Zidane, o el arte de saber marcharse a tiempo
La marcha del técnico francés del Real Madrid, después de haber ganado la Champions, ha sorprendido a muchos Los expertos en liderazgo y gestión coinciden en que la decisión es coherente y ha sido bien gestionada
Con la resaca de la tercera Copa de Europa consecutiva todavía en el cuerpo. Con un contrato que miraba a un horizonte de al menos dos años más. Con una plantilla que prometía ser renovada. Con el presidente del club como principal aliado. Y también, con la espinita de no haber dado la talla en La Liga y en la Copa del Rey y no haber logrado el ansiado triplete. Con todo esto, lo bueno y lo malo, Zinedine Zidane (Marsella, Francia, 1972), el ya exentrenador del Real Madrid, decidió abandonar esta semana el banquillo. Una decisión que, si bien hace meses podría haber sido esperada, con lo acontecido en las últimas semanas ha sorprendido a muchos.
Pero también una decisión que, analizada en frío y con las emociones y sentimientos aparcados, demuestra que Zidane ha hecho lo correcto. O eso creen los expertos. “Saber irse a tiempo es vital en la vida. A veces, un capítulo se resiente porque se hace demasiado largo, y otros se hacen cortos porque se han cerrado muy pronto. Es cuestión de olfato, y Zidane ha demostrado tenerlo”, asegura el profesor del IESE Santiago Álvarez de Mon. Ya lo hizo en su momento, cuando se fue del Real Madrid como jugador teniendo todavía un año de contrato, y acaba de repetir la jugada, prosigue.
Y es que, una vez que un profesional ha llegado a la cumbre, debe tener claro que el momento del adiós está cerca. “Mejor cuando todo está en lo alto que cuando alguien empieza a reclamar tu marcha porque las cosas no van bien”, señala Álvarez de Mon. Una visión que también comparte Ceferí Soler, profesor en Esade: “Saber salir a tiempo cuando se tiene éxito es lo más difícil pero también lo más inteligente”, insiste, ya que es la manera de conservar el prestigio profesional y de abrirse nuevas puertas. “Va a tener ofertas de gran categoría porque se ha ido siendo el mejor”, adelanta.
Soler también cree que la estrategia escogida por el extécnico responde a “un cambio de paradigma”, que están adoptando muchas empresas punteras y de sectores muy distintos. “Antes, se creía que si las cosas funcionaban bien, lo mejor era no tocar nada, pero ahora con la globalización y los cambios tecnológicos, muchas se han dado cuenta de que cuando las cosas van bien es precisamente el momento óptimo de hacer cambios para seguir mejorando”, detalla. Algo que concuerda con las palabras pronunciadas por Zizou el pasado jueves: “El Madrid necesita un cambio para seguir ganando”.
En el fútbol, como en la empresa, cuenta el jefe de talento de Manpower Group, Juan Carlos Cubeiro, también hay que tener en cuenta los postulados de la Ley de Yerkes y Dodson: “Este principio analiza la influencia de la ansiedad en el rendimiento de las personas. A más activación, mayor rendimiento. Sin embargo, una vez que se pasa el punto óptimo, la productividad cae de manera brusca”. Tres Copas de Europa consecutivas bien podrían considerarse como ese punto de inflexión en el que la ansiedad deja de ser beneficiosa y se vuelve en contra.
Y en el día de su marcha, Zidane no escondió esa ansiedad. Habló de desgaste psíquico y de sentirse incapaz de mantener al equipo en lo más alto. Una sinceridad que ha sido muy valorada por varios de los expertos consultados. “Es muy honesto y muy correcto reconocer que uno no se siente capaz o no tiene las fuerzas necesarias para liderar un cambio”, evalúa Yolanda Portolés, socia de la consultora Triat y profesora en la Universidad Pompeu Fabra.
Esta experta cree que “no pasa nada por admitir el fracaso”, y llama a cambiar la connotación que de él se suele tener, y a fijarse más en la cultura estadounidense donde, dice, todo el mundo lo asume como una parte indisociable para alcanzar el éxito. Así lo piensa también Soler: “Es importante saber pedir ayuda, reconocer que uno necesita descansar y tomarse un respiro”, recalca. En este sentido, señala Cubeiro, Zidane es consciente de que pese a la Champions, el equipo no ha estado a la altura que se esperaba en las otras dos competiciones: “Hay que saber buscar el equilibrio entre el legado y el riesgo de seguir intentándolo”.
Además de su honestidad, otro calificativo repetido por los expertos es el de “elegancia”. Una virtud que, señalan, ha mostrado el exentrenador marsellés a lo largo de su carrera y hasta el día de su adiós. “Únicamente ha atendido a motivos propios, sin atribuir nada que pueda dañar la imagen del club, aunque a nadie se le escapa que es un equipo muy difícil de gestionar”, opina Yolanda Portolés, un punto de vista que también comparte Ceferí Soler: “En el vestuario tiene que entrar con la manguera cada semana a apagar los fuegos, pero no ha dejado entrever nada de ello”.
