Zidane, ¿por qué no te quedas?
Bajar cuando uno alcanza cima…. ¿Es una buena decisión?
Bajar cuando uno alcanza cima…. ¿Es una buena decisión?
Para la organización, posiblemente sí. Pero para el profesional, rotundamente, no, y para el equipo, tampoco.
Reafirmamos que rotundamente no, no es un buen síntoma irse cuando has alcanzado la gloria porque el mayor aprendizaje profesional se da cuándo has podido asimilar el peligro y riesgos salvados con tu empresa y equipo en los momentos difíciles y, cuándo después de un éxito, viene un fracaso y luego, un nuevo camino para llegar a otra nueva cima.
Ese aprendizaje cultural al que hacemos mención, hace al profesional mucho mejor, más creíble, más resiliente, a la par que, a la propia empresa, que la dota de valores y reputación notables.
Ese “aprendizaje de bajada” es uno de los mejores carburantes para la máquina de regeneración del éxito y con ello, poder abordar otras subidas a otras cimas.
Pero, desgraciadamente, vivimos en una sociedad en donde sólo queremos triunfadores. Y eso es un dios falso que provoca un continuo desequilibrio funcional en el directivo y, por ende, en la empresa.
La gestión del fracaso, y en este caso del fracaso anticipado, incluso puede poner delante del profesional el egoísmo que trae la cobardía. La cobardía que el héroe supera poniendo en pérdida incluso su propia vida en pro de otro.
En nuestra opinión, una organización debe favorecer el aprendizaje cultural del devenir y la trayectoria vital (de éxitos, de fracasos y de mediocridades) de la misma. Y eso no significa que un directivo, o un equipo directivo, - que se desgastan enormemente en el periodo de expansión y de alcance de cimas (éxitos) -, tenga que permanecer al frente. Pero no debe irse o abandonar.
Puede,- y es loable mostrar las debilidades y agotamientos que uno tiene -, echarse a un lado y entrar a formar parte de otra área organizativa en donde puede “descansar” en un ambiente menos expuesto y con menos presión, pero en donde su experiencias y valor, los sigue poniendo como un activo tangible en su organización y para su gente.
Zidane no ha sido, con su decisión, un hombre “de la casa”. El Real Madrid, no ha sabido articular una organización de aprendizaje cultural en la gestión.
Oportunidad perdida.
Luis Fernando Rodríguez, CEO de Watch&Act