El 59% de los españoles desconfía de las acciones climáticas empresariales
Un estudio del BEI ilustra la brecha entre lo que quiere la gente y lo que hace la empresa
“Las empresas deben cuidar su imagen ambiental porque, si lo hacen, podrán disfrutar de una ventaja competitiva”. La vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI), Emma Navarro, expresa así su convencimiento de que el cuidado hacia el entorno por parte de las compañías no solo es útil para cumplir con los objetivos de descarbonización de la economía, sino que redunda también en nuevas oportunidades de negocio.
La ejecutiva reacciona ante los resultados de una encuesta que la entidad dio a conocer este mes, en la que emerge la gran desconfianza de la población española hacia el compromiso de las empresas en respaldar sus esfuerzos a favor del planeta. La aplastante mayoría de los ciudadanos demuestra también estar muy atenta al impacto que pueden tener para el clima los productos o los servicios que adquiere. Una demanda que no pide nada más que ser captada.
Para subrayar el ahínco con el que el BEI colabora en la financiación de proyectos para combatir el calentamiento global, Navarro trae a colación unas cifras. “En España, en 2018, el banco aportó cerca de 1.300 millones de euros a proyectos de acción por el clima, lo que supone alrededor del 17% de toda nuestra actividad en el país”, afirma.
Las empresas privadas obtuvieron 375 millones. Entre ellos, se reservaron 70 millones a la construcción de una de las plantas solares más grandes en Talaván (Cáceres) y otros 60 millones de euros a un centro de biomasa en Curtis (A Coruña), “un proyecto que también contribuirá a prevenir incendios, ya que generará electricidad a partir de pequeños residuos de madera recogidos en los bosques”. En Aragón, además, el BEI financió con 50 millones de euros la construcción de nueve parques eólicos.
La entidad ha otorgado 70 millones para una planta solar en Talaván (Cáceres) y otros 60 millones a un centro de biomasa en Curtis (A Coruña)
“Queremos destinar cada año al menos el 25% de nuestra actividad a la lucha contra el cambio climático”, señala Navarro, quien recuerda que el BEI fue el primer emisor de un bono verde, en 2007, y “aspira a posicionarse como el banco europeo del clima”. Desde entonces, la entidad se ha convertido en el principal emisor multilateral, con 24.000 millones en este tipo de bonos. “España ha sido el país donde hemos concedido nuestro primer préstamo verde, destinado a proyectos que fomenten la producción de renovables o promuevan la eficiencia energética”, agrega. Se concedió el año pasado a Endesa, para la edificación de 16 parques eólicos y tres plantas fotovoltaicas.
Déficit de inversiones
Pese a estos esfuerzos, el 59% de los españoles siente que las empresas no le apoyan en sus acciones a favor del clima, un porcentaje que se sitúa cuatro puntos por encima de la media de la UE y solo por debajo de Chipre, Portugal, Italia, Francia y Grecia. No obstante, el 72% de los encuestados en España evalúa con atención las consecuencias que pueden tener los productos y los servicios que compran. Navarro reconoce que “hay un desajuste entre lo que quieren los ciudadanos y lo que perciben por parte de las empresas” y existe “un déficit de inversiones muy significativo para poder cumplir con los compromisos del Acuerdo de París”.
El 72% de los encuestados evalúa con atención las consecuencias que pueden tener los productos y los servicios que compran
Puesto que el sector público no puede atender estas inversiones por sí solo, la financiación privada es clave. En este sentido, las previsiones de la vicepresidenta del BEI son optimistas. “Cada vez más, el mundo empresarial español se preocupa de su imagen corporativa ante financiadores, inversores, clientes o trabajadores, y tiene en cuenta las externalidades positivas que conlleva invertir en acciones por el clima”, manifiesta. Por lo que “es necesario continuar trabajando para que las firmas tengan incentivos para invertir en la lucha contra el cambio climático e innoven para mejorar sus procesos de producción”.
Unos propósitos que encuentran los auspicios de los españoles, ya que el 67% de los encuestados indica la reglamentación y los incentivos fiscales entre las medidas en su opinión más eficaces para motivar a las empresas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. “El BEI puede ayudarles de forma muy relevante a desarrollar este tipo de inversiones que son también un importante vehículo para generar crecimiento económico y crear empleo”, concluye Navarro.
Funcionamiento
Financiación. “En el BEI, nunca financiamos la totalidad de los proyectos”, dice Navarro, “sino que buscamos atraer a otros inversores” y sortear algunos obstáculos.
Barreras. “Las tecnologías innovadoras o relacionadas con nuevos mercados pueden toparse en barreras que dificultan invertir en ellas”, apostilla.
Herramientas. “Los instrumentos que permiten reducir el riesgo para los inversores son el plan Juncker o el Innovfin, dirigido a proyectos de demostración energética”, señala.