La UE ataca las barreras nacionales en la venta de fondos de inversión
La Comisión prepara una norma para facilitar la comercialización en otros países
La Unión Europea, pese al brexit, trata de reforzarse, al menos en el terreno económico, con el proyecto para construir una integración absoluta de los mercados de capitales en 2019. Uno de los grandes hitos será la liquidación centralizada de los valores en septiembre del año que viene en una plataforma desarrollada por el BCE.
Al mismo tiempo, y pese a que existen mecanismos para que haya competencia efectiva entre los distintos países en la venta de instituciones de inversión colectiva desde 1985, la Comisión Europea ha lanzado el germen de la que será la futura regulación de los fondos de inversión en la UE.
La inversión colectiva, en la que se incluyen las sociedades de inversión de capital variable (sicavs), mueve más de 14 billones de euros en los 28 países, y aunque el 57% de los productos se distribuye en varios países, todavía existe una fuerte control del mercado por parte de las gestoras nacionales.
El documento, que estará a sometido al escrutinio de todos los afectados hasta el próximo 2 de octubre y que puede consultarse en CincoDías, recuerda que la última versión del pasaporte comunitario se reguló a través de una directiva que entró en vigor en julio de 2010. Esta fórmula ha permitido que cualquier fondo autorizado por el supervisor correspondiente de un país de la Unión Europea –en España, por la CNMV– pueda comercializarse en cualquier otro estado.
Muy cerca del récord en España
Los fondos de inversión extranjeros han logrado su hueco en España con más de 116.000 millones de patrimonio a finales de junio. El importe roza el récord de diciembre de 2015 (118.000 millones). “España es, sin duda, uno de los países en los que más presencia de instituciones de inversión colectiva extranjeras hay, pues representan un tercio del total comercializado”, señala Elisa Ricón, directora general de Inverco. Los fondos nacionales tenían cerca de 225.000 millones a cierre de agosto, récord desde febrero de 2008.
Desde Inverco, aseguran que la iniciativa “contribuye a que se armonicen las legislaciones entre países y a que desaparezcan trabas domésticas que pueden forzar la deslocalización del ahorro, como la exigencia de un número mínimo de inversores, que no existe en ningún país de Europa, salvo España y Portugal”.
Pero la Comisión considera que “se pueden adoptar más medidas para profundizar en el mercado único de fondos en la UE”. Pese a que más de la mitad de los fondos se comercializa en más de un país, un tercio de ellos solo lo hace en uno más –existe, por ejemplo, un claro mercado ibérico, con gran presencia de fondos españoles en Portugal–, y otro tercio se vende en no más de cuatro países.
Lo sorprendente es además el tamaño de los fondos. El número total en la UE es muy superior al de Estados Unidos, con más de 30.000 frente a unos 7.000. Pero el volumen medio de cada instrumento en el Viejo Continente es de unos 200 millones de euros, cuando al otro lado del Atlántico alcanza los 1.400 millones. Esto tiene consecuencias en las economías de escala y en sus costes, lo que impide a los fondos de menor tamaño abrirse camino en el extranjero. El documento reconoce las preferencias culturales hacia los fondos gestionados en el país y la falta de incentivos a que las gestoras compitan más allá de sus fronteras. Pero también señala con el dedo al obstáculo, el más importante para las gestoras pequeñas, de las barreras reglamentarias.
Los costes de distribución son elevados. La falta de una red bancaria dificulta su comercialización, a lo que se suma el coste de cumplir con la regulación de cada país. Los requisitos sobre promoción y publicidad del estado importador del fondo tampoco son homogéneos. Algunos de los reguladores de los mercados cobran una tasa por la tramitación del pasaporte, cuando la normativa comunitaria prohíbe expresamente a la autoridad de acogida imponer requisitos o procedimientos administrativos a la distribución transfronteriza. También exigen el establecimiento de algunos requisitos que suponen ventajas para los inversores que tienen costes que no se justifican por su valor añadido. La tributación es otro gran escollo, por la falta de acceso a los tratados fiscales y las dificultades en la obtención de devoluciones de la retención de impuestos.
Las siete grandes controlan el 67% de cuota
Las firmas con más porción de la tarta del negocio de inversión colectiva en España son CaixaBank AM (con un 18% a cierre de agosto), seguida por Santander AM (15,3%), BBVA AM (13,2%), BanSabadell Inversión (6%), Bankia Fondos (5,6% también), Allianz Popular (4,7%), KutxaBank Gestión (también, un 4,7%). En total, suman un 67,1% del patrimonio.
Después, aparecen cerca de otras 70 firmas con patrimonios que van desde los poco más de cinco millones de Gestefin, que solo tiene bajo su batuta el Fonmaster 1, e Ibercaja Gestión, con 9,3 millones de euros a poca distancia de KutxaBank Gestión.
El sector sigue estando muy fragmentado, con cerca de 2.300 fondos, de forma que el patrimonio medio es inferior incluso a los 100 millones de euros. Con todo, ha habido consolidación en los últimos 10 años. Por ejemplo, en 2010 había alrededor de un centenar de gestoras. La reducción es del 23%.
La consolidación se ha producido en los últimos tiempos, pero a cuentagotas, con la adquisición de la gestora de las aseguradoras, Inverseguros –que además cuenta con otros negocios, como el de intermediación bursátil–, adquirida el pasado marzo por Dunas Capital. También Trea se hizo el pasado abril con la gestora de Banco Madrid por 16,5 millones y más recientemente el equipo directivo de Tressis compró la entidad, tanto la gestora, con 3.500 millones de patrimonio total, como su intermediario en Bolsa.