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Cómo ahorrar para vivir bien hasta los 100 años

Las rentas vitalicias garantizan un complemento hasta el fallecimiento Con el aumento de la longevidad, cobra fuerza retrasar más la edad de jubilación

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Empezar a ahorrar cuanto antes y hacerse a la idea de que retrasar la edad de retiro puede ser una opción. Estas son las dos medidas que hay que tomar si queremos mantener el nivel de vida cuando nos jubilemos, si tenemos en cuenta que cada vez vivimos más años y ya no es ciencia ficción pensar en llegar a ser centenarios.

Carlos Esquivias, responsable del departamento de vida y pensiones de Unespa, cree que, aunque el hecho de que la esperanza de vida de las personas sea cada vez mayor es innegable y constituye una noticia positiva, esa realidad no está exenta de desafíos.

“Y quizá el más preocupante de todos es el impacto del incremento paulatino de la longevidad en los sistemas públicos de pensiones”, y recuerda que “en la mayoría de los países de nuestro entorno son sistemas de reparto basados en la solidaridad intergeneracional –las personas que trabajan pagan las pensiones de quienes han accedido a la jubilación–, especialmente vulnerables a la evolución de la demografía”.

El aumento de la esperanza de vida y las perspectivas de menores pensiones hacen necesario empezar a ahorrar cuanto antes

De hecho, como refleja la última edición del Informe Naranja sobre las tendencias de los españoles ante la jubilación, tres de cada cuatro españoles cree que no podrá mantener su nivel de vida actual contando únicamente con el sistema público de pensiones.

En cualquier caso, para poder disfrutar de esa mayor longevidad, “es preciso planificar todo el ciclo vital. Y para eso es imprescindible tener información. Las personas que no saben a qué se enfrentan no pueden decidir qué hacer al respecto. Por ejemplo: los trabajadores que se jubilan no son conscientes de que con la cotización de un año se pagan tres meses y medio de pensión. Eso quiere decir que si vivimos 20 años como jubilados, para poder financiar ese tiempo tendríamos que cotizar casi 70 años”, explican desde BBVA.

Para Enrique Borrajeros, presidente del comité de comunicación de EFPA España, precisamente por esa longevidad las pensiones públicas van a reducirse, con toda probabilidad. Por tanto, vamos a tener que financiar más años y vamos a recibir menos dinero. “Esto determina que si queremos mantener el nivel de vida necesitaremos ahorrar más o asumir más riesgo en la inversión para aspirar a unas rentabilidades más elevadas. Una tercera opción sería retrasar la edad de jubilación, que nos permitiría incrementar el periodo de ahorro, aumentar la pensión y reducir el dinero que vamos a necesitar”.

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Longevidad

Vivir más años. Según señalan desde BBVA, aquellas personas que hoy tienen 65 años vivirán de media 19 años más, en el caso de los hombres, y 23 años en el de las mujeres. Este fenómeno previsiblemente continuará creciendo, ya que dentro de 30 años las personas que alcancen en ese momento los 65 años se estima que vivirán, de media, 25 años en el caso de los hombres y casi 29 años en las mujeres.

Para Álvaro Castillo del Carpio, director de desarrollo de negocio de Mapfre Vida, “el concepto de ahorro para la jubilación seguro que se irá modificando en los próximos años por las mayores necesidades que para esta finalidad va a tener la población”. En este sentido, definir las necesidades de ahorro futuro dentro de un contexto de mayor longevidad “puede parecer sofisticado y complejo, más aún cuando el recorrido laboral de las personas es muy amplio y no siempre se tiene certeza de lo que puede ocurrir. Pero puede ser al mismo tiempo bastante sencillo de definir si se tiene claro la pérdida de ingresos que se va a tener al jubilarse”.

La esperanza de vida ha aumentado en más de diez años desde los años setenta. “Hoy se sitúa, de media, en los 83 años y vivimos casi 20 años más después de jubilarnos. Además, tenemos más salud y queremos disfrutar de nuestro retiro profesional”, apunta José Antonio Iglesias, subdirector general comercial de VidaCaixa, “por eso es cada vez más importante planificar con ayuda de un experto y con tiempo suficiente”.

