¿Es el fin de la globalización?
Profesores y expertos debaten en el IESE sobre los retos y amenazas empresariales
“La globalización no ha muerto... todavía". El vaticinio es del profesor de dirección estratégica del IESE Pankaj Ghemawat, en su análisis sobre los impactantes resultados de unas votaciones populares recientes, como son el Brexit en Reino Unido y las elecciones estadounidenses. En su opinión, la actitud ambivalente con el flujo de capitales extranjeros del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, es un elemento de alerta. “Todavía no se ha desmoronado pero hay riesgos, como la política comercial de Trump, mucho más importantes que la restricción de los flujos migratorios", señaló Ghemawat, para quien es un error pensar que el cielo es el límite, aunque los expertos llegan a conclusiones como que los líderes empresariales no han hecho contrapunto a las tendencias. “No se puede confiar todo a los políticos. Las empresas tienen que implicarse y ser el cambio, tienen que ponerse manos a la obra”, explicó.
El docente formó parte del plantel de ponentes que participaron en la IESE Global Alumni Reunion, que congregó en el Palacio de Congresos de Barcelona a 2.500 asistentes.
La globalización y sus amenazas fue uno de los temas centrales de la jornada. Sobre ello también habló el director de la Oxford Martin School, Ian Goldin, quien afirmó que “el sistema actual es inadecuado para gestionar los retos de la globalización", ya que existe un descontento justificado por el incremento de las desigualdades. “Desde los años noventa se ha creado más comercio y más trabajo, pero también más vulnerabilidades. Es necesario gestionar el futuro y necesitaremos más inversión en la actividad global, porque si no gestionamos los problemas en su conjunto, si no se controlan las pandemias, la globalización se desmoronará y sería una tragedia para todos", afirmó el profesor de globalización y desarrollo en la citada escuela, adscrita a la Universidad de Oxford.
Menos expatriados, más talento local
Uno de los retos planteados en la reunión de antiguos alumnos del IESE, según señaló el presidente de Barclays Africa Group, Francis Okomo-Okello, es pensar de forma global con responsabilidades globales, pero sobre todo afrontar el crecimiento empresarial teniendo en cuenta a los profesionales locales. “Son los que mejor entienden los aspectos culturales de los negocios, hay que desarrollar talento en cada país”. A ello se refirió también el director de estrategia de Gas Natural Fenosa, Antonio Basolas, quien señaló que dos tercios de los 20.000 empleados de la compañía trabajan fuera de España. “La internacionalización ha sido nuestro motor de crecimiento, ya que estamos presentes en 30 países, y todo esto ha sido posible gracias a las personas, a la integración de los equipos y a la gestión de los profesionales extranjeros”. Según señaló, cuando la compañía energética comenzó su expansión en 1992, se enviaron fuera de España a 30 personas a trabajar a Buenos Aires. “En una reciente operación que hemos hecho en Chile y en Argentina solo hemos enviado a tres españoles”, afirmó Basolas.
Es un ejemplo de la estrategia emprendida por la compañía, que apuesta por el talento local. En la actualidad, Gas Natural Fenosa tiene repartidos por las tres decenas de países en los que está presente a un centenar de profesionales procedentes de la matriz española. “Para nosotros era importante incluir a las personas de las empresas que compramos y enseñarles nuestra cultura y procedimientos. Es la mejor forma de integrar. Siempre tendremos expatriados pero tenderemos a disminuir la cifra”, señaló el directivo.
Por su parte, el presidente del grupo Puig, Marc Puig, destacó también la fuerza que supuso para la empresa familiar el hecho de salir a vender perfumes fuera de España. De hecho, tan solo un 14% de las ventas proceden del mercado nacional. “Apostamos por el talento internacional, queremos gente preparada porque nuestra industria está cambiando de manera radical, la manera en la que se lee o las recomendaciones por internet”. De hecho, para Marc Puig, “cada 10 o 15 años las empresas deben encontrar su camino”.
Una de sus recomendaciones, en este sentido, tiene que ver con la integración del “riesgo sistémico en la toma de decisiones empresariales”, ya que si no se hace “la globalización puede ser vista como una amenaza". También afirmó que el reto es conseguir que las políticas que pongan en marcha los Gobiernos sean lo más sabias posible. “Necesitamos ética y toma de decisiones sensatas", afirmó Goldin, que propone desarrollar un modelo de gobierno global, capaz de pensar en el largo plazo, cultivar la flexibilidad y resiliencia del sistema financiero y apostar por los valores con el fin de luchar contra el descontento. “Construir muros más altos no nos va a salvar del cambio global", señaló.
Por su parte, la secretaria general de la Conferencia Iberoamericana, Rebeca Grynspan, hizo hincapié en que el índice de desarrollo humano (IDH) ha mejorado en todo el mundo gracias a la globalización, “pero a la vez se han incrementado las desigualdades y el impacto negativo sobre el medio ambiente". La sensación de desigualdad ha emergido en la población de todo el mundo. “Debido a la conectividad, a las redes sociales, la gente sabe que la riqueza se queda en manos de otros. Y ante este tipo de injusticia surge una “reacción política antiglobalizadora, que exige una reducción del comercio libre y una vuelta al proteccionismo". En opinión de la economista, este es el mayor riesgo al que nos enfrentamos hoy día. “La sociedad y la economía van más rápido que los cambios institucionales, y los jóvenes se distancian del modelo político, ya que piensan que son corruptos y estafadores".
Existen dos caminos, agregó Grynspan: “podemos ser la generación que acabe con la pobreza extrema o la que viva mejor que las generaciones que nos sucedan". Porque, ante todo, es necesario que “la gente tenga esperanza”.
En este sentido, las escuelas de negocios deben preparar y formar a los futuros profesionales “para estar conectados con las investigaciones que salgan de la calle. Es importante que se sepa de qué se habla", afirmó el profesor Ghemawat. Sobre este asunto ahondó Goldin, quien afirmó que el consumidor global exige un pensamiento también global, elasticidad para abrazar el cambio y tener en cuerna la ética. “Las empresas han dejado caer a mucha gente, y en la actualidad tenemos escasez de líderes políticos, con visión, que entiendan el mundo". Porque entender lo que pasa alrededor, añadió Grynspan, significa entender cómo se dirige una empresa, pero también cómo se gestiona la sociedad.
- ¿Políticos o empresarios?
El presidente de Barclays Africa Group, Francis Okomo-Okello, recomendó no dejar el mundo en manos de los políticos y defendió que su continente tenga una posición de liderazgo como socio competente, ya que reúne las condiciones idóneas para apostar por este mercado. “Es necesario adoptar un enfoque de liderazgo colaborativo. Por ejemplo, la experiencia del Brexit nos dice que algo está pasando y enfatiza que el proceso se podía haber hecho de manera diferente”. Y señaló además que se debe “pensar de forma global y actuar de manera local, porque el futuro pasa por desarrollar capacidades locales dentro del panorama global”. Las empresas deben contar, añadió este miembro de la comisión de asuntos sociales y ética de Barclays, con beneficios de escala y “los líderes deben determinar el rumbo y esto se puede hacer con la globalización”.
La gran expansión internacional, la caída de las fronteras y el libre comercio pueden ser una amenaza, como lo fue en otra época el Renacimiento, el movimiento cultural que nació en Europa y que sirvió de enlace entre la Edad Media y la Edad Moderna, “una época gloriosa que se desmoronó, y de todo ello hay que aprender, para que no vuelva a suceder”, concluyó Ian Goldin.