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Crisis del grupo de ingeniería

Consulta los ases en la manga que guarda Abengoa en la letra pequeña de su rescate

Torre de Abengoa en una de sus plantas solares.
Torre de Abengoa en una de sus plantas solares. Reuters

El acuerdo firmado entre Abengoa, los hedge funds y los bancos contempla la posibilidad de realizar una segunda quita de hasta el 80% a los acreedores que opten por capitalizar su deuda pero rechacen inyectar más dinero en la compañía o aportar avales. Será así si el pasivo antiguo excede los 2.700 millones de euros.

La letra pequeña del plan de reestructuración guarda una nada velada amenaza a los acreedores que acepten capitalizar hasta un 70% de la deuda de Abengoa pero opten por no inyectar más dinero en el grupo de ingeniería. El grupo se guarda la posibilidad de darles un segundo tajo en caso de que la deuda antigua –que suma unos 9.000 millones de euros en la actualidad– exceda de los 2.700 millones tras la ejecución del plan de salvamento.

Abengoa reconoce que, si el pasivo antiguo supera esa cuantía tras ejecutar la capitalización en cualquier momento posterior a la firma del acuerdo de reestructuración, la deuda vieja podrá sufrir una nueva quita de hasta el 80% sobre el valor nominal previo a la metamorfosis. 

El esquema para 100 euros quedaría de la siguiente forma: se capitalizarían 70 euros, que se transformarán en acciones con un valor todavía indeterminado, y quedarían 30 euros como deuda. En función del compromiso del acreedor con el plan de salvamento, esos 30 euros pueden llegar a transformarse en 20 euros, resultantes de una quita del 80% del valor nominal (100) anterior a la capitalización. Esta situación no tiene por qué producirse, pero es una posibilidad que queda negro sobre blanco en el plan.

3,23%

es lo que cayeron ayer las acciones B de Abengoa, hasta 0,21 euros. Las A cedieron un 5,34%, hasta los 0,62 euros.

232

millones de euros es la capitalización de Abengoa a cierre de ayer. En los máximos que marcó en septiembre de 2014 llegó a valer 3.800 millones.

1,5%

es el interés anual que recibirán los dueños de la deuda antigua. Solo un 0,25% será en efectivo.

Los acreedores que hayan aceptado transformar parte de sus bonos antiguos en nuevas acciones de la compañía pero que hayan desestimado aportar más dinero, ya sea en efectivo o con avales, se quedarán con un 30% de deuda considerada júnior (con mayor riesgo). Los que inyecten efectivo o pongan garantías tendrán deuda sénior.

La denominada deuda júnior, además de la eventual quita adicional, quedaría, en caso de problemas, por detrás del pasivo de los rescatadores que pongan más dinero sobre el tapete y su repago comenzaría después, a continuación de haber liquidado los 1.170 millones de euros nuevos y la considerada deuda vieja sénior. También su plazo inicial de vencimiento será mayor, de seis años, frente a los 5,5 años de la sénior.

El objetivo de Abrams Capital, The Baupost Group, Canyon Capital Advisors, Centerbridge Partners, D.E. Shaw, Elliott Management, Hayfin Capital Management, KKR, Oaktree y Värde –los hedge funds que junto a los bancos han garantizado la inyección de 1.170 millones a la compañía– es que Abengoa tenga una deuda, una vez realizada la reestructuración, no superior a los 4.500 millones.

La segunda quita tiene, además, la misión de incentivar a los acreedores a tomar parte en la inyección de liquidez. El acuerdo de refinanciación deja tres alternativas para los acreedores. Primera, aceptar una quita del 97% y quedarse con un 3% pagadero dentro de 10 años. Segunda, participar en la metamorfosis de la financiación en capital en un 70%, recibiendo por el 30% restante un interés del 1,5% anual, pero sin poner dinero nuevo o avales y con la amenaza de otra quita. La tercera es igual a la interior, pero implica inyectar efectivo o poner avales.

La compañía espera contar con el respaldo al plan de reestructuración del 75% de sus acreedores antes de finales de septiembre para poder llevar ante el juez la solicitud de homologación antes de octubre. Será ese mes cuando reciba el dinero y la compañía reinice su actividad. Del importe, 661 millones serán dedicados a refinanciar las líneas de créditos recibidas desde el pasado mes de septiembre y cerca de 508 millones, a financiar proyectos nuevos o en marcha.

La empresa sevillana, con el apoyo de su nuevo asesor, Gonzalo Urquijo, nombrado para vigilar el cumplimiento del plan de reestructuración, ejecutará un proceso de desinversiones con el que aspira a obtener 421 millones hasta 2017.

Además, prevé desprenderse de su participación en su filial estadounidense Atlantica Yield y su proyecto estrella en México, A3T, para abonar a los hedge funds parte del dinero recibido.

Unos activos que, además, ha puesto como avales para dos de los tramos de la liquidez acordada. Los proveedores también tendrán su papel en la creación de la nueva Abengoa. Se les aplazarán pagos por unos 700 millones y sufrirán una quita por 300 millones.

Apuesta por proyectos llave en mano y concesiones

El grupo de ingeniería confía en reiniciar sus negocios en el cuarto trimestre de este año, momento en el que espera recibir los 1.170 millones de liquidez que precisa de los hedge funds y los bancos acreedores.

Abengoa ha reconocido que discontinuará la actividad de algunas de sus filiales para optimizar el flujo de caja disponible, que según los cálculos presentados este martes superará los 1.000 millones entre 2016 y 2020, ejercicio en el que prevé alcanzar un ebitda de 314 millones, por encima de los 274 millones previstos en marzo.

Una vez realizada las desinversiones previstas, el grupo prevé crecer a través de proyectos de ingeniería y construcción (EPC) llave en mano, un negocio que se restablecerá a lo largo del cuarto trimestre de este año.

Los proyectos integrados, que contemplan el diseño, la construcción y la gestión de infraestructuras para su explotación en régimen de concesión, serán retrasados hasta principios de 2018. La compañía ha modificado la estrategia de crecimiento de esta división –muy intensiva en capital– para ceñirse al plan de reestructuración y solo aceptará proyectos concesionales que no supongan el desembolso de más de un tercio del equity.

La parálisis que vive Abengoa desde su entrada en preconcurso en noviembre de 2015 ha supuesto también la pérdida de algunos proyectos. En Brasil, la Agencia Nacional de Energía Eléctrica (Aneel) podría volver a sacar a concurso en diciembre proyectos obtenidos por Abengoa y cuyas obras están paralizadas, según ha reconocido recientemente el ministro de Minas y Energía brasileño. Son proyectos para la construcción de 6.300 kilómetros de líneas de transmisión que fueron adjudicados al grupo sevillano entre 2012 y 2014.

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