Y es que “no es lo mismo comenzar a planificar la jubilación con 25 años, con un horizonte temporal amplio, que permite ir acumulando un ahorro con el que realizar inversiones con mejores expectativas de rentabilidad en el largo plazo, que empezar a planificarla con 50 años o más, cuando los objetivos suelen centrarse en preservar el capital con posiciones de menor rentabilidad y riesgo”, recuerdan en el Sabadell.

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Por eso, “es importante para conseguir nuestros objetivos que cuando pensamos en el ahorro para la jubilación tracemos un plan que abarque todas las esferas, dado que no se trata de una cuestión exclusivamente financiera, tiene mucho que ver con cómo nos planteamos nuestra carrera profesional y, también, con nuestros objetivos vitales”, advierte Paula Satrústegui, directora de planificación financiera de Abante. “Todo ello afecta a nuestra capacidad de ahorro y al consumo de rentas. Como cada caso tiene sus propias particularidades, es clave sentarse a pensar y hacer unos números para determinar cómo afrontar esta cuestión”.

En cualquier caso, para María José Abraham, directora general de la Fundación Edad&Vida, “debería ponerse en valor e incentivarse fiscalmente la previsión y el ahorro voluntario finalista en cualquiera de las modalidades disponibles. Además, las entidades deberían desarrollar soluciones y productos innovadores que permitan maximizar el ahorro/patrimonio en la etapa de la jubilación para adaptarse a la longevidad de las personas y a las potenciales situaciones de dependencia”.

Unespa: Rentas vitalicias hasta el final

Supervivencia. “Lo ideal sería que el ahorro acumulado durante la vida activa se cobre en la jubilación en forma de rentas vitalicias, dado que es el instrumento que más complementariedad presenta con la pensión pública”, asegura Carlos Esquivias, responsable del departamento de vida y pensiones de Unespa.

El principal problema de toda persona que ahorra es sobrevivir a sus ahorros. “Si la persona fallece antes de que se acaben, no tendrá problema, pero ¿y si no es así? Las rentas vitalicias, al ser un producto de seguro, eliminan ese peligro porque la renta se cobra hasta que el cliente fallece, viva lo que viva”.

EFPA: Conocer el esfuerzo ahorrador necesario

Prevención. El efecto que tiene en el ahorro vivir 20 años más puede suponer que nuestro esfuerzo de ahorro tenga que duplicarse. “Por ejemplo, una persona de 45 años que desee una renta complementaria de 500 euros durante su jubilación, si invierte en una cartera que le dé un 4% anual, deberá ahorrar unos 2.700 euros anuales si vive 80 años, pero más de 5.400 si vive 100. Es un 103% más”, calcula Enrique Borrajeros, presidente del comité de comunicación de EFPA España. Si su inversión es más conservadora y solo le da un 2%, para ese mismo objetivo deberá ahorrar más de 9.200 euros.

VidaCaixa: Estrategia según la edad

Riesgo.  Para un joven, que tiene un hori­zonte temporal amplio, es recomendable asumir mayor exposición a Bolsa. “Teniendo un hábito de ahorro y contando con el tiempo a nuestro favor, el esfuerzo será siempre menor. Los PIAS y los Sialp son excelentes herramientas de ahorro sistemático”, cree José Antonio Iglesias, subdirector general comercial de VidaCaixa. “En los últimos años de la carrera profesional es cuando se suele alcanzar un mayor salario, por lo que es un buen momento para afianzar nuestro ahorro. Los planes de pensiones son un vehículo de ahorro excelente en este caso”.

Edad&Vida: promover el cobro hasta la defunción

De por vida. Para María José Abraham, directora general Fundación Edad&Vida, “debería promoverse que los productos de previsión y ahorro para la jubilación se cobrasen en forma de renta vitalicia, con el objetivo de complementar la pensión pública durante los años posteriores a la jubilación y hasta el fallecimiento de la persona”.

