El insomnio y las apneas, en aumento por el estrés y la obesidad
El 80% de los casos no se diagnostican por su difícil identificación Dormir poco no solo provoca accidentes, hoy se asocia al párkinson y al alzhéimer
¿Alguna vez se ha levantado irritado, de malhumor, cansado y perezoso? Le cuesta, por tanto, concentrarse en el trabajo y su rendimiento es bajo. ¿Le han dicho, para su sorpresa, que ronca mientras duerme, que da patadas –a veces de forma violenta– y que hasta se incorpora, manipula objetos y merodea por la casa? ¿O se le dificulta conciliar el sueño y su despertar es precoz?
Si es así, ponga mucha atención a estos comportamientos, ya que puede padecer algún trastorno del sueño. Estas alteraciones, más frecuentes de lo que se cree, y las de los ritmos circadianos –cuando sufre jet lag, hace turnos por la noche o cambia la hora (Europa debate otra vez su eliminación)– pueden dañar la salud, ha advertido el premio Nobel de Medicina de 2017, Michael W. Young, quien, junto a otros científicos, descubrió los mecanismos que regulan el reloj biológico interno y que influyen en los patrones del sueño y del metabolismo.
Alteraciones comunes
El insomnio, las apneas obstructivas (paradas respiratorias mientras duerme), las alteraciones producidas por los ritmos circadianos, ya mencionados, y las parasomnias (conductas anormales durante el descanso) son las más habituales, indica Álex Iranzo, presidente de la Sociedad Española del Sueño (SES).
Y aunque se desconoce con exactitud el número de individuos afectados, todas ellas se pueden dar a la vez y, en la mayoría de los casos, la persona no es consciente de ello. La prevalencia es elevada, apunta el doctor Alejandro Guillén, de la Cátedra de Investigación del Sueño de la Universidad de Granada (UGR) y Grupo Lo Monaco, quien añade a la lista el síndrome de las piernas inquietas (la enfermedad de Willis-Ekbom).
También se achacan a la genética, las condiciones ambientales, la postura, el equipo de descanso o a cualquier anomalía anatómica o psicológica
Iranzo calcula que entre el 5% y el 10% de la población sufre insomnio y entre el 2% y el 4%, apnea. Se estima que el 80% no se diagnostica porque es difícil de identificar. Unas cifras en alza –el 6% en los últimos años–, sobre todo en las apneas, según los expertos de la UGR-Grupo Lo Monaco. “El incremento del nivel de estrés [que se asocia al primero] y de la obesidad [al segundo], entre otros factores, puede influir en estas alteraciones”, explica Guillén.
Así que el estilo de vida, esa tensión constante en la que vive la sociedad y la mala alimentación pueden ser el detonante. Pero también se achacan a condiciones ambientales (ruido, luz, temperatura, humedad), la postura (es preferible dormir de lado que boca arriba o boca abajo), el equipo de descanso (cama, almohada), a la genética o a los desórdenes físicos (cualquier anomalía anatómica o funcional, como lengua o amígdalas grandes) o psicológicos (ansiedad, depresión).
Factor de riesgo
Las consecuencias no solo se reducen a la menor calidad de vida, la mayor probabilidad de sufrir accidentes, al quedarse dormido, o de padecer diabetes y paros cardiovasculares. Investigaciones clínicas en EE UU y Canadá apuntan que estos trastornos elevan el riesgo de padecer enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer y el párkinson.
“El alzhéimer aparece por la acumulación de la proteína beta-amiloide en el cerebro, que mata las células y eso hace que uno tenga falta de memoria. Esta se expulsa, la que sobra, mientras dormimos. Por tanto, la falta de sueño en pacientes con insomnio y apneas es un factor que puede facilitar la aparición de esta enfermedad en personas ya predispuestas”, precisa Iranzo, que avisa de que “la evidencia es débil y se ha de confirmar por otros estudios futuros”.
Investigaciones clínicas apuntan que los trastornos del sueño elevan el riesgo de padecer enfermedades neurodegenerativas
En cuanto al párkinson, “está altamente demostrado”, afirma. “En sujetos de más de 50-60 años con el trastorno de conducta del sueño REM (movimientos oculares rápidos por sueños violentos en los que la persona se siente amenazada y grita, patalea, insulta y da golpes indiscriminados), parecido al sonambulismo, al cabo de los años prácticamente todos desarrollan esta patología. Es la primera manifestación del párkinson”, puntualiza. Y fue uno de los principales temas de abordaje en el congreso anual celebrado en abril, que congregó a más de 300 especialistas. Conclusión: “Las alteraciones del sueño han pasado de ser un síntoma a un factor de riesgo”.
Consejos
Para combatir el insomnio, Iranzo recomienda tener “una buena higiene del sueño”, con siete u ocho horas de descanso, y mantener un horario regular para ir a la cama; hacer técnicas de relajación y terapias psicoconductuales –como el biofeedback, que modifica y controla la conducta con ayuda de sensores– y, en situaciones desesperadas, tomar pastillas solo durante tres meses.
Los expertos recomiendan siete u ocho horas de descanso y mantener un horario regular para ir a la cama
Contra las apneas, aconseja reducir peso, si está obeso, con dieta y ejercicio. Puede probar un cambio de postura o utilizar un dispositivo nasobucal (una máscara CPAP, que facilita el flujo del aire a las vías respiratorias) y de avance mandibular, para alargarla. O bien, quitar el exceso de paladar, úvula o amígdala, si es el caso.
Y en cuanto al trastorno de conducta del sueño REM, fármacos con melatonina y el clonazepam (benzodiazepina) impiden los sueños violentos, aunque, “desgraciadamente, no hay aún cura, advierte, “trabajamos en ello”. Pero recuerde, si cuenta ovejas a menudo, vaya a su médico de cabecera.
Huso horario
Posición. La Sociedad Española del Sueño (SES), que asesora al Gobierno en este tema, cree que no es conveniente cambiar la hora dos veces al año en España y considera que el horario más favorable es el de invierno. ¿Por qué? Para “aprovechar la mayor exposición a la luz natural y tener mayor luminosidad, lo que beneficia a la estructura del cerebro”, esgrime su presidente, Álex Iranzo. Estudios recientes de la Universidad de Murcia indican que este huso permite una mayor sincronía entre la salida del sol y el inicio de la jornada laboral y escolar, y facilita tener más horas de sueño y un despertar que coincide con el amanecer, comparado con el de verano.
Perfil de las personas con...
Insomnio. Suele darse en individuos excesivamente preocupados consigo mismos o por acontecimientos; suelen ser exigentes, muy perfeccionistas, muy detallistas y que quieren tenerlo todo bajo su control, unas cualidades positivas pero que, si se llevan al exceso, pueden provocar una falta de relajación, describe Álex Iranzo, presidente de la Sociedad Española del Sueño (SES).
Apneas. Se asocia a sujetos con obesidad, síndromes metabólicos, hipertensión, colesterol y diabetes, añade.
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