El Ibex resiste la presión y sube un 1,2% el mes en el que los mercados pudieron más que Trump
Los mercados se estabilizan tras la marcha atrás de la Casa Blanca, pero la amenaza de recesión, la inflación y las dudas sobre el dólar mantienen la tensión en el mundo financiero


Aranceles y recesión son las dos palabras que mejor resumen abril, un mes en el que los mercados financieros acapararon toda la atención. Que las caídas de la Bolsa atraigan a la prensa generalista y noticiarios ocurre una vez cada muchos años, y este mes ha sucedido en repetidas ocasiones, después del órdago arancelario con el que Donald Trump arrancó el mes el día 2. Las decisiones de la Casa Blanca han movido los cimientos del sistema financiero mundial: la Bolsa de EE UU registró el peor arranque de una presidencia desde los años 70 y el dólar su peor mes desde 2022.
Los mercados se han demostrado, de hecho, el único contrapeso al poder casi absoluto del magnate republicano. La brusca venta de bonos y la caída del dólar —activos refugio en crisis anteriores— obligaron a Washington a moderar su discurso poco después del brutal e inesperado (en su magnitud) órdago proteccionista. Aunque el 5 de abril entró en vigor un arancel universal del 10%, la Casa Blanca decidió aplazar la imposición de gravámenes recíprocos, una tregua de 90 días que sigue en vigor. La expectativa de un entorno comercial más estable logró contener las caídas bursátiles, pero los analistas insisten en que para recuperar la confianza no bastan las promesas. Aun bajo estas cautelas, las cotizaciones de la renta variable recuperaron terreno y dejaron un balance mensual menos duro de lo que prometían los primeros días de abril: El Dow baja en Bolsa 3,17%, descensos que alcanzan el -0,76% el S&P 500 y tornan en un alza del 0,85% en el Nasdaq. El Ibex 35, que en las últimas semanas se ha visto favorecido por la menor exposición a los aranceles y un crecimiento económico de España por encima del resto de los países, avanza un 1,2% en el mes.

La realidad económica da la razón a los pesimistas, pues la agresividad mostrada por Trump en sus primeros 100 días de mandato ya pasa factura a la economía estadounidense. En el primer trimestre, con apenas unos aranceles en vigor —acero, aluminio y medidas dirigidas a México y Canadá—, el PIB de EE UU cayó un 0,3% anualizado, primera contracción desde 2022 y muy lejos del crecimiento medio del 3% de los dos años anteriores. “Si hay una lección que los inversores pueden aprender de los primeros 100 días de la administración Trump, es prepararse para la incertidumbre, que probablemente perdure más”, señala Nick Samoulihan, gestor de cartera y estratega de inversión para Wellington Management. El experto cree que una pausa en los aranceles no es una promesa de estabilidad ni de un mercado de valores al alza.
Superiores a las ganancias del índice español fueron las registradas por el Dax alemán que avanza un 1,5% en abril con las esperanzas puestas en un mayor crecimiento económico. Berlín todavía no ha empezado a aplicar el plan de infraestructuras que anunció en marzo, pero la mayor estabilidad política y, sobre todo, el impulso fiscal es vista como una garantía de futuro. Los analistas destacan que mientras EE UU no ha hecho nada más que centrarse en las medidas que más daño hacen a la economía, Europa empieza a despertar de su letargo. Siguiendo los consejos de Enrico Letta y Mario Draghi, el Viejo Continente pone el acento en el impulso fiscal.
El escenario que dibuja el programa económico de Trump —debilidad económica e inflación al alza— es el peor posible para la inversión. Los analistas señalan que, además de dar marcha atrás en las políticas proteccionistas, la única forma para evitar la temida recesión de la primera economía del mundo pasaría por la rebaja de los tipos. A pesar de las constantes presiones recibidas, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ya ha advertido que necesitarán más tiempo para comprobar el impacto de los aranceles y que, a día de hoy, su objetivo sigue siendo la estabilidad de los precios.
