_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Sin talento no habrá recuperación

La tímida recuperación económica puede ir acompañada de no pocas frustraciones. Resulta paradójico, pero es real: muchas empresas en todo el mundo tienen dificultades para encontrar los perfiles profesionales que necesitan. Un desajuste de talento que puede comprometer la recuperación.

La crisis ha ralentizado la actividad económica, pero esto no supone que todo siga igual que hace siete años. Al contrario, las empresas y los mercados de todo el mundo han sufrido profundas transformaciones que reclaman una nueva generación de talento que poco o nada tiene que ver con el pasado. De alguna manera, hay sectores y profesionales que se han quedado fuera de juego y que tendrán serias dificultades para incorporarse a las nuevas dinámicas.

Según el último informe Hays Global Skills Index, la ligera recuperación económica de España no impide que el mercado laboral siga sometido a enormes presiones, mayores incluso que hace un año. Nuestro país tiene una gran dificultad para cubrir algunos puestos en las industrias de alta cualificación, aunque se observa una mejora en la flexibilidad del sistema educativo. Además de los elevadísimos índices de desempleo, especialmente entre los más jóvenes, siguen siendo preocupantes cuestiones como la participación de la población activa, el desempleo estructural y al aumento de los salarios en las industrias de alta cualificación, provocado por la dificultad de encontrar profesionales con el conocimiento que necesitan las empresas.

Pero ¿cómo hemos llegado a este punto? Son muchas las causas. La primera y la más importante es el tradicional desencuentro entre la Universidad y la empresa, que provoca que los currículos académicos den pocas respuestas a las necesidades cambiantes de las empresas. Además, la elección de una carrera no se realiza atendiendo a una situación objetiva del mercado laboral sino a preferencias personales. La consecuencia es sencilla: hay sobreabundancia de titulados en especialidades poco demandadas y gran escasez de otras que sí reclaman las empresas.

El estudio de Hays, que analiza las 31 economías más importantes del mundo, reclama la colaboración de las empresas con las autoridades educativas para crear sistemas que aseguren que todos los países generan los graduados que el mercado necesita. Además, señala que las empresas deben participar en el diseño de los programas de estudio para que las universidades y otras instituciones educativas puedan formar profesionales con las habilidades que reclaman. También pide apoyo financiero e incentivos para aquellas empresas que fomenten la formación de sus empleados. Un apoyo que extiende a aquellos grados que faciliten la adquisición acelerada de habilidades en áreas como la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas.

En otro ámbito, el informe indica que los gobiernos y las empresas deben colaborar para acometer reformas laborales que faciliten el aumento de la disponibilidad de trabajadores con las habilidades requeridas. Además, anima a las empresas a mejorar su capacidad para retener a los trabajadores mayores y ayudarles a mantener sus habilidades relevantes y para atraer a los jubilados de nuevo al puesto de trabajo para cubrir determinadas carencias. En paralelo, recomienda a las empresas contratar aprendices y subvencionar programas de capacitación para dotar a los trabajadores más jóvenes con las habilidades necesarias.

En paralelo, el informe apuesta por fomentar la flexibilidad laboral y nuevas estrategias de recursos humanos que permitan crear reservas de talento, así como a realiza reformas legislativas que permitan a las empresas contar con una fuerza laboral equilibrada que beneficie tanto a los trabajadores fijos como a los temporales. Además, señala que los gobiernos deben establecer una distinción clara entre la inmigración masiva y la migración cualificada que permita a las empresas acceder a los trabajadores con las aptitudes que necesitan. Según el informe, las empresas deben tener acceso al talento, esté donde esté, algo que en la mayoría de los países del estudio choca con una pesada burocracia y la falta de cintura de los gobiernos. Por ello pide a los gobiernos que trabajen más estrechamente con las empresas para facilitar políticas de inmigración que permitan cubrir las necesidades de talento de las empresas que no cubren los trabajadores locales, apoyando la movilidad global del trabajo y poniendo en valor la contribución de los inmigrantes cualificados a las sociedades. Por su parte, las empresas deben adaptar sus políticas de recursos humanos para atraer y retener a trabajadores cualificados del extranjero, teniendo en cuenta diferentes factores de motivación y los problemas de reubicación.

Estas recomendaciones son cada vez más críticas, ya que los cambios que se han realizado hasta la fecha son insuficientes y apenas se reflejan en la realidad del mercado. Si no somos capaces de ajustar la correspondencia entre las habilidades que se piden y las que se ofrecen, asistiremos a un incremento de la presión salarial y a una dificultad cada vez mayor para encontrar los profesionales necesarios en los puertos claves del negocio. Si no cambiamos, agotaremos los incipientes brotes verdes y cualquier esperanza sólida de recuperación y creación de empleo a medio y largo plazo.

Christopher Dottie es Managing director de Hays España.

Archivado En

_
_