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Alta dirección y consejos se resisten aún a los menores de 50 años

El 40% de los ejecutivos fichados en España en 2018 tenían más de 55 años

GETTY
Pablo Sempere

A lo largo del pasado ejercicio, menos del 20% de las incorporaciones con las que se reforzaron las empresas españolas estuvieron firmadas por perfiles veteranos. Los datos, que ofrece la organización de directivos de recursos humanos DCH, ponen cifras a una brecha generacional que se hace cada vez más profunda y que deja mejor parados, en cuanto a los niveles de contratación y promoción, a los profesionales más jóvenes. Ellos atesoran el 45,5% de las incorporaciones, en el caso de los perfiles que no llegan a los 30 años, y el 35% de los fichajes, en el caso de los que se quedan por debajo del medio siglo de vida.

Los perfiles más sénior, aquellos que a grandes rasgos superan los 50 o 55 años de edad, parecen estar ensombrecidos por las nuevas generaciones, y suelen tener por ello más dificultades que el resto para firmar un contrato. Sin embargo, sigue habiendo una categoría profesional en la que los veteranos continúan marcando la diferencia: la clase directiva y los consejos. Tal y como muestran las últimas estimaciones de Alliance Partnership International (API), grupo internacional que aglutina a varias consultoras de búsqueda de ejecutivos, los mayores de 50 años son todavía la opción predilecta para la mayoría de organizaciones, pese al empuje de los que llegan desde abajo.

En España, casi el 40% de las contrataciones de cargos directivos durante 2018, según los datos de API, recayeron en profesionales que superaban los 55 años. Una cifra considerable teniendo en cuenta que en Europa este porcentaje ronda el 15% y que en los países latinoamericanos baja, de media, al 13%. También fueron importantes las incorporaciones de perfiles que tenían entre 45 y 55 años. “La mejor época profesional para un directivo es la década que está entre los 45 y 55 años o los 48 y 58 años de edad, aproximadamente”. Así lo confirma Santiago Tarín, presidente de API y socio director de Master Consulting.

Las razones, prosigue, son varias. Por un lado, Tarín destaca el estado físico, “porque hoy una persona que tenga 52, 55 o 58 años está por lo general estupenda”. Pero añade otros elementos, como las necesidades hogareñas y obligaciones familiares: “A esas edades, los hijos suelen ser ya adultos y más independientes, por lo que la carga de la casa es mucho menor”. Sin embargo, continúa, lo más importante es que con esa trayectoria ya recorrida, la experiencia y el bagaje adquirido permite a las empresas contar con un salvoconducto que asegure una buena respuesta en una situación difícil. “También habría que tener en cuenta las relaciones personales y profesionales conseguidas, que son de mayor nivel, porque han crecido y mejorado a la par que lo has hecho tú”. En definitiva, recalca Tarín, “hay más capacidad de gestión, de saber hacer y de contactos”.

Estas habilidades, que podrían ser extensibles al resto de categorías profesionales, no se tienen sin embargo tan en cuenta a la hora de valorar a los perfiles menores de 50 años. Para las posiciones más rasas, explica Tarín, no suelen ser imprescindibles estas aptitudes. “Y cuando hablamos de posiciones directivas intermedias, lo que llamamos middle management o mandos intermedios, se requieren perfiles híbridos. En este caso, la mayoría de las contrataciones se mueven entre los que tienen entre 35 y 50 años.

También en los consejos

Al pasar de la alta dirección y mirar hacia el máximo escalafón de una compañía, la presencia de las nuevas generaciones mengua mucho más, de acuerdo a los datos recabados por Korn Ferry, presentados esta semana y que analizan a los más de 100 consejeros no ejecutivos nombrados en 2018 por las empresas cotizadas españolas. De estos fichajes, la mayoría correspondieron a perfiles que tenían entre 51 y 60 años, si bien los que se movían entre 46 y 50 aumentaron levemente su presencia respecto a lo visto años atrás. “Vemos que está bajando la edad, porque tradicionalmente los nombramientos han recaído en aquellos perfiles que superaban los 60 años o más”, explica Loreto González, socia sénior en la consultora. Sin embargo, afirma, es cierto que las edades más comunes siguen estando todavía por encima del medio siglo.

No obstante, confirma la experta, sí se vislumbra un cambio de tendencia a corto plazo. “Puede parecer obvio y entendible que debe haber una edad mínima para ser consejero no ejecutivo, porque se supone que debe existir una experiencia y un recorrido consolidado. Pero en las empresas se empieza a hablar cada vez más del concepto de sénior no aplicado a la edad, sino a la trayectoria y a las capacidades”, asegura. Por eso, tanto la edad de maduración como la frontera cultural que existe en las grandes organizaciones, va cambiando con el paso del tiempo.

Sobre la firma

Pablo Sempere
Es redactor en la sección de Economía de CINCO DÍAS y EL PAÍS y está especializado en Hacienda. Escribe habitualmente de fiscalidad, finanzas públicas y financiación autonómica. Es graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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