Obligada a subir los tipos
No lo duden: esta semana la Fed podría hacer historia. Me refiero a la primera vez que uno de los principales bancos centrales a nivel mundial decide subir los tipos de interés sin poder afirmar del todo que la crisis, también mundial, ha sido superada. ¿O debería mejor decir que inicia la subida de tipos? Esta matización es una de las muchas que deberá aclarar la Fed. Y es que el éxito o no de la decisión, considerando la elevada sensibilidad actual de los mercados financieros, depende del comunicado que la acompañe. Algo ahora prioritario considerando la decepción del mercado tras la última reunión del BCE.
Pero, ¿por qué doy por segura la subida de tipos? Les advierto de que no soy inmune a las consecuencias de errar. Y me equivoqué en el caso del BCE. La autoridad monetaria europea se quedó muy corta en las decisiones tomadas, considerando las perspectivas del mercado. Luego hemos escuchado valoraciones de miembros del BCE en términos de expectativas excesivas y hasta fantasías en torno a algunas medidas descontadas. Pero los mercados son racionales. Y las expectativas se originan sobre la base de una combinación de datos e impresiones: datos económicos y financieros, cuando las impresiones engloban también a las conferencias previas a la reunión de varios consejeros del propio BCE.
Simplemente es que luego hemos descubierto que estas impresiones no contaban con un respaldo suficiente en la propia institución para ser aprobadas. Mala cosa para la confianza de la política verbal en el futuro… en Europa. Pero, ¿podría pasar algo similar en el caso de la Fed? Desde la última reunión de política monetaria se nos ha dado a entender que la subida de tipos en la reunión de esta semana era un hecho. Los últimos datos macro, además, la respaldan. ¿Y el contexto internacional? Aquí puede estar el principal factor de disensiones en el consejo. Ya lo fue en septiembre, tras el shock del verano en los mercados con China como foco de tensión. Ahora vuelve de nuevo la preocupación sobre China. Los precios de las materias primas se precipitan, arrastrando de nuevo a los activos y mercados financieros de los países exportadores (vaya, de la mayoría de las economías emergentes). Y en Europa, poco que decir más que el final de año se está convirtiendo en un verdadero calvario para los inversores. Sí, el contexto financiero internacional vuelve a ser un obstáculo para que la Fed ejecute ya por fin la esperada subida de tipos.
¿Lo ven?, utilizo la expresión de esperada anticipando que también lo hará la propia Fed. Y no defraudar a los mercados ahora puede ser casi prioritario a la hora de tomar cualquier decisión. Además, la subida de tipos también puede ser interpretada como la confirmación de que todos estos riesgos (en principio internacionales) son temporales o simplemente resultan de limitada importancia para la economía y los mercados en dólares. El resto es casi una máxima para la Fed: todo lo que es bueno para la economía de EE UU lo es para el resto del mundo. Y ahora lo bueno es subir los tipos de interés, sin que esto signifique que habrá una escalada automática de los tipos hasta niveles neutrales. Es más, también espero que la Fed mencione que en caso de necesidad se podría revertir la subida de tipos e incluso retomar las medidas expansivas ya aplicadas. Me refiero naturalmente a un nuevo QE. Confianza en el futuro, sí; pero sin bajar la guardia. En definitiva, la Fed puede estar obligada a subir los tipos al mismo tiempo que desearía aplazar de nuevo la decisión.
¿Les he dejado más tranquilos con todo lo anterior? Pues no era mi intención. De hecho, el nuevo deterioro de la confianza inversora de las últimas dos semanas es especialmente duro dado el momento en que se produce de final de año. Ya sé lo peligroso que es confundir la deseada estabilidad financiera con unos mercados financieros siempre alcistas. Esto último no puede ser ilimitado. Pero realmente es fundamental que las condiciones financieras sigan siendo favorables dada la acumulación de riesgos y debilidades que amenazan a la economía mundial. Subir los tipos de interés en EE UU en este escenario, defendible como he demostrado antes, puede acentuar aún mas estas amenazas a través de una mayor inestabilidad financiera internacional. La Fed deberá realmente emplearse a fondo para matizarlo. Y el resto de los principales bancos centrales mundiales, comenzando por el propio BCE, el BoJ y el Banco Central de China deben hacer lo propio para que la calma vuelva a los mercados.
José Luis Martínez Campuzano es estratega de Citi en España.