Nueve títulos en algo más de dos años
Enero de 2016. Proveniente del banquillo del Real Madrid Castilla, Zidane es nombrado entrenador del primer equipo de club. Desde entonces, llegaría a cosechar nueve títulos de 13 posibles.
Champions. El Real Madrid, con Zidane al mando, ha ganado las tres últimas Copas de Europa, algo que no conseguía ningún equipo desde hace más de 40 años.
Liga. El club se alzó con el título de Liga en la temporada 2016-2017.
Otros títulos. Zidane también ha levantado, en estos 876 días al frente del Madrid, dos Supercopas de España, una Supercopa de Europa y dos Mundiales de Clubes. La Copa del Rey se le ha resistido.
No es esto lo único que ha sabido hacer bien el técnico francés. Ha demostrado no tener miedo a desprenderse del cargo y del poder que manejaba. Y es algo que ha logrado, en gran parte, gracias al contexto que ha sabido fabricarse fuera del trabajo. “Se ve que es una persona con un entorno familiar estable, sencillo y normal. Eso demuestra que su única pasión no es el fútbol, que fuera hay algo más”, opina Álvarez de Mon. Esto significa, detalla, que no se ha convertido en el personaje que se sentaba en el banquillo del Bernabéu, y que fuera del campo hay otra persona con otras pasiones. “Hay que centrarse en la persona que eres, no en tu personaje, que es efímero y pasa”, asegura.
Ese problema que Zidane ha sabido esquivar es más corriente de lo que parece en estos mundillos. “Si has llegado a lo más alto cuesta irse porque tu armonía, tu paz, está muy ligada al trabajo. Hay que aprender a desligarse de eso. El poder es una droga, y alejarse de él es complicado. A muchos les da miedo que su teléfono no siga sonando”, prosigue Álvarez de Mon. En ese sentido, Juan Carlos Cubeiro recurre a un ejemplo histórico que ilustra esta situación: el factor Mandela. “Cuando hoy pensamos en el líder sudafricano, evocamos a la imagen de la lucha contra el apartheid, a un Mandela fuerte, altivo y sonriente”. Si el mandatario africano hubiese decidido seguir en el poder, la estampa que se recordaría de él sería, seguramente, la del anciano sentado en silla de ruedas que se vio en el Mundial de Sudáfrica. “Saber irse cuando es el momento también sirve para dejar tu legado donde y como quieres”.
Aferrarse al poder
En el mundo empresarial, cuenta Cubeiro, la vida media de los consejeros delegados es de tres o cuatro años. “A partir de entonces, el riesgo de que las cosas no marchen bien es más elevado, y eso es algo que mucha gente se atreve a desafiar”. En opinión de este experto, la gente, por lo general, no abandona porque el cerebro es muy lineal, “y tenemos la fantasía de que cuando has conseguido algo, vas a poder repetirlo y mantenerlo”. Tampoco es aconsejable moverse en grados de perfeccionismo y exigencia demasiado altos, aunque luego se cumplan las expectativas. “Es como el estudiante que llora cuando termina un examen y luego saca un 10. Es gente crispada que no le hace bien a la empresa”, señala Álvarez de Mon.
Otro de los consejos que recomiendan los expertos es ser consciente de los límites de la edad. Zidane dejó de jugar en el Madrid con 34 años, y abandona el banquillo con 45. “En las dos ocasiones, tuvo y tendrá tiempo para poder hacer más cosas. Si piensas en irte siendo demasiado mayor, cuesta más dar el paso”, explica Cubeiro.
Antes o después, a todo el mundo le toca cerrar una etapa profesional, por eso Portolés desvela otras recomendaciones que se pueden seguir. Primero, anima a hacer un balance previo y reposado para tener claros los motivos por los que se toma la decisión, sin que en ella entren en juego elementos más emocionales o impulsivos. Segundo, definir cuál será el próximo objetivo profesional. Tercero e imprescindible, según Portolés, ofrecer una “buena comunicación de salida”, en la que se esgriman con claridad los argumentos que han llevado a dar el paso, con la mayor honestidad posible. También es clave, apunta, escoger un buen timing, anunciando la decisión tras cerrar un ejercicio, y respetar el orden jerárquico, contándolo al jefe primero, y al resto del equipo después. Por último, facilitar un proceso de relevo ameno en colaboración con el resto de compañeros: “Quedar bien con el equipo es esencial porque el networking profesional nos va a acompañar en toda nuestra trayectoria laboral”, concluye.