Fernández: “Trabajamos en un fármaco que puede cambiar el alzhéimer”
El presidente de MSD, Ángel Fernández, considera que la situación del mercado es buena
MSD, la quinta farmacéutica del mundo por nivel de ingresos a 31 de diciembre de 2015, con casi 35.000 millones de euros de facturación, ya no fabricará vacunas junto a Sanofi Pasteur. La joint venture que unía a ambas compañías para producir y comercializar vacunas en Europa expiró en enero. Ángel Fernández (Hellín, Albacete, 1957), presidente de MSD para España y Portugal desde 2012, asegura que la disolución ha sido amistosa y se debe a cuestiones estratégicas.
La joint venture ha durado dos décadas. ¿Qué vacunas se quedará cada empresa?
Tanto Sanofi como MSD han recuperado las suyas, que estaban completamente identificadas. En el Acuerdo Marco del Gobierno en el que se incluyen todas las vacunas del calendario de vacunación ya nos hemos presentado como MSD. Entre ellas tenemos Gardasil, para el virus del papiloma humano (VPH), que evita que se produzca el cáncer cervicouterino en la mujer. Todas las niñas de 12 años se la tienen que poner. Otra importante es RotaTeq, para el rotavirus, que no está incluida en el calendario. Varivax, para la varicela, y la triple vírica, contra el sarampión, rubeola y paperas, también son nuestras, como otras para que no cronifiquen la hepatitis A y B. Estamos orgullosos de poder haber retomado nuestros orígenes.
“La unidad de mercado es solo teórica”
¿Qué momento atraviesa el sector?
Como industria, hemos sido capaces de llegar a un acuerdo con Hacienda y Sanidad según el cual, si el gasto farmacéutico crecía por encima del PIB, nos comprometíamos a compensar la diferencia. Eso da estabilidad al sector.
¿En España hay unidad de mercado?
Existe a nivel teórico. Hay que trabajar para que las regiones mantengan un equilibrio de inversiones y prestaciones y para lograr que la tarjeta sanitaria única sirva en todo el país.
¿Por qué se ha decidido disolver la joint venture?
El acuerdo arrancó hace 20 años y ha sido muy exitoso. Pero hay otras investigaciones a futuro que requieren inversión. Y se tomó la decisión de que cada compañía vaya por su lado para tener sus propios desarrollos. No ha habido ningún conflicto, ni mucho menos. Simplemente ambas compañías querían retomar su propio negocio por separado.
¿Cómo se ha reintegrado la parte de vacunas en la estructura de MSD?
Hubo una serie de personas que recibieron una oferta de empleo para venirse a la compañía y con otras se llegó a un acuerdo. No ha habido ningún conflicto social. También hemos complementado el equipo de vacunas con más personal, que ha sido reasignado de otros puestos a esa división.
¿Qué fármacos lanzarán este año?
Estamos lanzando un producto, Zinplava. Ya está aprobado por la agencia europea y española. Aún no tiene precio, con lo cual todavía no hay una aprobación de precio y reembolso por parte de Sanidad. Es un producto que combate una enfermedad casi rara, Clostridium difficile, una bacteria que produce problemas de diarrea de forma crónica. También tenemos Zerbaxa, un antibiótico que combate gérmenes resistentes gramnegativos, los que no pueden ser erradicados con antibióticos convencionales. Ambos son productos de nichos específicos, que no cubren grandes cantidades de población. También vamos a aumentar alguna indicación más en el área de inmunooncología.
¿En qué medicamento?
En Keytruda, que está aprobado en dos indicaciones, melanoma maligno y en cáncer de pulmón en segunda línea. Estamos esperando que la Agencia Europea lo certifique como medicamento de actuación en primera línea, lo que podría ser inminente. Esta ampliación es el resultado de una intensa labor de investigación que ha dado sus frutos en los últimos años.
¿En qué otras áreas han tenido avances últimamente?
Tenemos un producto para la hepatitis C, Zepatier, que fue aprobado el año pasado. Ya fuimos pioneros en los años ochenta con la hepatitis crónica. Otra área, como le decía, es la de la inmunooncología, encaminada a conseguir que nuestro sistema inmune reaccione en contra de una célula cancerígena y la combata. También estamos invirtiendo muchísimo, aunque todavía no hayamos sacado ningún fármaco, en alzhéimer. Tenemos una molécula en fase III, los últimos ensayos clínicos que marcarán si se puede o no comercializar. Si consigue éxito, este fármaco alterará el curso de la enfermedad.
¿Qué perspectivas de negocio estiman para este año?
Las perspectivas son muy positivas. Por un lado, ponemos en el mercado productos nuevos: en hepatitis crónica; en inmunooncología, que nos va a dar posibilidades de negocio incrementales en 2017, y en vacunas, donde hasta ahora operábamos con Sanofi. Pero al mismo tiempo tenemos varios productos que pierden su patente este año: es el caso de Arcoxia, para la inflamación, o de Fosavance, para la osteoporosis. Las cifras de 2016 todavía no están publicadas. En 2015 vendimos en España unos 905 millones, 800 en salud humana y otros 100 en salud animal. Estamos incrementando nuestra fuerza laboral, compuesta por unas 1.250 personas, en un 2%.
¿Qué objetivos tienen para España?
España está participando en el 75% de todos los programas de investigación clínica de la compañía en el mundo. Nuestro equipo es valorado en el grupo. Queremos seguir trabajando en la prevención, en vacunas. Vamos a incorporar dos nuevas en un futuro próximo. También en inmunooncología y alzhéimer. Queremos crecer con nuestros propios desarrollos y también buscando oportunidades de negocio con otras compañías, ya sea a través de alianzas o de compras.