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Rodríguez: “Bajaremos todos los tramos del IRPF para crear más empleo”

Rechaza que las pensiones se arreglen subiendo cotizaciones, propone una bajada masiva de impuestos y usar suelo público para vivienda de alquiler de promoción privada

Elvira Rodríguez, miembro del equipo económico del PP.
Elvira Rodríguez, miembro del equipo económico del PP.Pablo Monge

Elvira Rodriguez (Madrid, 1949) acompaña a Pablo Casado en la candidatura del Partido Popular al Congreso por Madrid y forma parte del grupo de ex altos cargos con experiencia en la gestión de la economía que el partido quiere exhibir cuando se intensifica la desaceleración económica. Economista e Interventora del Ministerio de Hacienda, ha sido la primera ministra de Medio Ambiente de España, secretaria de estado de Presupuestos y Presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Le obsesiona la creación de empleo, verdadero combustible, a su juicio, del consumo y de la recaudación, y para ello propone una bajada general de los impuestos y extender el impulso reformista a la educación, el turismo y la adaptación tecnológica.

R. ¿Qué dimensión cree que tiene la desaceleración, qué efecto tendrá sobre el empleo y qué medidas tomarán si el PP puede que gobernar?
R. Es cierto que cada dato que conocemos es peor que el anterior, y eso marca una tendencia preocupante, que hay que cambiar. Estamos en cifras positivas, pero escasas; pero si seguimos bajando llegará un momento en el que nos pongamos en números rojos. Decir que se trata de algo pasajero, que solo ocurre fuera, etc. como dice el Gobierno es ponerse orejeras. Nosotros tenemos un diagnóstico que nos lleva a decir que el crecimiento es insuficiente, y el empleo, limitado; si nos comparamos con Europa, crecemos algo más, pero nuestra situación de empleo y de paro es sensiblemente peor. Tenemos que crecer más y crear más empleo. Para lograrlo vamos a aplicar una serie de medidas claves. La primera: lo que llamamos una revolución fiscal, que será una revisión de los tipos impositivos y de nuestro sistema fiscal para dejar más dinero en el bolsillo de la gente, en la economía privada, que por sí solo, y con la experiencia que tenemos, genera actividad, y con ella, empleo. Se ha calculado que la bajada de impuestos, que se hará en toda la legislatura, pero que habrá que activar pronto, puede estar en torno a los 16.000 millones de euros. Pero esa bajada no significa pérdida de recaudación neta, porque si se genera crecimiento, se amplía la base imponible, y con tipos más bajos se recauda más. Nos pasó en la reforma de 1998 y con la que se hizo en 2016.
R. ¿Qué impuestos estarían afectados por su revolución fiscal?
R. Hablamos de tocar el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), con un tope máximo del 40%, para dejar la presión fiscal individual en el nivel medio de la Unión Europea. Tocaremos todos los tramos, para poner más dinero en los bolsillos de la gente para que consuma más, y que se reactive la recaudación por IVA. Queremos bajar también el impuesto de Sociedades del 25% al 20%: si tienen menos presión las empresas y les damos seguridad jurídica, podrán hacer una mejor estrategia de inversión y de generación de nuevos empleos. Queremos eliminar, como han hecho algunas comunidades autónomas, los tributos cedidos: Patrimonio, Sucesiones y Donaciones; Patrimonio completamente, y Sucesiones y Donaciones a herederos de primer nivel, como tiene ya Madrid. Y eliminaremos también Actos Jurídicos Documentados para ayudar a los jóvenes en la compra de la primera vivienda. Alargaremos la tarifa plana a los autónomos desde 12 a 24 meses, y con la ley de segunda oportunidad, daremos seguridad a un sector de la actividad que por su peculiaridad es imprescindible. Hay mucha gente que con la crisis se ha puesto por su cuenta, y hay que ayudarle, porque si asienta su negocio, termina contratando a nuevos empleos. Si hay 2,5 millones de autónomos y cada uno crea un empleo adicional, tenemos el problema resuelto. Y queremos con carácter general quitar trabas al inicio de la creación de empresas. Queremos para ello conformar oficinas únicas que ya existen en otros países, como Reino Unido, para hacer todos los trámites de una vez, que es posible con las nuevas tecnologías, que facilitan los accesos a las bases de datos públicos como Hacienda, la Seguridad Social y la administración local y autonómica; todo ello reduciría los plazos para empezar un negocio, y evitaríamos el típico “vuelva usted mañana”.
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R. Ese coste de la reforma, esos 16.000 millones, descabalan las cuentas públicas, porque los retornos no son inmediatos,...
R. La respuesta es bastante inmediata, como lo hemos visto otras veces vía IVA. Para mí es muy importante la confianza: si la generamos y se toman decisiones de consumo, el IVA es muy inmediato, aunque es verdad que el más inmediato es el IRPF, que vía retenciones reporta al mes siguiente. Pero el IVA es la mejor reacción tributaria con el consumo, siempre que este venga promovido por decisiones estables, y genera beneficios a la cuenta pública. Sociedades va más lento, pero el consumo genera más ventas a las empresas, y si cala la confianza, y contratan más gente, reactivan el empleo y generan retornos rápidos en el IRPF. Hemos visto respuestas muy positivas y muy rápidas a bajadas de impuestos en otros momentos. Ahora estamos en una economía escasa, y no nos basta con este crecimiento para generar empleo, y hay que romper esa tendencia.Si gobernamos tenemos que meter las manos en esas cuentas que el Gobierno del PSOE ha enviado a Bruselas, y que están desequilibradas porque suponen más gasto y no dicen cómo se financia.
R. ¿Pero qué considerarían una recuperación de los ingresos inmediata: un año, año y medio...?
R. No, no: en muy poco tiempo. Nos preocupa mucho el crecimiento, y las estimaciones actuales son muy bajas.
R. Pero, Bruselas pide que se cuadren los números de inmediato, y puede tardar en haber Presupuesto. ¿Contemplan la posibilidad de un recorte del gasto?
R. Hay que hacer un análisis de lo que hay y tomar decisiones sin perjudicar el crecimiento, cumplir con la UE y hacerlo de forma transparente. Estamos con el déficit por debajo del 3%, pero hay que lograr unos objetivos de reducción de déficit estructural que solo se consiguen atemperando el crecimiento del gasto a niveles inferiores al PIB nominal. Ahí hay que trabajar, pero no entra dentro de nuestro ánimo y nuestros planes recortar el gasto del estado del bienestar, de ninguna de las maneras. Sí queremos seguir adelgazando la administración, con una segunda CORA [Comisión para la Reforma de las Administraciones Públicas], porque tenemos ineficiencias de gasto en la administración pública, y no es poco dinero. Hay que ordenar las cosas. 
R. ¿Con el IRPF se plantean cambios iguales para todos los tramos o crear algún tramo nuevo?
R. La bajada será proporcional y en todos los tramos para que tenga verdadero efecto en todas las rentas y reactive la capacidad de consumo.
R. ¿Y mantendrán el tipo máximo para las rentas desde los 60.000 euros, como dejó la reforma Montoro?
R. Ese umbral se colocó en esa cifra para que tuviera efecto recaudatorio, porque la situación de las finanzas públicas en 2011 y 2012 era muy peligrosa, y si no se generaban ingresos, nos rescataban; y si lo hacen, nos recortan un 25% las pensiones y un 50% el seguro de paro, y aquí se arma la mundial. Fue una decisión de verdadera emergencia: con tres puntos de PIB de déficit oculto; se decía que estábamos en el 6% y estábamos por encima del 9%.
R. Históricamente los cambios de gobierno revelaban gastos ocultos no pagados y desviaciones serias de las cuentas públicas. ¿Creen en el PP que puede reproducirse ahora ese fenómeno?
R. No debería haber mucha factura en el cajón, porque con un gobierno de 17 meses no parece lógico. Pero la ministra de Hacienda dice cosas muy peligrosas, como que se puede gastar pero sin pagar, con grave perjuicio para la confianza, para la cuenta pública y para el acreedor que no cobra. Se están ampliando los plazos de pago de las administraciones, y eso empieza a ser preocupante. Nos inquieta que hayan generado compromisos de pago a los que quieran dar cobertura con un Presupuesto que aún no tienen, y que lleve aparejada una subida importante de impuestos, cuando no está demostrado que una subida de tipos impositivos genere un incremento de recaudación, porque pueden destruirse bases imponibles. Nuestro interés está enfocado a que sin perder el estado de bienestar, y como su mejor garantía, hay que generar crecimiento y empleo. Ese tiene que ser nuestro primer afán. Y no conviene despistarse con subidas de impuestos, que los billetes de euro no crecen en los árboles.
R. ¿Si llegan al Gobierno tienen intención de revertir algunas de las medidas aprobadas en los llamados “viernes sociales”, o las fuertes subidas de cotizaciones a la Seguridad Social?
R. El camino no es subir las cotizaciones a la Seguridad Social: son impuestos sobre el trabajo. España es el país en el que más grande es la brecha fiscal entre lo que cuesta un trabajador y lo que se lleva a su casa, por las cotizaciones fundamentalmente a cargo del empleador. Si la seguimos ampliando, flaco favor le hacemos al empleo. El trabajo es el coste principal que tienen las empresas, y son ellas las que tienen que crear los puestos de trabajo. El sector público presta servicios, pero la producción de valor añadido es del sector privado. Si subimos el coste del factor trabajo se encarece el producto, se pierde competitividad y no se coloca el producto; la empresa se perjudica y deja de contratar: es la tormenta perfecta.
