¿Cómo afecta la subida del petróleo al mercado de deuda de EE UU?
La rentabilidad de la deuda con vencimiento en 2028, al filo del 3% El diferencial con el alemán toca niveles hace 29 años
Déjà vu. Esa es la sensación que impera en el mercado de deuda estadounidense. La calma vivida entre los inversores de renta fija en marzo vuelve a tambalearse. La rentabilidad de la deuda retoma la tendencia alcista y ayer el bono americano con vencimiento en 2028 a punto estuvo de rebasar la cota del 3%. Se quedó a las puertas (2,98%), pero el repunte de tres puntos básicos respecto al cierre del viernes fue más que suficiente para que la deuda a diez años alcanzara máximos de enero de 2014.
Como ya ocurriera en febrero, mes en el que saltaron todas las alertas, los inversores se van desprendiendo poco a poco de los bonos que tenían en cartera para escapar a las pérdidas asociadas al repunte de los tipos en el mercado secundario. De nuevo el fantasma de la inflación se convierte en la gran amenaza.
“Están subiendo los tipos a largo plazo porque las expectativas de inflación comienzan a revisarse al alza. Se espera que el índice del consumo personal (PCE) –la variable de precios más seguida por la Fed– alcance pronto este año el objetivo de la institución del 2% y que se mantenga por encima de este nivel los próximos años”, explica Juan José Fernández Figares, director de análisis de Link Securities. “De ser así, la Fed puede que decida acelerar su proceso de alzas de tipos”, añade.
Si en febrero el detonante fue la inflación salarial ahora lo es el repunte de las materias primas y más concretamente del petróleo ante el conflicto en Siria, los ataques de Donald Trump a la OPEP (les acusa de inflar los precios) y la expectación que causa la reunión del cártel en mayo. Aunque ayer el barril de crudo puso freno a la escalada sigue sin abandonar los máximos de 2014. “Un petróleo demasiado caro es una potencial amenaza tanto para la renta fija como para la variable en unos momentos en los que la inflación ha vuelto a ser una amenaza real”, defienden desde MacroYield.
A la espera de ver si los datos confirman las expectativas de inflación, los inversores ponen en precio una subida adicional de los tipos en EE UU. En la reunión de marzo el presidente de la Fed, Jerome Powell, acordó posponer el endurecimiento de la política monetaria a 2019. Sin embargo, la recuperación de los precios lleva a los más desconfiados a prever tres alzas más en los próximos ocho meses. “La probabilidad de una cuarta subida de tipos este año ha crecido en los últimos días hasta el entorno del 40%” afirman desde Link Securities. Por su parte, los expertos de MacroYield esperan que en junio, septiembre y diciembre el comité opte por elevar las tasas y cerrar el 2018 en el 2,5% y 2,25%.
La subida de las rentabilidades en EE UU tiene un efecto limitado en la eurozona, muy dependiente aun de las medidas ultralaxas del BCE. El tipo del bono alemán a diez años recupera cotas de hace siete semanas y alcanza el 0,63%. Aún con estas subidas el diferencial entre la deuda germana y la estadounidense llegó ayer a marcar su nivel más alto en 29 años. Puede que lo revalide en las próximas sesiones si en EE UU cobran fuerza las expectativas de repunte de la inflación y el BCE, por su parte, decide mantener su política monetaria acomodaticia.
El jueves Mario Draghi comparecerá ante la prensa al término del consejo de gobierno. Desde Link Securities prevén que el banquero extienda el programa de compra de activos más allá de septiembre. La baja inflación (se sitúa en el 1,3% frente al objetivo del 2%), las recientes disputas comerciales a nivel internacional con EE UU y China como protagonistas y la fortaleza del euro frente al dólar son motivos suficientes prolongar las medidas acomodaticias.