El índice de precios al consumo subyacente, PCE, el indicador más seguido de cerca por la autoridad monetaria, sigue siendo alto. En el primer trimestre la tasa subió un 3,5% en términos interanuales. Es decir, se sitúa lejos del objetivo del 2% y esto complica aún más la capacidad de la autoridad monetaria para reducir los precios y ayudar con ello a la recuperación. “La inflación también fue más elevada, lo que alimentó la narrativa de la estanflación y limitó lo que la Reserva Federal puede hacer para ayudar a medida que el sentimiento económico se deteriora”, señalan desde ING.
La próxima semana el Comité de Mercado Abierto de la Fed (FOMC) analizará los últimos datos y debatirá las medidas a seguir. La calma que experimenta el mercado de deuda desde que la Casa Blanca diera marcha atrás en sus pretensiones proteccionistas no justifica una intervención inmediata de la institución. En los momentos de mayor nerviosismo cuando los inversores aceleraron la venta de bonos y la rentabilidad de la deuda a 30 años se asomó al 5%, el mercado llegó a especular con la idea de que la Fed tuviera que tomar medidas para garantizar la liquidez tal y como hizo con el estallido de la pandemia o la crisis provocada por la caídas de Silicon Valley Bank. Las probabilidades de rebaja del precio del dinero en la próxima reunión son prácticamente inexistentes (7,8%). El mes con más probabilidades para que el banco central de EE UU baje las tasas es julio, con una probabilidad de hasta el 94%.
Superados los momentos de mayor inestabilidad, la tranquilidad regresa al mercado de deuda. El bono de EE UU a 10 años, que a principios de mes llegó a rozar el 4,5%, se relaja al 4,17% mientras la deuda con vencimiento en 2055 se relaja al 4,67%, sin cambios respecto al mes anterior. Esta aparente calma no significa que la herida se haya curado, los analistas señalan que el daño efectuado por los aranceles y las amenazas a la independencia de la Fed seguirá pesando sobre los activos estadounidenses. El responsable de renta fija en Wellington Management, Connor Fitzgerald, cree la probabilidad de recesión en EE UU sigue siendo alta porque ya parecía estar en marcha una desaceleración del crecimiento antes de los últimos eventos. “Con el discurso de las guerras comerciales el riesgo ha aumentado”, destaca.
La mayor estabilidad económica que empieza a mostrar la zona euro y la caída de los precios permitirán al BCE seguir adelante con la rebaja de los tipos. Esto, combinado con una mayor estabilidad política, ha llevado a los inversores a acelerar la compra de bonos europeos, favoreciendo la caída de los rendimientos y la consiguiente subida del precio. La deuda alemana a 10 años cae 30 puntos básicos en el mes, hasta el 2,44% mientras la referencia española al mismo plazo baja 26 puntos básicos, hasta el 3,1%.
El Brent firma su peor mes desde noviembre de 2021
Las expectativas de recesión combinada con el aumento de la producción del crudo por parte de la OPEP+ se dejan sentir en el Brent. Coincidiendo con la batería arancelaria, el cártel decidió aumentar la producción en 400.000 barriles al día. En un contexto de menor crecimiento y más oferta, el petróleo de referencia en Europa cae un 15,6%, su peor mes desde noviembre de 2021 cuando las variantes de Covid seguían limitando la movilidad.
A medida que los inversores han deshecho sus posiciones en renta variable y deuda, han acelerado la compra de oro. El metal amarillo, que ya en 2024 vivió un año espectacular gracias al inicio de la rebaja de los tipos y las compras por parte de los bancos centrales, parece que no encuentra techo. Las tensiones comerciales ayudan a prolongar los ascensos y solo en el abril se revaloriza un 6% y supera los 3.300 dólares. Con la vista puesta en el medio plazo, los gestores de Vontobel creen que el oro podría seguir subiendo hasta los 3.700 dólares.
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