R. ¿Tienen intención de bajar también las cotizaciones?
R. La estabilidad del sistema de pensiones no viene por subir las cotizaciones; viene por incrementar los cotizantes. La cuestión de las cotizaciones sociales tiene que ser tratada en el bloque de la estabilidad del sistema de pensiones, de ingresos y de gastos, dentro de un pacto de Estado en el que intervengan los partidos políticos y los agentes económicos y sociales, que son quienes financian el sistema. Y hay que hacerlo, porque es un gran activo, y hay que mantenerlo como sistema de reparto, pero saneado y sostenible; otro tipo de sistema de pensiones no encajaría en nuestra economía. El sistema tiene que seguir siendo de prestación definida, y que no dependa del manejo del capital que las financia ni de las fluctuaciones de los tipos de interés. Yo no creo que se puedan subir las cotizaciones, y el déficit tenemos que ponernos de acuerdo entre todos en cómo se financia, poniendo encima de la mesa todo el problema: la situación poblacional, la evolución de la demografía y la esperanza de vida y todos los datos financieros. Pagar una parte con impuestos no es la solución; puede que haya prestaciones que haya que sacar de las cotizaciones, como hemos hecho en el pasado. Eso, en todo caso, arregla unos años, pero no resuelve el problema. El único que arregla el problema es la creación de empleo. Subir las cotizaciones o financiar con impuestos nos arreglan el problema para hoy, mañana y pasado, pero no para traspasado mañana.
R. ¿La viudedad se puede pagar con impuestos?
R. Si se decide que son no contributivas, porqué no. Otros proponen excluir los gastos de administración, para que se financien con impuestos, aunque eso arreglaría poco. Tenemos unas cuentas desequilibradas, y hay que cogerlo y, en función de los escenarios de largo plazo, tomar las decisiones.
R. Dado que colocan el empleo en el frontispicio de todo, ¿qué objetivo se marcan para la legislatura si logran gobernar?
R. Medio millón de empleos todos los años es una buena marcha; lo importante es generar las circunstancias para que eso sea posible, que ahora se ha frenado a poco más de 330.000 al año. Son muchísimos, pero son 170.000 menos que hace un año y que el objetivo ideal y posible.
R. ¿Y qué mecanismo de revalorización de pensiones consideran correcto? ¿El IPC?
R. Garantizar el poder adquisitivo, que puede ser con el IPC o con otros indicadores; pero siempre con el mantenimiento de la estabilidad financiera del sistema de pensiones como norte. El IPC también ha perdido trascendencia desde que no tenemos inflación; cuando la tienes en el 10%, ahí está el debate; pero con las que tenemos ahora y sus horizontes, el debate está en atender el avance de la esperanza de vida, en el efecto sustitución en cotizaciones y en pensiones, etc. Hay que hablar de estas cosas, y con generosidad y con transparencia, que es como la gente lo entiende; lo que no entiende es que los saquen a la calle con las pancartas.
R. ¿Qué otras reformas necesita la economía española? El impulso reformista está muerto desde 2015...
R. Tenemos que hacer cosas en energía, en turismo, en educación y en inmersión tecnológica. El mundo va a toda pastilla, y hay que hacer cosas continuamente. El cambio radical que le está dando la tecnología hace que tengamos que tener la suficiente flexibilidad para regular lo que haya que regular con rapidez, para que el sector privado se adapte. Hay que flexibilizar para poder trabajar desde tu casa, para compartir todas las bases de datos de todo. En educación, hay que adaptarla a lo que necesita el mercado laboral, porque sacaremos muchos titulados, pero nos faltará gente en grados medios de formación profesional. Hay que mejorar las infraestructuras tecnológicas.
R. Hay problemas serios de nuevo con la vivienda. ¿Qué piensan hacer?
R. Aprovechar el suelo público para que los promotores privados hagan vivienda para el alquiler y que las gestionen ellos. Y hay que eliminar las trabas que hacen que quien tiene propiedades nos las ponga en el mercado. La cultura tradicional ceba la propiedad; pero el alquiler da más flexibilidad laboral. Y si llega al mercado la promoción hecha con suelo público, los precios deben ser inferiores. Y no se puede tampoco perseguir al arrendador hasta extremos imposibles.

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