Diccionario para no perderse en la reunión del BCE
El Banco Central Europeo ha aprobado una compra de deuda pública (QE) con la que extendrá sus estímulos de la compra de ABS y cédulas hipotecarias a los bonos soberanos. El banco central parece decidido a actuar para combatir el riesgo de deflación, marcado por el inflation swap. El visto bueno al programa OMT por parte de la Corte de Justicia Europea da luz verde a la compra de deuda. ¿Todo claro? He aquí un diccionario para entender al BCE y seguir las medidas aprobadas este jueves.
QE: Siglas en inglés de Quantitative Easing (expansión cuantitativa). Es un programa de compra de deuda, pública y privada, que varios bancos centrales como la Reserva Federal estadounidense (Fed, por sus siglas en inglés) o el Banco de Japón han puesto en marcha en los últimos años para relanzar sus economías. El Banco Central Europeo (BCE) ha anunciado un programa de compra de deuda pública por un importe de 60.000 millones de euros al mes hasta septiembre de 2016, lo que supone 1,14 billones de euros en total. Según los expertos de Nomura, la medida, que supone añadir liquidez al sistema, beneficiará a las Bolsas europeas, provocará una nueva depreciación del euro frente al dólar y ofrecería más recorrido a la deuda soberana europea, cuya rentabilidad ha caído en los últimos meses hasta mínimos históricos en muchos casos, precisamente, por la expectativa de este programa de estímulos.
OMT: Son las siglas en inglés de Outright monetary transactions, operaciones extraordinarias de compra de deuda. El BCE nunca ha llegado a poner en marcha este programa, pero su planteamiento sirvió para apagar el incendio de la crisis de deuda europea en sus peores momentos (verano de 2012). Alemania recurrió ante la Justicia su legalidad y esta semana la Corte de Justicia Europea ha determinado que el OMT entra dentro del mandato del BCE, lo que en teoría da luz verde al QE europeo pese a la oposición alemana.
Estabilidad de precios. El mandato del organismo presidido por Mario Draghi tiene como objetivo que la inflación en la zona euro se mantenga “por debajo pero cerca del 2%”. En diciembre del año pasado, por primera vez desde 2009, el IPC en la zona euro entró en negativo (-0,2%). La lucha contra el riesgo de entrar en deflación es una de las razones que empujaría al BCE a adoptar nuevas medidas de estímulo.
Deflación. Es un periodo prolongado de contracción de precios, algo negativo para la economía, como demuestra la reciente historia de Japón, porque en este escenario los consumidores posponen las decisiones de compra ante la expectativa de que los precios sigan cayendo en el futuro. El descenso del precio del petróleo empuja aún más a la baja la inflación. Draghi ha recalcado reiteradamente en sus intervenciones que el BCE puede ampliar la composición o el importe de sus programas de compras si permanece el riesgo de deflación en la zona euro.
Inflation swap. El 5Y5Y inflation swap es un contrato derivado que mide las expectativas de inflación a largo plazo. En concreto, es un contrato que comienza dentro de cinco años y tiene vencimiento otros cinco más adelante y recoge lo que piden los inversores para cubrirse de la inflación. Este contrato ha caído del 1,7% al 1,4% en lo que va de año.
TLTRO: Siglas en inglés de Targeret Longer Term Refinancing Operations. Son las barras de liquidez que el BCE ha puesto desde el año pasado a disposición de los bancos. A través de ellas les ofrece dinero barato (al 0,15%) que no deben devolver hasta 2018 a cambio de que las entidades financieras concedan préstamos a familias y empresas. Fue una de las grandes medidas aprobadas el año pasado por el BCE con la intención de reactivar el mercado de crédito en la zona euro. En las dos primeras subastas, los bancos solicitaron 212.440 millones de euros, frente al máximo de 400.000 millones. Entre marzo de este año y junio de 2016, el BCE realizará otras cuatro subastas trimestrales.
Tipos negativos. Desde junio pasado, el BCE cobra a los bancos por el dinero que guardan en su depósito. El banco central cobra un 0,2% a las entidades financieras por el dinero que está inmovilizado con la intención de que los bancos lo destinen a dar préstamos. Esta tasa negativa afecta a la deuda más segura (los bonos alemanes a dos años, por ejemplo, ofrecen rentabilidad negativa).
Eonia. Siglas en inglés de Euro Over Night Index Average. Es el tipo de interés al que los bancos europeos se prestan dinero entre sí. La decisión del BCE de poner la facilidad de depósito en el -0,2% ha llevado al Eonia también a tasas negativas (-0,06%).
ELA. Siglas en inglés de Emergency Liquidity Assistance. Es un mecanismo de liquidez de emergencia que el BCE pone a disposición de los bancos de países en apuros. En concreto, de los Estados bajo un programa de rescate (actualmente Grecia y Chipre). De hecho, el banco central ha presionado a Grecia con retirarle a sus bancos el acceso al ELA si sale del paraguas de un rescate europeo. El viernes, dos bancos griegos solicitaron liquidez al BCE mediante este mecanismo ante la proximidad de las elecciones.
