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El Foco
Tribuna
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Fraude y blanqueo de capitales

El fraude fiscal, el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo son el ébola de la economía mundial. En cifras, más de 2,3 trillones de euros, es decir, 2,3 seguido de 18 ceros, era el fraude fiscal estimado a nivel mundial a finales de 2011, según un estudio de Tax Justice Network.

El fraude fiscal en España se sitúa en torno al 3,5%-4% del PIB, lo que supondría hasta 40.000 millones de euros, como señala el estudio del año 2013 de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea).

La lucha contra esta infección ya traspasa fronteras en un ejercicio cada vez más planetario

Estamos a tiempo de combatir esta infección, al menos en el ámbito empresarial, solo hace falta voluntad, honradez y trabajo para desarrollar la vacuna.

En las últimas décadas asistimos al desarrollo creciente de diversos marcos legislativos, metodológicos y de soluciones informático-tecnológicas sobre estos temas del Grupo de Acción Financiera (GAFI), del Comité de Basilea, del Grupo de Wolfsberg, del Grupo de Egmond, etcétera. Esta lucha contra el fraude –en sus dos vertientes, proactiva y reactiva– ya traspasa fronteras y su ejercicio se vuelve cada vez más planetario.

A tal fin, el 6 de mayo de este año fue publicado en el BOE el Real Decreto 304/2014, por el que se aprueba el reglamento de la Ley 10/2010, de Prevención del Blanqueo de Capitales y de la Financiación del Terrorismo. En el artículo 35.3 de dicho reglamento se dice: “Los sujetos obligados, cuyo volumen de negocios anual exceda de 50 millones de euros o cuyo balance general anual exceda de 43 millones de euros, contarán con una unidad técnica para el tratamiento y análisis de la información. La unidad técnica deberá contar con personal especializado, en dedicación exclusiva y con formación adecuada en materia de análisis”.

Los españoles tienen fama de reaccionar tarde a todo aparato legislativo, pero en este caso la respuesta ha sido rápida. Así, la Asociación Nacional de Entidades Financieras de Crédito (Asnef) organizó el pasado mes de junio una jornada para sus asociados con el objetivo de exponer las claves del tratamiento y análisis de información, en relación con el cumplimiento del artículo 35.3 del citado real decreto.

En dicha jornada, a la que fui invitada como ponente, se expuso como prioritario que en los tiempos que corren se hace urgente y perentorio aprender a administrar con nueva inteligencia los riesgos, advertir con tiempo las amenazas (evidentes y ocultas, externas e internas) y paliar en fases tempranas sus efectos. A tenor de todo ello, el tradicional enfoque interno que rige la gestión de la incertidumbre y de los riesgos debe complementarse cuanto antes con un enfoque hacia fuera, manejando toda aquella información del entorno que, en términos relacionales y proyectivos, enriquecería valiosamente el conocimiento de los clientes y sus operaciones.

Las unidades técnicas de tratamiento y análisis de información a las que hace referencia el Reglamento 304/2014 deberían ser competentemente diseñadas y estructuradas precisamente para dotar a la empresa con el máximo poder anticipativo y preventivo de todos los recursos informacionales, transaccionales y operativos en la lucha contra el fraude. Los nuevos diseños de los sistemas encargados de ello deberían contener módulos interconectados, pero a su vez independientes, dedicados, por un lado, a la gestión de la información interna de la empresa y por otro, a la información externa y de sus clientes. Este es el principio que asegurará la identificación, seguimiento y conocimiento profundo, diestro y extendido de los clientes.

Hace falta repensar los enfoques y métodos tradicionales de tratamiento y análisis de información

Entre los conceptos básicos en el ámbito de la gestión de riesgos están la amenaza, la vulnerabilidad, la prevención y la mitigación. Por lo general, la prevención se relaciona con la anticipación, mientras que la mitigación lo hace con la corrección.

Permitiéndome una simplificación por motivación didáctica que facilite la comprensión, diría que si una empresa apuesta por un riesgo cero, el foco se pone decididamente en la prevención. La prevención obra sobre la amenaza, aunque las acciones se aplican tanto sobre la amenaza como sobre la vulnerabilidad. Si la empresa apuesta por una vulnerabilidad cero, la atención se dirige hacía el desarrollo del proceso de mitigación de riesgos: medidas de intervención que se dirigen básicamente a reducir o atenuar los riesgos. La mayoría de los modelos de gestión del riesgo integran medidas tanto de prevención como de mitigación. No obstante, es indiscutible la mayor eficacia y eficiencia de la prevención, y es donde se debe poner el foco.

El creciente dinamismo de los planos legislativo y metodológico en la prevención del fraude y blanqueo de capitales implica la imperativa actualización y fortalecimiento de los correspondientes programas en la empresa. A día de hoy no es suficiente solo probar que existen tales programas, hace falta demostrar que estas están mejorando continua y adecuadamente.

La Ley 10/2010 exige necesariamente modificaciones estructurales, metodológicas y tecnológicas. Hace falta repensar los enfoques y métodos tradicionales de tratamiento y análisis de información en materia de prevención de fraude y gestión del riesgo.

Y es que los modelos convencionales de prevención y gestión del riesgo ya se vuelven imprecisos e insuficientes en el actual espacio económico mundial tan turbulento, interconectado y carente de una regulación y controles efectivos, donde surgen continuamente tramas y modelos de fraude novedosos, lo que hace a su vez que las lecciones aprendidas de experiencias pasadas ya sirvan cada vez menos.

No debemos olvidar que para resolver problemas nuevos hay que aplicar métodos nuevos.

A tal fin existen técnicas de las otras inteligencias empresariales (inteligencia competitiva, inteligencia de negocio, inteligencia de cliente, etcétera) que podrían aportar gran valor si se integran y capitaliza su aporte anticipativo en el ámbito de la lucha contra el fraude y el blanqueo de capitales.

Estamos a tiempo de marcar la diferencia.

Sonia Gógova es directora de Soluciones ICAPy Ponente en Posgrados y Másteres enICADE y Universidad Francisco de Vitoria.

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