En su opinión, para ello es necesario explicar claramente el funcionamiento y las ventajas de las rentas vitalicias a la población, “con un discurso consensuado y conjunto por parte de la Administración y las entidades financieras y aseguradoras”.

Inverco: Planes de pensiones, la mejor opción

Fiscalidad. Según José Luis Manrique, director de estudios del Observatorio Inverco, al ahorrador se le plantean múltiples alternativas, todas ellas válidas si su fin es el ahorro para la jubilación. No obstante, “los planes de pensiones, al ser instrumentos específicamente diseñados para el ahorro a largo plazo, son los mejores productos para complementar la pensión pública de jubilación”.

A su óptima fiscalidad se añaden, recuerda el responsable del Observatorio Inverco, “otros atributos, como transparencia en comisiones, gestión profesional, seguridad y diversificación”.

Santalucía: Vida laboral más dilatada

Tiempo. “Llegar a ser centenarios, es decir, ganar casi 20 años de esperanza de vida, implica una necesidad de reestructuración del tiempo”, asegura José Manuel Jiménez Rodríguez, director del Instituto Santalucía.

De hecho, advierte de que “sacar lo máximo del regalo que supone una vida larga requiere asumir que muy probablemente trabajemos hasta los 70 años o incluso más. Tendremos vidas laborales más dilatadas y más horizonte temporal para planificar nuestras finanzas, puesto que luego disfrutaremos de esos ahorros también durante más tiempo”.

Abante: Retrasar el retiro a los 75 años

Esfuerzo. Según los expertos de Abante, para una esperanza de vida de 85 años, si en lugar de jubilarse a los 67 una persona lo hace a los 75, y empieza a guardar a los 30 años e invierte al 2%, tendrá que ahorrar 1.166 euros, en vez de 2.455 euros.

Para el horizonte vital de 100 años, y una previsión de rentabilidad también del 2% anual, habría que ahorrar 2.764 euros anuales (jubilación a los 75 años) y no 4.399 euros (jubilación a los 67 años). Es decir, retrasar la edad de jubilación cuando la esperanza de vida es de 100 años reduce la necesidad de ahorro en un 59,1%.

Caser: También la hipoteca inversa

Soluciones. Miguel Aldalur, director de par­ticulares vida y pensiones de Caser, cree que además de los PIAS y PPI como instrumento de ahorro, las rentas vitalicias y las hipotecas inversas son soluciones adecuadas para el cobro, “ya que en las rentas vitalicias nos encontramos un complemento a la pensión pública que posee muy buenas ventajas fiscales”. Y en cuanto a la hipoteca inversa, “es la solución idónea para todos los que han invertido en ladrillo todo el ahorro, y si está bien delimitado y trasparentado con los herederos, es un complemento ideal para disfrutar la cada vez más larga fase de jubilación”.

ING: Ahorrar con tiempo suficiente

Previsión. “Lo más importante es comenzar a ahorrar lo antes posible, ya que con el tiempo suficiente, se puede ir aportando muy poco a poco, sin necesidad de hacer grandes esfuerzos; sin agobios, y conseguir una cantidad de dinero muy significativa para el día de mañana”, destaca Gloria Siso, directora de productos de inversión de ING, y aunque recomienda los planes de pensiones, “lo más importante no es tanto el elegir una opción u otra, sino tener claro que esta es una misión a largo plazo y el tiempo juega a nuestro favor. Cuanto antes empecemos a ahorrar, antes podremos quitarnos de preocupaciones”.

Sabadell: La vivienda, causa de la falta de liquidez

Novedades. Tras el ahorro, “la opción más razonable sería el cobro de rentas regulares durante todo el periodo de vida, por lo que las rentas vitalicias constituyen un vehículo idóneo”, observan desde Banco Sabadell. Y es que, en muchos casos, gran parte del ahorro se ha venido destinando a la adquisición de la vivienda –el 80% de las familias en España tiene una vivienda en propiedad–, lo que puede dar lugar a situaciones de desajustes de liquidez durante la fase de pensionista. “En los próximos años se desarrollarán nuevos productos financieros que permitan monetizar la vivienda en propiedad”, creen.

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