Consejo de Gobierno. Es el máximo órgano del BCE, donde se toman las decisiones de política monetaria. Está compuesto por los seis miembros del Comité Ejecutivo y por los gobernadores de los bancos centrales de todos los países de la zona euro. Los componentes del Comité Ejecutivo, encargado de preparar las reuniones del Consejo de Gobierno y de llevar la gestión de la institución, son su presidente, Mario Draghi, su vicepresidente, Vítor Constancio, más el francés Benoît Cœuré, la alemana Sabine Lautenschläger, el luxemburgués Yves Mersch y el belga de ascendencia alemana Peter Praet. No todos los miembros del Consejo de Gobierno votan en cada reunión. Desde este año se establece un sistema rotatorio. De los gobernadores de los bancos centrales de los cinco mayores países europeos (Francia, Alemania, Italia, España y Holanda), uno dejará de votar en cada encuentro (en el de enero será el español Luis María Linde). De los otros 14 Estados miembros, solo once votarán en cada reunión. Los miembros del Comité Ejecutivo sí cuentan con derecho de voto permanente.
ABS: siglas en inglés de Asset backed securities, activos respaldados por deuda. Son paquetes de créditos concedidos por los bancos que el BCE empezó a comprar en diciembre. Con esta medida, el organismo central quita riesgo del balance de los bancos, ya que los asume la institución presidida por Mario Draghi. Desde que comenzaron las compras, el BCE ha adquirido titulizaciones por valor de 1.800 millones de euros, según los datos publicados esta semana.
Cédulas hipotecarias: también son paquetes de créditos concedidos por bancos. En este caso se parecen a las RMBS, que son ABS ligados al mercado residencial, aunque cédulas hipotecarias son más seguras que aquellas porque todos los créditos destinados a la compra de vivienda concedidos por una entidad respaldan este activo. El BCE ha comprado cédulas hipotecarias por valor de 31.200 millones de euros.
Colateral: Son los activos depositados como garantía en el BCE por parte de los bancos cuando acuden a las subastas de liquidez del organismo central, tanto las operaciones normales como las extraordinarias TLTRO. El organismo ha relajado sus exigencias de colateral para los bancos griegos, que pueden aportar deuda soberana helena como aval a pesar de que no tiene rating de grado de inversión.
Syriza: Es el partido que lidera las encuestas en Grecia. Aunque sus tesis sobre la deuda del país, que se sitúa en el 170% sobre el PIB, se han moderado desde el impago por razones humanitarias a la apuesta de negociar una reestructuración, los planes del partido preocupan a los inversores. Puesto que la primera reunión del BCE se celebra el 22 de enero y las elecciones helenas, tres días después, algunos expertos creen que el organismo central podría esperar a su reunión de marzo para aprobar un programa de compra de deuda, cuando el panorama político en Grecia esté más despejado. Barclays cree que el BCE no esperará porque acucian las presiones deflacionistas y porque nada garantiza que en marzo el escenario esté más calmado en Grecia, ya que si no se puede formar Gobierno a resultas de un Parlamento muy fragmentado, el país debería convocar nuevas elecciones.
Troika. Formada por el BCE, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Europea, la troika tiene en su poder en torno al 80% de la deuda soberana de Grecia. La negociación de una hipotética reestructuración de la deuda helena en caso de que Syriza forme gobierno en aquel país, por tanto, debería hacerse con estas instituciones, puesto que a los acreedores privados de la deuda helena ya se les impuso una quita. El mercado duda que los activos griegos entren en los programas de compra del BCE si el país no está acogido a algún tipo de rescate.
Curva de tipos invertida. La curva de tipos de la deuda pública griega se ha invertido a causa de las tensiones sobre su situación política. ¿Qué significa esto? Que el país heleno paga más por la deuda con un vencimiento menor que por los bonos soberanos a largo plazo. Esta anomalía da una idea de la incertidumbre en torno a Grecia y a sus compromisos de pago. El bono heleno a tres años ofrece un interés en el mercado secundario de deuda del 10,1% y el que vence dentro de tres décadas, del 7,7%.
Par eurodólar. Draghi mostró hace meses su inquietud por el tipo de cambio, ya que un euro fuerte entorpece las exportaciones de las empresas europeas. Sus medidas expansivas y las expectativas de nuevos pasos del BCE, junto al final de los estímulos en EE UU y la previsión de que el país estadounidense subirá los tipos este año, han provocado una caída del euro frente al dólar superior al 14% en los seis últimos meses. La depreciación del euro es uno de los efectos buscados por el BCE. Algunos expertos creen que el euro podría acercarse a la paridad con el dólar a finales de año, mientras otros creen que se mantendrá entre los 1,1 y los 1,2 dólares (ahora cotiza en 1,17 unidades de billete verde).