mundiales, se han comprometido a revertir la deforestación y la degradación de la tierra para 2030. La propuesta ha sido lanzada por el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson y contará con 19.200 millones de euros de financiación pública y privada en todo el mundo. En concreto, se destinarán 12.000 millones de dólares (103.000 millones de euros) de fondos públicos que aportarán 12 países y 7.200 millones (6.210 millones de euros) en financiación privada, según las estimaciones británicas, hasta 2025.
Los bosques absorben en torno a un tercio de las emisiones globales de CO2 procedentes de la quema de combustibles fósiles cada año, pero preocupa el ritmo de deforestación actual; cada minuto se pierde un área equivalente a 27 campos de fútbol, según el Gobierno británico. Como parte de la iniciativa, Johnson ha prometido 1.500 millones de libras esterlinas (algo más de 1.764 millones de euros) en financiación.