Para los pacientes de EE UU, la información no es poder
Conocer los precios de los tratamientos no es suficiente, porque los legos no saben cuál elegir; fijarlos por ley sería mejor
El sistema de salud de EE UU tiene muchos absurdos. Uno es que, aunque se espera que los pacientes ayuden a pagar el tratamiento, los proveedores no tienen que decirles por adelantado cuánto costará. Forzar a hospitales y médicos a revelar los precios – como se dispone a hacer Donald Trump, según el WSJ– ayudaría. Pero el sistema tiene muchos más problemas de competencia.
En teoría, un sistema funciona cuando hay muchos vendedores, el exceso de ganancias atrae a nuevos competidores y los vendedores no tienen control sobre los precios. Ninguno de ellos se aplica a los que atienden a los pacientes de EE UU. Solo el 10% de las áreas metropolitanas tenían en 2016 una competencia entre hospitales superior a reducida, según la fundación Commonwealth Fund. Los médicos de cabecera ganan más del 50% de lo que ganarían en el extranjero, según un estudio publicado en la revista Health Affairs, y las normativas que dificultan la práctica de los médicos en diferentes estados limitan severamente su oferta. Y las farmacéuticas eligen los precios de los medicamentos protegidos por patentes.
Además, los pacientes no pueden ponderar los distintos tratamientos y pueden elegir el más caro pensando que será mejor. Los hospitales tienen desde enero la obligación de proporcionar una lista de precios , pero su uso es limitado. Los pacientes no saben cuál de las decenas de miles de artículos y servicios necesitarán, y las instituciones ponen diferentes nombres a procedimientos similares. La parte de las facturas de salud no pagadas por las aseguradoras supone el 2% del PIB.
No hay solución fácil. Lo mejor para el Gobierno sería aceptar que en la asistencia sanitaria no va a haber competencia, y desviarse aún más de la idea de que el mercado es sabio, estableciendo, por ejemplo, precios fijos para fármacos y tratamientos. Trump no es un fanático de las regulaciones fuertes, pero se queja a menudo de los altos precios de los medicamentos. Aunque los controles de precios son un instrumento contundente, podrían ser un complemento saludable a la mayor transparencia que afirma defender.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías